Se ha hablado de esta película como una sórdida incursión en lo que fueron las facetas más tristes de la contracultura sesentista-setentista, una radiografía de las tendencias revolucionarias de aquellos años que signaron un nuevo camino y que catapultaron la conciencia colectiva hacia la posibilidad de transformar la sociedad Un nuevo horizonte que nunca llegó a amanecer.
Es una película sobre la guerra que perdimos:
Las décadas de las que hablamos fueron momentos críticos que marcaron hitos sociales y culturales sin precedentes en la historia occidental. Fue el momento del estallido y el cambio social.
Las empalizadas del sistema saltaron en pedazos y las astillas laceraron los ojos ortodoxos y pusilánimes
Las empalizadas del sistema saltaron en pedazos y las astillas laceraron los ojos ortodoxos y pusilánimes. El telón de los Estados se hizo a un lado y las bambalinas quedaron al desnudo revelando la evidencia, antes apenas intuida. La mirada audaz atisbó el engaño pergeñado, oculto tras un velo transparente, apenas hilvanado; las políticas paternalistas dejaron de ser útiles porque su pueblo-niño ya no vestía la ignorancia ni la deshonra.
Todo o casi todo, salió a la luz, y fue esa luz fulgurante de la lucidez la que derritió la escarcha de los fríos valores enquistados.
La generación moderna se dio cuenta que la tierra prometida por sus padres era un valle estéril donde ya nada podía sembrarse, y decidió despertar
La generación moderna se dio cuenta que la tierra prometida por sus padres era un valle estéril donde ya nada podía sembrarse, y decidió despertar. Abrió bien los ojos a la injusticia, y desempolvó las motas de pasividad de sus vestiduras para caminar con mayor soltura…
Generación beat, contracultura, Morrison, Mayo francés, revolución sexual, Joplin, liberación femenina, Vietnam, Hendrix, Lennon y una lista interminable, nunca exhaustiva, y los miles de anónimos que también la nutrieron, fue lo que permitió el intento y la posibilidad.
La actitud contestataria fue una estocada eficaz, que desestabilizó los cimientos del status quo y la conformidad de los poderosos, pero también nos sumió en una contienda inmadura donde nos rebelamos para llamar la atención, actitud que encubrió nuestra secreta necesidad infantil de sentirnos reconocidos
Pero perdimos una guerra visible, una guerra cruel, donde se polarizaron las partes y donde muchas veces combatimos contra nosotros mismos. La actitud contestataria fue una estocada eficaz, que desestabilizó los cimientos del status quo y la conformidad de los poderosos, pero también nos sumió en una contienda inmadura donde nos rebelamos para llamar la atención, actitud que encubrió nuestra secreta necesidad infantil de sentirnos reconocidos, por esos a los que paradójicamente combatíamos. Esto nos paralizó y nos endureció, se fragmentó eso que siempre creímos iba a ser homogéneo, se eligió el exceso como forma, y la desintegración fue una cualidad distintiva de la época (la desintegración social, ideológica, filosófica, política, partidista). La contienda no pudo poner fin al desacuerdo: el orden soñado nunca llegó y la esperanza se extinguió junto con el último rayo de luz del día. La conciencia ensanchó sus horizontes, pero termino siendo constreñida por la violencia, la uniformidad y el desencanto.
Eso es Buscando al Sr. Goodbar.
Un doloroso recuerdo y un grito sordo en la oscuridad. |