En la última visita del presidente a Córdoba quedo clarísimo el juego a dos puntas que viene realizando. El PRO tiene un problema de tijeras, por un lado una fuerte imagen positiva de Macri en la provincia y por otro lado una débil estructura partidaria propia. De esta forma, para poder capitalizar su imagen debe recostarse con alguno de los partidos patronales mayoritarios de la provincia (UCR o PJ).
En la visita del martes, el gobernador Schiaretti señaló con respeto a la política económica nacional que “este es el rumbo correcto”. De este modo le dio un fuerte respaldo en un momento que el gobierno nacional sufre fuerte críticas en el pueblo por las medidas de ajuste. Según una encuesta de Gustavo Córdoba, la imagen positiva de Macri bajo un 13 % en la provincia, del 76 % inicial a un 63 %. La misma encuesta señala que el 77,5 %, opina que es correcto que Schiaretti apoye a Macri. En tanto el 79,2 % calificó de positivo para Córdoba que Schiaretti ayude al presidente a tener gobernabilidad en el país.
Envalentonados por esta encuesta, el presidente y el gobernador hicieron una gran puesta en escena, en los días previos y en la inauguración de la ampliación del aeropuerto cordobés. El PJ, pícaro como siempre, aprovechó la ocasión para incomodar a los socios radicales de Macri.
Primero, tomó como adelanto de coparticipación fondos que había enviado la Nación para poner en funcionamiento el Ente de Servicios y Obras Públicas municipal, entre otras chicanas de gestión, como cambiar la traza de la Avenida Circunvalación. Por otro lado, insinuaron que se podría llegar a un acuerdo entre el PJ y el PRO para las elecciones de 2017.
Desde el sector mestrista de la UCR salieron a responder al PJ haciendo fuertes críticas a la gestión. Pero esto se convierte en una verdadera impostura cuando se repasan estos primeros meses de gobierno de Schiaretti en donde la UCR acompañó todas y cada una de las leyes que envió el ejecutivo y consideran fundamentales.
La UCR cuenta con dos problemas internos para sus planes de recuperar la provincia en 2019: Mestre y Aguad. En el caso del intendente de la capital, quien pretendía aspirar a la gobernación, su imagen está cayendo en picada, ya que sigue demostrando su inutilidad para administrar la ciudad y ya no puede echarle la culpa a la gestión anterior. Por otro lado, el sector de Aguad, conscientes que perderían poder interno, actúa como una verdadera quintacolumna.
En nombre de la gobernabilidad, Macri se juega a debilitar a quienes manejan políticamente la provincia, de hecho en una clara provocación trajo en el avión oficial a Rodrigo De Loredo, un funcionario de segundo nivel en el ejecutivo nacional, pero que es el principal opositor interno a Ramón Mestre y aspirante a sucederlo en 2019. | 
