EL ACTA-ACUERDO implica un aumento salarial en cuotas (18 %, 7.5 %, 7.5 %, 1 %) que nominalmente alcanza la cifra de 34 %, pero que “anualizado” (dados los plazos de las cuotas y su carácter no acumulativo) es de 26 % de aquí a la reapertura de la paritaria docente en febrero de 2017. Dada la inflación, implica una caída significativa de salario real. Conadu, Fedun y UDA ya habían firmado, generando malestar en su propia base no solo por el carácter inconsulto de esa firma, sino por lo bajo del aumento salarial.
La conducción del gremio (PO) propuso firmar el acta arguyendo que, aunque el aumento logrado era insuficiente, éste incorporaba parcialmente la propuesta de AGD-UBA, en particular la vuelta de la paritaria a febrero en vez de junio. A partir del debate en la asamblea, la resolución que finalmente fue puesta a votación por la conducción (votada por mayoría, 91 a 46 votos) incorporó el agregado de dejar expreso el carácter de disconformidad de la firma.
Se votaron por unanimidad mociones para que los fondos que lleguen a Conadu Histórica en concepto de “cuota solidaria” vayan a un fondo especial de apoyo a todas las luchas de trabajadores; apoyar las acciones de los estudiantes por el boleto y el presupuesto (moción que hicimos desde el PTS) y contra las acciones represivas en Tierra del Fuego y en Jujuy. Sobre el contenido del acta-acuerdo, la gran mayoría consideró que era insuficiente, muy por debajo del reclamo inicial (45 %), e incluso de la contra-propuesta de mínima (realizada por PO) que fue votada en la asamblea de AGD-UBA del martes 17/05 que establecía un piso del 20 % para la primera cuota, y había sido criticada como insuficiente por un sector de la asamblea que formuló una contrapropuesta del 35 % en una sola cuota (votada como de máxima, 76 votos contra 65).
¿Por qué firmar? Desde la conducción se adujo que permitiría participar en la comisión de monitoreo salarial de septiembre y en la de los (mal llamados) “ad honorem”, cuestión que fue repudiada por unanimidad en la asamblea por extorsiva. La cuestión pasó a si firmar o no permitía “posicionarse mejor” y ante qué. Ante los docentes universitarios, para diferenciarse de la burocracia de la Conadu encabezada por el kirchnerismo, la firma del acta no sirve. Ante la base de la Conadu, en lugar de colocar a la Conadu Histórica como alternativa, la coloca cediendo. Ante los estudiantes no es un mensaje de fortalecimiento, y menos si la única acción de lucha que se plantea es una marcha a realizarse dentro de casi un mes, el 15 de junio. Ante el propio gobierno de Macri, es más confuso aún. La Conadu Histórica viene hace 10 años siendo la única confederación de docentes universitarios que ha rechazado las acta-acuerdos afirmadas por la Conadu y la Fedun durante el gobierno kirchnerista por considerarlas insuficientes y a la baja.
Firmarlas ahora no puede sino desconcertar a los docentes. Ante el conjunto de los trabajadores, los universitarios podríamos instalar claramente nuestro rechazo al ajuste de Macri, a los salarios a la baja y a los pagos en cuotas. La firma significa, una aceptación (innecesaria) de este “contexto de ajuste”.
Luego de la marcha universitaria más grande de la última década, que mostró que la fuerza para seguir estaba y que la lucha contaba amplio apoyo popular, la conducción de la Conadu Histórica pisó el freno en lugar del acelerador y no planteó ningún plan de lucha. Luis Tiscornia (PCR), secretario general de la Federación, decidió incluso “no posicionarse públicamente”. Sin paro ni lucha, el gobierno de Macri pudo recuperarse temporariamente del golpe del jueves 12 y proponer actas a la baja. La Conadu firmó y la Conadu Histórica quedó presa de su dubitación. Y, en vez de proponer un plan de lucha, la conducción de AGD UBA propuso ir a la saga de la Conadu firmando el acta-acuerdo y llamando a una movilización para dentro de un mes.
Los docentes del PTS, en coincidencia con activistas independientes y otras corrientes que actúan en el gremio, planteamos que la no firma del acta acuerdo no significaba desconocer los limitados avances que se conquistaron en la lucha: adelantar la paritaria a febrero y una oferta salarial mayor que la inicial. Pero firmar le lava la cara a la burocracia kirchnerista de Conadu y a la de Fedun, y evita poner en el centro la denuncia de la firma de salarios a la baja por debajo de la inflación para aplicar el ajuste. |