Artistas de las artes visuales y gráficas como la ilustración, la historieta, el diseño gráfico, la pintura, el dibujo, la escultura y la animación de Argentina y todo el mundo están consternados por la muerte de este gran artista. Carlos Nine era como el Maradona o el Gardel del dibujo argentino, un crack todoterreno, un virtuoso exquisito de arte gráfico en general.
Fue uno de los principales portadistas de la emblemática revista Humo(r) en la década de los años ´80, época en la que firmaba como Yeite.
Fue conocido por ilustrar la primer edición del libro "Crónicas del Ángel Gris” y “El Libro del Fantasma” ambos de Alejandro Dolina. Mientras que en la primera época de la revista “Fierro” publicó sus primeras historietas como artista integral donde dibujaba y guionaba sus propias historias, las cuales lo instalaron como un gran dibujante a nivel mundial.
Sus principales series fueron: “Keko, el mago”, un personaje tanguero edípico y surrealista. “El Patito Saubón”, una especie de pato Donald comunista decepcionado por el estalinismo, reaccionario y existencialista. “Muertes y Castigos”, un policial negro ácido que recorría un Hollywood de caricatura, obra que le sirvió de carta de presentación para ingresar al mercado europeo.
En la segunda época de la revista “Fierro” publicó uno sus grandes personajes de historietas, “Fantagás”: relato donde un detective alcohólico llamado “Pernot” persigue a un sombrío delincuente de nombre “Fantagás” en un mundo de fábula y dibujos animados entre vahos etílicos.
Para Francia publicó “Pampa”, “Gesta Dei” y “Estampas del oeste”. Actualmente estaba ilustrando cuentos y fábulas infantiles para la editorial española “Zorro Rojo” entre ellas “Barba Azul” de Charles Perrault, “Micromegas” de Voltaire y “99 fábulas fantásticas” de Ambrose Bierce.
Fue un artista de formación académica, un gran dibujante y pintor. Fue admirado por sus pasteles que eran comparados con los cuadros de Degas y sus acuarelas se caracterizaron por un clima barroco, técnica en la cual era un gran maestro.
Se definía a sí mismo como un contrabandista de la historia de la pintura, el cine, la arquitectura, la literatura y el teatro ya que pertenecía a un menospreciado y bastardeado arte como lo es la historieta.
Dentro del ámbito de la historieta Nine era un bicho raro por su alto nivel técnico y erudición. A su vez era querido, admirado y respetado como creador y maestro. Es de destacar su generosidad y claridad cuando se refería al oficio del artista plástico en general y sobre cómo era el proceso creativo en la intimidad de su taller “sin guardarse secretos”.
Hace poco tiempo presentó su último libro editado en Argentina “Informe visual de la ciudad de Buenos Aires y alrededores”. En él reúne sus trabajos más importantes de los últimos años. En este libro podemos apreciar sus pinturas y dibujos en la estación de subte de la línea H dedicada a homenajear al autor de tango Osvaldo Fresedo. En ella se puede ver a esa gigantesca mujer-túnel que el subte atraviesa e ingresa en cada viaje, donde arquitectura y diseño se conjugan en un todo unificado con el paisaje porteño.
En la historieta fue donde Carlos Nine dejó su huella más profunda. Supo crear un mundo de personajes caricaturescos para nada inocentes cargados de erotismo que protagonizaban generalmente relatos crueles, violentos y surrealistas.
Su obra evoca al imaginario de las primeras animaciones de Max Fleischer y Walt Disney, cruzados con los gauchos de los almanaques de Molina Campos, el tango y sus malevos; los detectives, policías y asesinos de las novelas de Raymond Chandler; las películas de Jacques Tati y las primeras películas sonoras argentinas en blanco y negro. |