En la nota denominada “El 65 % de los docentes se tomó licencia por enfermedad durante el 2015”, el diario Río Negro intenta construir una representación maliciosa respecto de las licencias que los docentes rionegrinos usufructuaron durante el año 2015.
Esta notica de corte persecutoria pretende construir un manto de duda respecto al trabajo docente sin considerar o ponderar siquiera lo que implica llevar adelante la tarea de enseñanza, muchas veces en condiciones totalmente adversas para la misma. Precisamente, y en el caso de la ciudad de Cipolletti, sólo por nombrar una de las ciudades más importantes de Río Negro, se vienen denunciando desde principio de año las falencias edilicias de decenas de instituciones de todos los niveles educativos que han dejado sin clases a cientos de niños. Sin embargo esta no es la noticia de tapa del domingo, como tampoco lo es el centenar de niños de cuatro años que durante el 2016 no tuvieron lugar en el nivel inicial, habiendo adquirido carácter de obligatoriedad en el año 2015.
Detrás de una nota que pretende mostrar datos estadísticos se vislumbra una tarea de control realizada sobre el trabajo docente. Sin embargo dicho diario no se toma el mismo trabajo investigativo para reflejar las licencias tomadas por los funcionarios públicos rionegrinos que además cobran salarios de $ 80.000 de bolsillo, en el caso de los diputados. Por ejemplo, ¿cuántos certificados presentaron diputadas y diputados o ministros de Río Negro?
Por nombrar un caso, cualquiera puede visitar el sitio de la Honorable Legislatura de Río Negro donde consta la manera de pedir las licencias de los diputados que son solicitadas durante las sesiones ordinarias y se votan, entre ellos mismo, por unanimidad, como ocurriera en el caso de las sesiones de los meses de marzo, abril, mayo y junio, todas con goces de dieta. Por tomar un ejemplo, en el caso del diputado J. Ocampos del Frente Progresista, su compañera de bloque le solicita durante el mes de marzo y junio licencia por razones personales, que se le otorga por unanimidad.
Pero para seguir argumentando el contraste que no visibiliza el diario, tomando el período del año 2015 para develar las inasistencias en el sector docente, otro dato interesante es que mientras las maestras trabajan un promedio de 180 días dando clases, las sesiones legislativas durante el mismo año fueron de siete sesiones ordinarias y dos extraordinarias de marzo a diciembre, o sea, menos de una sesión por mes, considerando que en enero y febrero no se realiza ningún tipo de sesión ni trabajo en Comisiones. Es decir, 60 días de vacaciones. En lo que va del 2016 realizaron apenas seis sesiones ordinarias, continuando los pasos de la gestión anterior.
Por ultimo pero no menos grave, la nota de índole “porcentual” acerca de las licencias, pone en evidencia que casi la totalidad de las mismas responden a problemas de salud de los trabajadores de la educación y en todo caso debiera escandalizarle este medio que el mayor porcentaje de faltas sea acaso por la situación de insalubridad física o psíquica que significa hoy la tarea docente. Pero lejos de preocuparle la salud de los maestros o las condiciones de la educación pública hoy, forma opinión, cual patrón de estancia, respecto a la cantidad de días que no dio clases la maestra de la escuela. Una vez más, esto contrasta con los legisladores, que con sólo aducir “problemas personales” pueden tomarse licencias con goce de “haberes”, sin necesidad de rendir cuentas a nadie.