Cada vez más cerca de su aprobación se encuentra la Ley que reglamenta el cuidado de los animales de compañía y el maltrato animal. Tras más de 8 años en el Congreso, el proyecto de ley está cada vez más cerca de ver la luz.

La iniciativa que cuenta con un amplio respaldo ciudadano norma entre otras cosas la Tenencia Responsable, definiéndola como “el conjunto de obligaciones que contrae una persona cuando decide aceptar y mantener una mascota o animal de compañía”.

Algunos aspectos de la Ley

La Ley estipula que se abrirá un registro para cada persona que tenga un animal inscrito y que se otorgará educación para tenencia responsable a aquellas personas dueños (as) de mascotas. Lo anterior estaría a cargo del Ministerio de Interior, Salud y Educación y serían las municipalidades las que cumplan el rol de fiscalización.

Con respecto a las sanciones, quien agreda o le provoque la muerte a un animal arriesgará multas de 10 a 30 UTM (entre $466.470 y $1.400.000), inhabilidad para tenencia de animales y en casos extremos, presidio menor en su grado mínimo.

Los cabos que siguen sin atar

Si bien la Ley representa un gran avance en torno a la reglamentación de conductas que promueven el cuidado animal, ésta está muy lejos de concebir la tenencia de animales como una cuestión de la que el Estado tiene que ser garante.

Con respecto a la educación, pilar fundamental de la tenencia responsable- sigue estando en manos de los municipios. No se considera por tanto la inequidad de recursos humanos y financieros con los que cuentan las municipalidades, cuestión que impide que se utilicen las mismas herramientas y recursos para llevar adelante planes de salud pública que se hagan cargo de la tenencia responsable de animales.

La tenencia de animales de compañía tiene que estar considerada dentro de la malla curricular desde edades tempranas, para así no seguir perpetuando una concepción en donde los animales son sólo instrumentos de entretención. Mientras la Ley no considere este aspecto, la educación seguirá siendo insuficiente. Y mientras el Estado no sea quien la promueva (en trabajo estrecho con médicos (as) veterinarios (as) y organizaciones animalistas), ésta no estará garantizada para toda la población.

Hacia una educación y una salud pública veterinaria

Si bien este es un primer paso, no debemos perder el norte. La salud veterinaria en Chile sigue estando completamente privatizada, cuestión que impide que todos los dueños (as) de mascotas puedan acceder a una salud de calidad para sus animales. Las consultas siguen teniendo un alto costo para quienes no pueden pagar siquiera las suyas propias y los exámenes aún siguen siendo herramientas de diagnóstico que está lejos del alcance de muchos (as) de los propietarios (as).

Es que mientras el Estado no impulse la creación de una Red de Hospitales Públicos Veterinarios y una Educación pre-escolar que aborde la tenencia responsable de animales, difícilmente avanzaremos al cuidado real de los animales de compañía y la promoción del bienestar y salud animal que considere íntegramente las necesidades de nuestras mascotas.