Dejemos atrás los calificativos. Kate del Castillo narró en primera persona su encuentro con el Chapo y el proyecto de la película sobre la vida del líder narco. No es éste el lugar para hacer crítica literaria, pero demos chance a unas pocas palabras. Atrapa, el relato mantiene la tensión.
Este escrito es parte de la respuesta de la actriz y productora mexicana nacionalizada estadounidense ante la grave acusación del gobierno de Enrique Peña Nieto de supuesta comisión del delito de lavado de dinero.
Esta acusación contra Del Castillo fue a continuación de que se publicara en la revista Rolling Stone la entrevista realizada por el actor Sean Penn al Chapo Guzmán, en los primeros días de enero, más o menos la misma fecha en que el capo narco fue “recapturado”.
Señaló la actriz a la revista Proceso: “Sólo veo el comportamiento de las autoridades mexicanas, que violaron el debido proceso filtrando información, lo que afecta directamente a mi dignidad y atenta contra la presunción de inocencia, poniendo en peligro no sólo mi vida, sino la libertad de expresión y el derecho a la información. Con su actuar, causan un daño irreparable a mi imagen”.
Como parte de su defensa ante las acusaciones del gobierno planteó “Quiero dejar en claro que mi intención nunca fue ofender al gobierno y mucho menos al Ejército y la Marina mexicana. Mi intención siempre fue hacer una película. Nunca he recibido dinero del Sr. Guzmán, ni para la realización del proyecto ni para la empresa Honor del Castillo, como se me ha acusado (las autoridades lo saben)”.
Peña Nieto, resentido
Al presidente mexicano lo dejó muy mal parado el hecho de que una actriz y un actor de carrera al norte del río Bravo pudieran entrevistar al líder del cártel de Sinaloa –“el hombre a quien la nación más poderosa del mundo había nombrado enemigo número uno”, en palabras de Kate– mientras hacía meses que el Chapo era buscado por la Procuraduría General de la República (PGR) tras su tercera fuga de un penal de máxima seguridad.
Para los grandes medios nacionales e internacionales que se aprestan a operar en favor de la alicaída figura presidencial en México es fácil convertirse en comparsas del discurso oficial. Para sus periodistas a sueldo no es indecente arrojar todo el lodo que puedan sobre Kate del Castillo. Y han dedicado a eso planas y planas de medios impresos y digitales.
Lo que hacen es tratar de desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta México. Como la turbia relación entre los cárteles del narco y la “clase política”, señalada de nueva cuenta por las declaraciones de Rosa Isela Guzmán Ortiz, hija del Chapo, quien afirma -aunque luego trató apresuradamente de desmentir al semanario inglés The Guardian- que su padre financió campañas de políticos que llegaron al poder, como explicamos acá.
Y mientras siguen la militarización, las desapariciones forzadas, las torturas, la persecución contra los luchadores sociales y los migrantes
Los grandes medios intentan ocultar la ofensiva del gobierno, el imperialismo y las trasnacionales contra la clase trabajadora, como los despidos a los maestros que no se sometieron a la evaluación punitiva, y a los petroleros, mientras salen a la luz los espurios negociados de Romero Deschamps, dirigente del sindicato del sector, con el gobierno, que a cambio de millones mantuvo amordazada a la base trabajadora.
El gobierno de Peña Nieto quiere recomponer su imagen ante el imperialismo y las trasnacionales con la captura del Chapo y la persecución de sus supuestas redes de influencia y apoyo -entre las que estarían por igual desde la actriz hasta la “chapodiputada”.
Así pretende mostrar una verdadera “guerra contra el narco”. Pero a pesar de los gestos desesperados del gobierno, el escándalo que abrieron las supuestas declaraciones de Rosa Isela Guzmán están marcando y manchando al poder político y los partidos del régimen.
Los grandes medios contra Kate
Se les hace fácil a los grandes medios, encabezados por Grupo Milenio, poner en cuestión a Kate del Castillo. Día con día se dan a conocer vínculos entre políticos de los partidos tradicionales y la prensa no se ensaña de esa manera con empresarios, funcionarios y políticos. Se cuidan muy bien de mantener un discurso donde los cuestionados son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Tampoco se ensañaron así con Sean Penn, autor de la entrevista publicada en la revista Rolling Stone.
Kate del Castillo, además de concretar la entrevista al Chapo, tuvo el “atrevimiento” de ser exitosa en la industria del espectáculo, donde latinos, negros y mujeres tienen un espacio cada vez más restringido. Porque es mujer. Porque a la vez ha roto con varios mandatos sociales que pesan sobre las mujeres, ya que Kate es una de las pocas actrices que declaró abiertamente que no tiene intención de ser madre.
Fue poco feliz el tuit “SR. Chapo, ¿no estaría padre que empezara a traficar con el bien? (…) Hoy creo más en ‘El Chapo’ Guzmán que en los gobiernos que me esconden verdades aunque sean dolorosas, quienes esconden la cura para el cáncer, el sida, etc. para su propio beneficio y riqueza”.
Pero más allá de la naturaleza de la relación entre Kate del Castillo y el líder narco, los grandes medios tratan de ocultar el sol con un dedo. Si el Chapo pudo fugarse más de una vez de prisiones de alta seguridad es porque las autoridades lo permitieron.
¿Cómo fluye sin problemas el tráfico de drogas en una frontera tan custodiada como la mexicana-estadounidense, donde los policías de uno y otro lado se dedican a cazar migrantes?
Tanto el gobierno mexicano como el estadounidense permiten que la droga siga sus canales de comercialización en el gigante del norte. Ese negocio, junto con las redes de trata, mueve millones. A los periodistas a sueldo del gran capital: señores, no sean hipócritas. |