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La Izquierda Diario
13 de noviembre de 2016 Twitter Faceboock

FOTOGRAFÍA / ENTREVISTAS
Sara Facio: luchar para revalorizar la fotografía como un arte
Rodrigo Wilson | Enfoque Rojo
Claudio Esteban Peralta

Enfoque Rojo entrevistó para La Izquierda Diario a la fotógrafa que retrató 40 años de cultura y política en Argentina.

Link: https://www.laizquierdadiario.com/Sara-Facio-luchar-para-revalorizar-la-fotografia-como-un-arte

Fotografía:Benjamin Bascaray/Enfoque Rojo

Llegamos a la puerta del estudio sobre la calle Paraguay en pleno centro porteño. Mientras charlábamos y nos preparábamos para la entrevista a Sara Facio, se acerca una señora de cabellos blancos y con un andar más bien lento. “ustedes tienen cara de fotógrafos seguro vienen a verme” nos dice, y rompiendo el hielo, regalando una sonrisa nos saluda con un cálido beso.

Entramos. Su estudio, inmaculado. En las paredes nos re encontramos con ella esta vez en cada todas esas fotos y cada uno de los retratos allí colgados. Antes de llegar a su oficina transitando por un largo pasillo, pasamos por la que había sido la oficina de María Elena Walsh.

Nos hace pasar y mientras nos preparamos para la entrevista desmontando y montando nuestros equipos, nos invita un chocolate, sigue charlando y así comezamos.

Conociendo su trayectoria como fotógrafa nosotros queríamos saber algo que poco o nada conocíamos de ella a través de sus libros: qué piensa aquella mujer canosa que nos dice que no ve la hora de retirarse del oficio, qué piensa Sara Facio de la fotografía en sus aspectos políticos, en su compromiso, cómo vivió entre aquellos años convulsionados de los setenta y la atmósfera inspiradora de otras artistas, mujeres fotógrafas como Grete Stern o Annemarie Heinrich entre otras grandes. Sara supo retratar a las personalidades más importantes de los últimos cuarenta años.

Sara Facio se diplomó en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En 1960 abrió su primer estudio de fotografía con Alicia D´Amico, con quien publicó los libros Buenos Aires Buenos Aires, Retratos y autorretratos, Geografía de Pablo Neruda y Humanario. Fue miembro fundadora del Consejo Argentino de Fotografía. Creó con Cristina Orive La Azotea, primera editorial exclusiva de fotografía en la Argentina. Organizó la Fotogalería Permanente de Buenos Aires en el Teatro Municipal San Martín y la Colección Fotográfica del Museo Nacional de Bellas Artes. Publicó también los libros La fotografía en la Argentina desde 1840 hasta nuestros días, Fotografía argentina actual (1960/1970), Fotografía argentina actual 2 (1980/1990) y Maria Elena Walsh, Jorge Luis Borges, entre otros. Editó libros sobre Annemarie Heinrich, Grete Stern, Marcos López, Adriana Lastido, Martin Chambi y Victoria Ocampo. Realizó exposiciones en la Argentina y en el extranjero. En 2011 fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Sus obras se encuentran en la Colección Permanente del MNBA y en el MoMA de Nueva York.

Cómo te impactó a vos como fotógrafa y artista el Mayo Francés o el Cordobazo?

Casualmente yo estaba en París cuando sucedía el famoso Mayo Francés. En ese momento recién comenzaba a hacer reportajes, así que ni soñaba con poder hacer una cobertura. Además en Francia no es como en Argentina ya que ningún extranjero se mete en política porque sino te ponen en la frontera y a las doce horas te tenés que ir del país. Nunca entendí demasiado lo que fue el Mayo Francés aunque por supuesto yo estaba del lado de las revueltas, con la idea de romper con moldes rígidos, pero nunca entendí muy bien a dónde iban con eso, un poco como sucedió acá con el tema de “que se vayan todos”. Yo siempre fui partidaria más bien de los movimientos contra todo tipo de violencia, pacifista, por eso adherí a las ideas de Pérez Esquivel.

Muchas veces has planteado que para vos fue una militancia hacer que se respete la fotografía, ¿cómo es eso?

Parte de mi vida, la pasión de mi vida, la puse en que se respetara la fotografía. No solamente como arte, incluso que se respetara como profesión. Cuando empecé en los años 60, lo que se usaba era aprender en los foto clubes porque no existían las carreras terciarias ni universitarias donde la enseñaran. En el foto club se le daba una gran importancia a la parte técnica de la fotografía. Eso me sirvió porque quería ser buena y aprender la técnica, pero luego me di cuenta deque eso solo no servía si no había un contenido. Yo admiraba y aprendía de los fotógrafos de Europa, y también de acá, como Annemarie Heinrich; Grete Stern u Horacio Coppola. El tema es que como ellos vivían de su profesión, en los foto clubes se los denostaban. Yo consideraba que ser fotógrafa profesional era un orgullo. Yo quería vivir de mi trabajo fotográfico. Yo creía que cuando la profesión iba más allá por su calidad, por su técnica y su contenido, entonces sobrepasaba todo lo comercial. Es lo que les pasó a los grandes fotógrafos del mundo. Cuando uno pone mucho de su interior, el trabajo trasciende lo profesional y se puede convertir en una obra, pasa a ser un hecho artístico. Pero eso yo quería transmitirlo a la gente, no quedármelo, por eso decía que para mi era una tarea militante. Traté de hacer cosas para generar esa idea: creamos un grupo que se llamó Consejo Argentino de Fotografía, tuve la suerte de poder hacer la Fotogalería del Teatro San Martín, pudimos hacer una galería de fotos creativa, de autor en el Museo Nacional. Aproveché todos mis contactos y amigos para poder armar esa galería.

¿Cómo fue hacerte fotógrafa en una profesión donde predominan los varones, sobre todo en el fotoperiodismo?

Fue difícil no solo por ser mujer, sino también por lo que te contaba antes, ya que no estaba valorizada la fotografía y menos como profesión. Es un lugar donde se desvaloriza el trabajo profesional de las mujeres, se subestima sus capacidades. La lucha tiene que ser no por ser superiores a los hombres sino por tener los mismos derechos y posibilidades, te puedo asegurar que hay muchas fotógrafas que son mejores y que superan a varios (risas).

A lo largo de tu vida, varias veces tus trabajos fueron censurados ¿Cómo fue esto?

Una fue con un libro que hicimos con Alicia D’Amico, con fotos de ella y mías, con textos manuscritos de Pablo Neruda. Fue editado en la España de Franco. El libro se llamó Geografía de Pablo Neruda. En el libro había fotos en las que aparecía Allende, que para ese momento solo era candidato del PS chileno que se habían unido con el PC para las elecciones con el nombre de Frente Popular. En esos momentos Alicia y yo estábamos en Chile en la casa de Pablo Neruda, y Allende nos invitaba a que fuéramos a las movilizaciones que se hacían donde incluso él era uno de los oradores. Sacamos muchas fotos de esos momentos y varias fueron parte del material de este libro. Finalmente cuando se editó y pudimos tenerlo en las manos vimos que en las páginas donde habíamos puesto fotos de Allende habían dejado los espacios en blanco.
Otras de las censuras fue con el libro que se llamó Retratos y autorretratos. Eran fotos de escritores de América Latina y en la Cuba de Castro lo prohibieron porque en las fotos estaba Cabrera Infante a quien ellos consideraban un “gusano”.
También nos censuraron el libro Buenos Aires Buenos Aires donde había textos de Julio Cortázar. La dictadura de Onganía lo prohibió ya que cuando fue el golpe, Cortázar -que en el aquel entonces ya vivía en Francia- fue a la embajada Argentina a manifestarse en contra del mismo.

Tu mirada sobre la vuelta de Perón a Argentina. Tuviste la oportunidad de cubrirlo. ¿Cómo lo viviste?

Fue un trabajo fotoperiodístico. Argentina era el lugar desde donde se organizaba y se expandía el trabajo periodístico de cobertura sobre el país, Chile y Uruguay. Las agencias de noticias extranjeras no daban a basto en los momentos de mayor convulsión. Entonces se formó un equipo de fotografía que funcionaba en el estudio que teníamos con Alicia. Trabajamos en ese tema desde la vuelta de Perón hasta su muerte, después preferí no seguir más ya que todo se tornaba muy violento y preferí tomar otros caminos.
Cuando yo era más joven simpatizaba más con las ideas socialistas, del socialismo de Palacios, sobre todo la parte ética e intelectual. Yo leía una publicación que se llamaba “La Vanguardia”, de hecho mis primeras fotos se publicaron en este diario.

Para vos la fotografía ¿puede ser una herramienta de transformación, puede aportar a las luchas sociales al igual que quien saca las fotos?

Por supuesto que sí. Jamás criticaría a alguien que es coherente con sus ideas y lucha por eso. Lo que si me da fastidio es quien lo hace ostensiblemente por plata, donde lo que importa solo es dinero.

* * *

Sobre el final de la entrevista le regalamos a Sara el primer número que publicamos de la revista de Enfoque Rojo y ella nos hizo una devolución fraternal, criticando algunos aspectos y valorando lo positivo.
“Para mi gusto, desde el punto de vista de la impresión quedó excesivamente gris, pero es mejor que así de gris a que esté demasiado negro. La edición está muy bien, bien diseñado y la idea también, está claro el sentido militante y me parece fantástico”.

 
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