El juicio de La Cacha, donde prestaron testimonio casi 250 ex-detenidos, volvió a poner de relieve la profundidad de la represión en nuestro país y en especial en la ciudad de La Plata durante la última dictadura cívico militar.
Fue desde La Plata donde se articuló el conocido "Circuito Camps" que pusieron en pie el Jefe de la Bonaerense Coronel Ramón Camps y su lugarteniente Miguel Etchecolatz. Un esquema construido para la represión sistemática que se extendió por toda la provincia y fundamentalmente en La Plata con 29 Centros Clandestinos de Detención (CCD) por los cuales pasaron cientos de secuestrados.
Se calcula que son cerca de 800 los detenidos desaparecidos en La Plata, Berisso y Ensenada desde marzo de 1976 hasta noviembre de 1982, entre los que se cuentan 19 embarazadas. Casi la mitad de ellos jóvenes estudiantes y más de un tercio trabajadores.
Algunos de los CCD siguen funcionando bajo la dependencia policial como si nada hubiese ocurrido como es el caso de la Escuela Juan Vucetich o la Comisaria 5ta donde estuvo secuestrado Jorge Julio López. Una verdadera muestra de la impunidad y continuidad de aquellos años. Otros CCD de La Plata funcionaron en el Comando Radioeléctrico, la Unidad Regional La Plata, las seccionales platenses 5a., 9a., 7a., 2a., 1a. y 8ª, la Brigada de Investigaciones, la guardia de seguridad de Infantería, el destacamento policial de Arana, la Brigada Femenina local y la subcomisaría de Los Talas, el Batallón de Infantería de Marina Nº 3; el Batallón de Comunicaciones 601 de City Bell; La Cacha, el Pozo de Arana, el Regimiento de Infantería Nº 7, entre otros.
La profundidad de la represión de aquel entonces en la capital bonaerense tiene una explicación: durante los sesenta y setenta, La Plata fue la ciudad de la organización y la lucha.
Se calcula que entre 1969 y 1970 en la ciudad se producían más de dos conflictos obreros por día. Entre 1974 y 1975 estallan conflictos en las fábricas más importantes de la zona: Propulsora, Petroquímica Sudamericana, Unión Tranviarios Automotor (UTA), Swift, Acrow, Kaiser, Astillero Río Santiago, OFA, Casa de las Juntas, etc. En ellos se realizaron quites de colaboración, baja de la producción, huelgas, y en el caso de la textil Mafissa, en ese entonces llamada Petroquímica Sudamericana, la puesta en funcionamiento de la fábrica por parte de los trabajadores en 1975.
En la juventud son un ejemplo de lucha de aquellos años los 5 jóvenes militantes del PST asesinados en 1975 en la conocida "Masacre de La Plata", acribillados por los escuadrones de la Triple A cuando iban a solidarizarse aportando al fondo de huelga a la textil Petroquímica Sudamericana. Un año después el movimiento estudiantil vuelve a ser sacudido por el secuestro de los secundarios que luchaban por el boleto estudiantil en la conocida "Noche de Los Lapices".
Así y todo, la profundidad de la represión de aquellos años no pudo borrar totalmente la tradición de lucha y organización.
Los ex detenidos desaparecidos y las madres y abuelas, junto con las organizaciones sociales y políticas de izquierda y todos aquellos que se mantuvieron independientes del Estado y el gobierno, continuaron la pelea manteniendo en pie durante todos estos años el reclamo de juicio y castigo a los genocidas. Así fue posible que en 2006 se lograra la condena a perpetua de Miguel Etchecolatz y en 2007 lo mismo con el cura Von Wernich. Hoy producto de esta continuidad incansable en la lucha es posible juzgar a algunos de los genocidas que actuaron en el CCD La Cacha.
La búsqueda tenaz de Chicha Mariani, quien reclama por la aparición de su nieta apropiada durante la dictadura. El testimonio fundamental de Jorge Julio López para identificar a los torturadores. La movilización de miles de estudiantes cuando durante los oscuros años 90 la maldita bonaerense desaparecía a Andres Nuñezy a Miguel Bru. Los miles y miles que en los últimos 8 años llenamos las calles pidiendo por la aparición de Julio, secuestrado por segunda vez por las mafias policiales que siguen impunes.
Todos son jalones de continuidad de los jóvenes y obreros que lucharon hasta el final en aquellos años.
La condena que recibirán hoy los represores de La Cacha es un logro de la movilización popular. Un pequeño homenaje a los compañeros que nos quitaron. Pero vamos por más, queremos el juicio y castigo a todos los genocidas por todos los compañeros. Y vamos por mantener viva su lucha en el compromiso de terminar de una buena vez con esta sociedad de miseria y explotación. |