Este martes se reunieron las centrales sindicales en San Pablo, y pospusieron el paro nacional, previsto para el 31 de marzo, para el 28 de abril. Esta decisión se toma cuando el presidente Michel Temer se apresta a sancionar la extensión de la tercerización, y promueve una reforma laboral que pretende terminar de matar la CLT (legislación inscripta en la constitución para los sectores privados) y una reforma previsional que pretende que los trabajadores trabajen hasta la muerte.
En cada lugar de trabajo se escucha la rabia con las medidas de Temer, del Congreso y de los capitalistas. Pero a las centrales sindicales no les importa.
Mientras tanto, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia (DEM) ya declaró a la prensa que quiere aprobar la reforma laboral en la primera quincena de abril. Temer ya habrá sancionado la enmienda constitucional que permite la ampliación de la tercerización y el Senado habrá votado otra en el mismo sentido, para que Temer logre reunir lo peor de los mundos.
Con esta serie de ataques planificada para abril, ¿qué motivos hay para permitir que el Congreso y el gobierno de Temer concreten sus planes sin ningún impedimento, sin organizar la mayor resistencia, como ya podría haber ocurrido cuando se votó la enmienda de la tercerización total en el Congreso?
La conclusión es que la burocracia sindical brasilera renueva su tregua con el gobierno golpista y con la resistencia a los ataques a los trabajadores al posponer la huelga general. No busca coordinar acciones conjuntas de inmediato, cuando todos los trabajadores dicen que “hay que parar todo ya”, desperdicia la energía del momento y aísla a los sectores de la educación en huelga en diversos estados y municipios del país.
La central Força Sindical y sus aliadas lo hacen, como declaró su máximo dirigente Paulinho al diario brasilero Folha de S. Paulo, para negociar la regularización del dinero de la contribución asistencial de los trabajadores no afiliados a los sindicatos. La CUT y la CTB lo hacen porque someten todos sus planes a la candidatura presidencial de Lula da Silva (PT) en 2018.
No faltan pruebas de que de las manos de estas burocracias sindicales no habrá ningún plan verdadero para construir una huelga general. Es posible derrotar todos estos ataques y tirar abajo al gobierno de Temer, pero para eso hay que superar el freno conciente que ellas representan.
El MRT, organización hermana del PTS en Brasil, participará en todas las movilizaciones que ayuden a avanzar la lucha de los trabajadores. Justamente por eso, correspondiendo a la voluntad actual de combate de los trabajadores de “parar todo”, es inadmisible la entrega de un mes entero de tranquilidad al gobierno golpista para que pase todos los ataques que quiera.
Esta política de las cúpulas de las centrales sindicales es otra señal evidente de que buscan traicionar la lucha de los trabajadores en favor de sus propios objetivos.
Por eso, la exigencia a las centrales sindicales para que organicen un paro nacional de inmediato, que pare todo, está directamente ligada a la necesidad de autoorganización de los trabajadores, para que tomen la lucha en sus manos. Que en cada lugar de trabajo y estudio se puedan crear comités masivos, que reúnan a cientos o miles, para debatir un plan de lucha concreto que pueda hacer real la idea de huelga general en Brasil, y que no sea una consigna para presionar al gobierno golpista de Temer para que haga negociados con Força Sindical, o para que la CUT se declare a izquierda de Força Sindical pero dejando en banda a los docentes en huelga.
Si esos comités masivos y desde las bases avanzan en elegir delegados, sería una forma aun más concreta de tomar la lucha en nuestras manos y no permitir que sean los burócratas sindicales los que decidan en reuniones a puertas cerradas los rumbos del movimiento. Incluso, esos comités no son solo para reunir a dirigentes sindicales y de las corrientes de izquierda, sino principalmente a miles de trabajadores desde las bases. Así es posible imponer a las centrales una verdadera y urgente huelga general.
Para poner contra la pared a las centrales sindicales consideramos que el Frente do Povo Sem Medo (que incluye a organizaciones estudiantiles como la UNE, movimientos populares como el MTST, centrales sindicales como la CUT y la CTB organizaciones ligadas al PSOL, entre otras), centrales sindicales como Intersindicales o la CSP-Conlutas, los parlamentarios del PSOL y el conjunto de las organizaciones luchadoras de este país necesitan defender la construcción de comités de base con delegados elegidos para tomar la lucha en nuestras manos y la urgencia de esa huelga general. Sin embargo, no es esa la dirección de la reunión de hoy, en la que tanto la CSP-Conlutas como la Intersindical son signatarias de dejar todo como está hasta el 28 de abril.
Corrientes que se reivindican revolucionarias como el MAIS tienen planteado cambiar su política de espera y dar esta pelea junto con el MRT. |