A 8 años de la promulgación de la ley 26.573 de Salud Sexual y Procreación Responsable, y de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), Ley 26.150, que rige para todas las escuelas públicas y privadas, todavía no se ah implementado en el conjunto del ámbito educativo y genera diferentes repercusiones en la práctica diaria de quienes trabajan en las escuelas.
La promulgación de estas leyes, junto con la de matrimonio igualitario y la de identidades sexuales, abrió un importante escenario en avanzar y comprender sobre las libertades individuales y sexuales. Fue un gran paso comenzar a hablar sobre diferentes sexualidades, capacidades de decidir y derechos sexuales, como así también responsabilidades del estado de otorgar la información correcta (en centros de salud y establecimientos escolares) y suministro de métodos anticonceptivos de manera gratuita en centro de salud y hospitales. Demandas que durante años han sido levantadas y puestas en cuestión por movimientos de mujeres y LGTBIQ, junto con el aborto legal. Y sobre estas luchas de años el gobierno se apoyó para promulgar dichas leyes.
La Ley tiene aspectos progresivos y establece un diálogo entre docentes, alumnos y la familia. Promueve educación sexual integrada a lo largo de todos los espacios educativos, desde jardín de infantes hasta la finalización de la escuela secundaria, otorgándole importancia y adecuación a los contenidos académicos. El Ministerio de Educación ha publicado materiales de trabajo como cuadernos, folletos y manuales con actividades aúlicas y para el hogar.
Uno de los aspectos más progresivos de la ley es la crítica a la concepción biologicista de la sexualidad, es decir sexualidad=coito. Plantea que la sexualidad "tiene que ver con aprender a expresar emociones y sentimientos, a reconocer y respetar valores como amistad, el amor, la solidaridad, la intimidad propia y ajena, y cuidar a los demás y el respeto a toda forma de expresión, decisión e identidad de la sexualidad. También aborda problemas como la violencia en el noviazgo, y cuestiona el rol social de la mujer "
Esta ley es más conocida en las secundarias que en las primarias y, generalmente, la aplican docentes de construcción ciudadana y del área de psicología o biología. Siendo prácticamente nula en jardines de infantes y primeros años de la escuela primaria. Allí, verter los contenidos propuestos sigue siendo un tabú.
La implementación de la ley queda librada a la ideología de los directivos de las escuelas: "Cada comunidad educativa incluirá en el proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros." Así, el contenido curricular de ESI, se logra sólo con las buenas intensiones de algunos docentes o la invitación de algún profesional de la salud que pueda realizar un taller, como hecho aislados y no como continuidad de los contenidos pedagógicos. Sumado a ello, cuando en la escuela hay directivos que no están de acuerdo con los contenidos, los docentes están expuestos a persecuciones o sanciones, como se denuncia en un artículo de este mismo diario.
Y también los/as docentes se enfrentan a condiciones laborales desfavorables para incluir, además, nuevos contenidos pedagógicos. La realización de capacitaciones no logra alcanzarse, incluso hay provincias como la de San Juan, quien el gobernador Giogia se niega a que se den las capacitaciones del ESI o gobernadores como Urtubey que permitió que se diera la capacitación en Salta, pero incorporó la educación religiosa en las escuelas públicas al mismo tiempo.
Y sin perder de vista, que mas allá de lo progresiva que puede ser la ley, no deja de ser el mismo gobierno de Cristina que se alía con el papa Francisco, y el Vaticano para mantener la postura de que con este gobierno el aborto seguirá siendo ilegal, reafirmándolo claramente con la aprobación del nuevo código civil que en el artículo 19 sostiene que la vida comienza desde el momento de la concepción. La misma iglesia que durante el debate de la ley de matrimonio igualitario, y el mismísimo Bergoglio, se oponía a los cuatro vientos con la aprobación de esa ley.
Una vez más, la igualdad ante la ley no significa igualdad ante la vida. Quienes pretendan avanzar en los derechos democráticos como la libre educación sexual en las escuelas, la distribución planificada y masiva de anticonceptivos en todos los centros de salud y la legalización del aborto para que no mueran más mujeres por aborto clandestino, deberán salir de los márgenes de lo "posible" que, si alguna vez tuvieron ilusión en eso, ahora está demostrado que en el kirchnersimo ya no hay lugar. |