¿Cómo ves al gobierno de Gutiérrez y al MPN en la nueva realidad política nacional y provincial?
El gobernador Omar Gutiérrez se ve cómodo con el presidente Mauricio Macri. Lo necesita para asegurarse fondos y comparte con él su visión más mercadista de la economía. A la vez, como el MPN tiene que sostener su bandera de partido provincial, se permite la posibilidad de algunas disidencias siempre y cuando no hagan al fondo de la cuestión. Un ejemplo de ello fue el rechazo al protocolo antipiquetes que no tuvo ningún tipo de consecuencia porque no fue aplicado, ni siquiera, por el gobierno nacional.
Por fuera de eso, el gobierno de Gutiérrez muestra a nivel local una cara “progresista” más asociada al período político que pasó como la creación de áreas de género, diversidad, discapacidad y derechos humanos que estuvieron ausentes en los gobiernos de Jorge Sapag. Es su marca distintiva y lo que capitaliza para demostrar un liderazgo por fuera de la sombra de su antecesor. Sin embargo, poco o nada ha modificado de la matriz y eso se ve en el sostenimiento de nombres clave como Alejandro Nicola en Energía o Jorge Lara en Seguridad.
¿Cómo ves a la oposición dentro de la Legislatura y de cara a las elecciones del 2017?
Tiene la ventaja de ser mayoría, pero no es un bloque homogéneo que pueda darle vuelta las votaciones al oficialismo. Cuando se quiere cuestionar al gobierno nacional, el MPN dispone de NCN, el PRO y la UCR para bloquear las iniciativas. Al mismo tiempo, el FPV le resulta muchas veces aliado en los temas locales porque necesita al Ejecutivo para sostener algunos gobiernos municipales.
Tiene una oportunidad grande, pero que aún no logra materializar. Su verdadera fuerza se verá cuando se empiecen a tratar temas importantes del segundo semestre como la reforma política, el presupuesto o las leyes de educación. Si bien el MPN se aseguró tener la mitad de la representación en las comisiones para controlar qué proyectos llegan al recinto, se empiezan a dar algunas minirebeliones de propios y aliados que la oposición puede salir a aprovechar.
La principal carencia sigue siendo la falta de un proyecto político alternativo claro al partido de gobierno. En la Legislatura proliferan bancas que llegaron de alianzas circunstanciales como Libres del Sur, el UNE o la UCR a las que cuesta referenciar con una propuesta de provincia concreta.
¿Qué rol ves que juegan los sindicatos (del sector privado y estatal) en la política provincial actual?
Los sindicatos estatales son actores importantes en la política provincial, al punto de que los más grandes, como ATE y ATEN, a veces actúan más como oposición que los propios partidos. Sin embargo, en los últimos años, se da un apartamiento de los gremios de los grandes debates acerca del rol del Estado y del modelo de provincia que sí supieron dar en otros períodos. Las discusiones están más ceñidas a conflictos salariales o coyunturales que se resuelven en una mesa de negociación. La exteriorización de sus diferencias internas también tiende a mostrarlos mezquinos y debilitados.
Creo que la reciente movilización de la CTA en contra de los tarifazos podría ser puntapié para que la central retome su nexo con los desocupados, las organizaciones de la comunidad, la Iglesia, que la hicieron protagonista en los 90.
En cuanto al sector privado, el sindicato de mayor visibilidad es el de Petroleros, por su obvio poder de fuego. En menor medida, la Uocra, cuya conducción mantiene estrecho vínculo con el MPN. El resto, atados a discusiones nacionales, poco escenario disputan a nivel local.
¿Cuál es tu visión sobre la izquierda en la provincia?
Por una obvia dificultad numérica en un cuerpo en donde se impone quien reúne la mayoría, su principal fortaleza está en la “tribuna”. Ha logrado naturalizar la Legislatura como un espacio al que pueden acudir diversos actores de la sociedad y ser escuchados. También generar incomodidad en el oficialismo al obligarlo a poner en discusión temas que, de otra manera, difícilmente hubieran llegado al recinto. Como bien dice un colega, “trabajarle la culpa”.
En una composición tan diversa como la actual, y con un MPN en desventaja, adquiere una potencialidad muy grande que aún no logró aprovechar del todo. Debe sacarse de encima algunos prejuicios de “purismo” y acceder más a negociar con quienes caminan una vereda distinta. | 
