Mientras Trump batalla para darle forma a su política proteccionista, la que desde ya le está generando fuertes contradicciones, pues no se puede desmantelar de la noche a la mañana toda una plataforma productiva cuya estructura económica fue construida durante 20 años para beneficio de las transnacionales estadounidenses y con la complacencia del régimen político mexicano. En estos días en EE. UU., afloran múltiples cuestionamientos por la manera en que Trump busca “resolver” el estancamiento de la economía yanqui, tratando de impedir la instalación de filiales en México de las gran industria estadounidense, la cual, sin el soporte de la mano de obra y las materias primas de los países semicoloniales como el nuestro, estaría en una situación verdaderamente desastrosa.
Uno de esos cuestionamientos es el del ex-candidato a las primarias demócratas, Bernie Sanders, quien también metió su cuchara en el tema. Aun cuando parecía coincidir en algunas ideas con Trump cuando competía con Clinton, pues también criticaba los tratados de libre comercio y prometía acciones contra las deslocalizaciones industriales, ahora se separa un poco haciendo énfasis en que "al rebajar impuestos a una empresa que amenaza con llevar los puestos de trabajo al extranjero, Trump pone en peligro otros empleos que hasta ahora eran seguros" pues teme a una oleada oportunista de corporaciones que amenacen irse al extranjero como chantaje y al final decidan irse de todos modos.
Sanders, quien llevaba ocho años como senador elegido por el estado de Vermont y como candidato independiente de los dos grandes partidos yanquis, se inscribió en las internas del partido demócrata, aprovechando la buena relación con éste, "un aliado que vota con los demócratas 98% del tiempo", según Harry Dean presidente del Comité Nacional Demócrata.
El inesperado apoyo que recibió en la competencia contra Hillary Clinton que lo mantuvo muy parejo en las encuestas, exprese la desconfianza contra la elite política y las grandes empresas, beneficiadas por el gobierno de Obama un fenómeno que arrastró a los jóvenes y los sectores de ingresos bajos y medios. Aunque su lenguaje habla mucho de las condiciones de los trabajadores su perspectiva “socialista” es muy limitada, llegando a aclarar que:
"No creo que el gobierno deba adueñarse de la tienda de la esquina o poseer los medios de producción de la sociedad, pero sí creo que la clase media y las familias trabajadoras que producen la riqueza de EE. UU. merecen un nivel de vida decente y que sus ingresos deberían incrementar, no disminuir.
Apoyo el que las compañías privadas prosperen, inviertan y crezcan en EE. UU., compañías que crean trabajos aquí, a diferencia de las compañías que cierran sus sedes en EE. UU. e incrementan sus ganancias a partir de explotar a los trabajadores con bajos sueldos en el extranjero.”
Consecuente con esto último, Sanders escribió en The Washington Post ante la noticia del acuerdo de Trump con la empresa Carrier, propiedad United Technologies Corp. (UTC) que “(Trump) ha señalado a todas las corporaciones de América que pueden amenazar con externalizar empleos al extranjero a cambio de beneficios fiscales e incentivos favorables a las empresas … Incluso corporaciones que no estaban pensando en externalizar empleos probablemente revalúen su posición esta mañana”.
“En esencia, United Technologies tomó de rehén a Trump y ganó. Y eso enviaría una onda de choque, de temor, a través de todos los trabajadores del país”, nos dice Sanders, y se pregunta: “¿Y quién pagaría por el alto costo de los recortes impositivos que van para los hombres de negocios más ricos de EE.UU.? La clase obrera de EE. UU.”.
“El problema con nuestra amañada economía no es que nuestras normas hayan sido demasiado severas con las corporaciones; si no que no hemos sido lo suficientemente severos”, pontifica el “socialista” Sanders. ¿Y cómo disipar ese temor de la clase obrera estadounidense que ve el avance de la relocalización industrial y que el gobierno sólo atiende los chantajes de la patronal concediéndoles beneficios fiscales y otros incentivos a ésta?
Como es de esperarse en Sanders, eso no se resuelve de la mano de la reorganización y lucha de la clase obrera para que tome en sus manos el control de esa “amañada economía” caracterizada por una terrible desigualdad en los ingresos entre el 1% más rico y el grueso de la población trabajadora, mucho menos con la acción unificada de los trabajadores y oprimidos de ambos lados de la frontera, sino con un “mensaje claro y fuerte” a las corporaciones de EE. UU.: “ha llegado la hora de que traigan de regreso los empleos bien pagados”.
No, no se trata de un discurso de Trump, sino de Sanders, para quien la clave del momento en la reeducación de los patrones, lo cual se resume en una frase:
“Necesitamos re-inculcar una ética de patriotismo corporativo”.
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