Foto: Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo
En 1890 tras ocho años de estancia en París, Clara Zetkin regresa a Alemania. La Alemania que Clara Zetkin encuentra es muy diferente a la que dejó años antes, no solo en cuanto a las libertades políticas, ya que en 1890 fueron abolidas las leyes antisocialistas, sino además en cuanto a la situación económica y social que había cambiado enormemente con el avance de la economía del país.
En el marco de este desarrollo, el número de mujeres empleadas en la industria se multiplicó notablemente en aquellos años. De 649.668 mujeres empleadas en 1892 se pasa a 1.301.141 en 1908. La misma Clara Zetkin publicó en 1893 en Die Gleichheit (La igualdad), periódico dirigido por ella misma, un artículo en el que presentó datos detallados de la situación de las mujeres asalariadas y de su participación en los sindicatos. En ese momento ya un cierto número de sectores productivos era ocupados en su mayoría por mujeres. Y algunos llegaban a tener un porcentaje de sindicalización femenina interesante.
A pesar de esta situación las condiciones de las mujeres alemanas y de las mujeres asalariadas en particular eran de profunda desigualdad y miseria. El salario medio de un trabajador era de unos 20 marcos a la semana, mientras que el de una trabajadora era únicamente de 9. Este dato muestra la miseria que vivían las mujeres en esos años.
A pesar de la abolición de las leyes antisocialistas, la actividad política de las mujeres se hace casi imposible. La ley de asociación prohibía a las mujeres adherirse a cualquier organización política, así como asistir a cualquier reunión en la que se discuta de política, e incluso reunirse con hombres.
Estas eran las condiciones de vida, participación social y de trabajo de gran parte de las mujeres a las que se dirige Clara Zetkin con el objetivo de organizarlas.
La limitación de los derechos de las mujeres era ampliamente naturalizada por la sociedad alemana de 1890. Aunque la situación social de Alemania a finales del siglo XIX y la situación de las mujeres en particular favorecía el surgimiento del movimiento feminista de protesta, en el caso alemán, el movimiento era mucho más moderado que en otros lugares como Gran Bretaña o los Estados Unidos. Muestra de ello es que reivindica tarde derechos como el del voto y la paridad de derechos civiles.
Clara Zetkin se enfrenta a un doble objetivo. Por un lado, la puesta a punto teórica de la cuestión de la opresión femenina y, por otro, hacer ver a las trabajadoras que su liberación pasa por la lucha por el socialismo. Un doble objetivo teórico y organizativo.
Por una teoría de la emancipación femenina
Será en estos primeros años en Alemania cuando Zetkin se concentre en sistematizar y avanzar en algunas de las ideas generales que ya habían avanzado los teóricos marxistas precedentes, para así poder articular una exposición coherente de la situación de la mujer y de la mujer trabajadora en la sociedad moderna.
En 1889, en su intervención en el Congreso fundacional de la Segunda Internacional celebrado en París, ya había expresado en grandes líneas el germen de una teoría de la emancipación femenina que mantendrá en lo esencial sin grandes cambios durante toda su vida.
Según lo expuesto por Zetkin, el obstáculo para la emancipación femenina es en primer lugar una cuestión económica. Sus condiciones vienen determinadas por las transformaciones del modelo productivo. Esta idea había sido ya planteada por Engels y Bebel, y Clara trata de profundizar en la misma. Por aquella época Zetkin es testigo de cómo el paso de la producción doméstica a la industrial determina las nuevas condiciones de la mujer.
Zetkin profundiza en los cambios que afectan a la mujer trabajadora en este contexto. Esclava del hombre, ahora la mujer al ser forzada a trabajar fuera de casa se convierte en esclava del modelo productivo. Con ello, solo una revolución socialista sentaría las bases para la liberación de la mujer trabajadora.
Diferente era la situación de las mujeres burguesas, que no estaban subordinadas a la explotación capitalista pero que en la época soportaban una situación de desigualdad jurídica respecto a los hombres. De ahí su lucha por la igualdad de derechos civiles y privados. Una lucha que Clara Zetkin definirá como legítima y necesaria, pero secundaria para las trabajadoras. De este análisis Clara deduce que, dada su diferente pertenencia de clase, las mujeres que militan por la emancipación de las trabajadoras tienen pocas batallas en común con las feministas burguesas. En este contexto, teniendo en cuenta el periodo y las circunstancias del desarrollo inicial del feminismo en Alemania, Clara centrará parte de sus esfuerzos en diferenciar y distinguir el feminismo burgués y el feminismo proletario, utilizando los términos de la propia Zetkin.
Organizadora de mujeres
Por otro lado, como consecuencia de esta idea, Zetkin se empeñará en organizar a las mujeres en la lucha por el socialismo. La mujer esclava del capitalismo debe dirigir sus esfuerzos en combatir el sistema capitalista y todas las opresiones que éste representa.
La segunda de las tareas ocupó a Zetkin a lo largo de toda su vida y le llevó en los primeros años a una inevitable batalla en el seno del propio Partido socialdemócrata. Las exigencias económicas habían hecho que la incorporación de la mujer al trabajo asalariado ya no tuviera marcha atrás. Ante esa situación, Clara peleó porque los socialistas interviniesen organizando y dando respuesta a las exigencias de la mujer trabajadora.
En los primeros, muchos socialistas y sindicalistas aún centraban sus esfuerzos en negar la necesidad de tener una clara política hacia las trabajadoras. La desigualdad salarial que éstas tenían llevaba a que algunos dirigentes sindicales las vieran como enemigas, no como aliadas.
Ante esta situación, Clara insistía que el único modo de luchar contra las tremendas desigualdades en el ámbito laboral era la protección legal de las trabajadoras y su plena implicación en las organizaciones sindicales. Clara animó en numerosos folletos y artículos a los sindicatos a trabajar con gran esfuerzo en el acercamiento de las mujeres a estas organizaciones. Del mismo modo animaba a los trabajadores a tratar a las mujeres como indispensables en las batallas de clase y como iguales.
Pero el objetivo del acercamiento de la mujer a las organizaciones sindicales, según Clara, no debía limitarse a la igualdad salarial entre hombres y mujeres. La concepción de Zetkin partía de una convicción muy clara: la emancipación de la mujer presupone la victoria del socialismo, pero esa victoria será imposible si las mujeres no participan en su lucha. Por ello todos los esfuerzos en formar e incorporar a las mujeres a la lucha de clases y lograr su adhesión al Partido socialdemócrata.
Cuando en 1890 el Partido socialdemócrata pudo retomar su actividad legal tras años de prohibición, se enfrenta al debate de la adhesión y organización de las mujeres en el mismo. En esta tarea las socialistas encuentran grandes obstáculos impuestos por la restrictiva ley de organización, que prácticamente impedía a las mujeres participar de las organizaciones políticas.
Como la cuestión femenina ocupaba poco espacio en los congresos socialdemócratas, Zetkin y otras compañeras organizan a partir de 1900 una conferencia de mujeres socialdemócratas, que se reunía cada dos años y que proponía al congreso del partido una serie de resoluciones.
Además, tras un debate sobre la necesidad de incorporar a las mujeres en la tarea de la propaganda, que hasta el momento quedaba en manos de los varones dentro del partido, se fundan en Berlín y Hamburgo las comisiones femeninas de propaganda.
Las limitaciones legales que el gobierno imponía a la actividad de las mujeres en Alemania imponían que éstas se reuniesen en espacios únicamente femeninos, de ahí la creación de estas comisiones femeninas.
Los datos revelan el avance de las mujeres en el partido. El número de delegadas pasa de 25 en 1901 a 407 en 1907, pero fundamentalmente crece el número de inscriptas en el partido y de abonadas al periódico dirigido por Clara Zetkin, el Die Geichheit (La igualdad).
Además, se crearon grupos dirigidos a la formación de las trabajadoras para superar otra de las grandes dificultades a las que se enfrentaba el partido, ya que, aunque atraía a multitud de mujeres hacia sus filas, la dura situación que éstas debían enfrentar hacía que llegar a tener una participación plena en el partido fuera bastante complicado. Los bajos niveles educativos y las grandes tareas domésticas que recaían sobre las trabajadoras eran obstáculos para el avance político de las mujeres inscriptas en la socialdemocracia. Por ello los grupos creados trataban de reunir periódicamente a las mujeres para discutir sobre muy diversos temas y lograr superar todas las dificultades.
Estos son los primeros años que Zetkin dedicará a organizar a las mujeres y que acompañarán sus batallas por el socialismo. Los primeros años enmarcados en su militancia en la socialdemocracia alemana en los que los grandes triunfos de Zetkin fueron conseguir que el Partido socialdemócrata se posicionase y tuviera una política hacia la mujer y el gran triunfo de agrupar a miles de trabajadoras en la batalla por el socialismo. Clara continuará durante toda su vida luchando por desarrollar una teoría socialista de la emancipación femenina y por la organización de las mujeres por el socialismo. |