Los políticos que defienden los intereses de las empresas, los CEO´s que atienden los negocios de ellos mismos y de los otros dueños. Unos subsidiaban a las empresas privadas, que invertían poco, se la llevaron en pala y que nunca brindaron un servicio más o menos digno. Los otros, los que no se ponen colorados para subsidiar a las patronales del campo y tienen cuentas en el extranjero, les parece fuera de toda “moral” mantener los precios de las tarifas de los servicios esenciales. Unos y otros.
Aranguren, el odiado CEO-ministro que ahora dice que no “calculó” el impacto de las tarifas. Pretenden que el pueblo pague los costos. El plan neoliberal de los macristas, acompañado con exigencias al pueblo, que según ellos, tiene que pagar mucho más y abrigarse adentro de sus casas, si las tuviesen. Frases de empresarios que, aunque intenten disimularlo, denotan el odio al pueblo trabajador. Veremos si su nueva jefa de discurso mejora sus dichos del mejor estilo delarruistas.
Las nuevas escenas de este show corruptivo que quema aún más al funcionario K y a sus amigas monjitas en la puertita, esta vez en la parte interna, del Monasterio. Toda una gran confesión de las intimas relaciones del Estado y la Iglesia Católica. Los que denuncian las puertitas del Señor López, no pueden explicar cómo es que amasaron sus enormes fortunas multiplicadas muchas veces durante la última dictadura militar, tampoco pueden decirnos cómo sus amigos, como Caputo y Calcaterra, se benefician de la obra pública. Y como si el colmo no tuviera límites, florecen las cuentitas off shore en la Cartera de Macri.
Cristina, en su segundo regreso a Comodoro Py, esta vez más golpeada y con menos gloria que en su primera indagatoria, e indignada por las causas por la que la imputan, no tuvo mejor defensa pública al exclamar, sin vergüenza alguna: “que antes de que Kirchner fuera intendente ya teníamos más de veinte propiedades”. La ex mandataria, incómoda hasta con su obsecuente entrevistador Navarro, está en su peor momento.
Y en el medio de todo, los jueces, esa casta privilegiada ligada a los servicios de inteligencia, que ofrecen carpetazos, causas y operaciones para un lado y para el otro.
Otra puertita se abrió, la de la Rosada, para que entrara el presidente de la Corte Suprema, Lorenzetti y asesorara en “secreto” al desorientado Mauricio Macri, sobre los problemas que les está trayendo el plan A del tarifazo. ¿A dónde habrá ido a parar la tan mentada independencia de los tres poderes del Estado, base de la Constitución del orden burgués argentino?
Y mientras tanto, de la burocracia sindical ni noticias sobre cuál será su plan de acción para enfrentar a los tarifazos. Moyano, en cambio, se lo ve muy preocupado por los bissness de la AFA y la SuperLiga del fútbol criollo.
Escenas bizarras de la vida cotidiana de los principales representantes de la política argentina hablan por sí solas. |