En cuatro contundentes capítulos la directora logra un acertado ensamble entre registro documental y ficción, donde familiares y víctimas de la violencia machista componen un relato descarnado que muestra a las claras que el femicidio es la culminación de un largo ciclo de violencias previas.
La serie atrapa, desde un comienzo, mostrando las relaciones laborales de una periodista (interpretada por Juliana Morán) que mientras trabaja comprometidamente por esta problemática irá encontrándose en situaciones donde convive y se enfrenta a mecanismos machistas cotidianos que debe sortear.
Estas vueltas del relato entre la crudeza testimonial y la ficción recrean de manera muy fluida la otra parte de la historia que nunca vemos: ¿que hay en la trama previa a los fatales desenlaces?
La serie deja como resultado una gran sensibilización por este fenómeno y aporta cifras estadísticas que ayudan establecer la magnitud de una problemática que se acrecienta, cuestión en la que colaboran la asesoría de Marisa Quiroga y la participación de las periodistas de Rosario /12, Sonia Tessa y Lorena Panzerini.
Retrata las luchas de sus familiares junto a organizaciones y la sociedad en las calles al calor de #Ni Una Menos y acierta en llevar este sentido grito de justicia al mundo de la televisión.
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