Una marcha que expresa el descontento a un prohibicionismo que se sabe hipócrita. "La burla" que sufren los cultivadores y usuarios por parte del Estado al ser tratados como narcos; ¡Es demasiado! Sabemos que el aparato represivo del Estado opera con sus distintas policías el sostenimiento y proliferación del narcotráfico, obligando bajo amenaza a los niños de las barriadas a trabajar como soldaditos para ellos, y si se rehúsan son hostigados y hasta asesinados como le paso a Luciano Arruga.
El negocio del narcotráfico que tanto protegen genera enormes ganancias, que muchas veces tienen a los políticos de los partidos tradicionales involucrados, que miserablemente vemos como se enriquecen a costa del sufrimiento del pueblo trabajador.
Se sintió el profundo malestar contra Macri por el ajuste que viene tirando sobre la espalda de los más explotados en connivencia con la "oposición". Desde que asumió este gobierno de empresarios, día a día vemos como gobiernan para los ricos
Es por esto que quienes cultivan, hartos de tanto cinismo, reclaman cada año se despenalice el cannabis, de una vez por todas, la tenencia y el autocultivo de la marihuana. La regulación del cannabis medicinal tal como se legislo sabemos que es una conquista arrancada al Estado mediante la movilización independiente. Sin embargo, no soluciona la demanda de miles de usuarios, activistas y cultivadores.
Nicolás del Caño, ex candidato a presidente por el Frente de Izquierda, y Patricio del Corro, legislador por el PTS-Frente de Izquierda por CABA con mandato cumplido, participaron de la concentración en Plaza de Mayo en apoyo, y solidaridad con las familias y activistas que son perseguidos por el Estado.
A lo largo del país la Juventud del PTS-Frente de Izquierda participó exigiendo la legalización integral del cannabis como plantean Nicolás del Caño y Myriam Bregman, causando mucha simpatía y apoyos de distintos sectores, para atacar el corazón del narcotráfico y las mafias. Proyecto que plantea además la amnistía a todas las personas con causas, condenas, denunciadas, procesadas, por consumir o cultivar. Y que el Estado sea garante de la producción y eventual industrialización del cannabis para uso médico. Vale aclarar que este proyecto plantea la derogación de la reaccionaria ley de estupefacientes.
En lugares como Capital Federal, Rosario, Córdoba brillo por su ausencia "la oposición", el PJ-FPV no se movilizó. Una vez más, doble discurso cuando en la tele dicen ser la única opción al macrismo, que vienen allanando a cultivadores que ayudan a muchísimas personas a dejar de padecer dolores e incluso a tratar enfermedades tan dolorosas como la parálisis refractaria, las convulsiones, ataques epilépticos, y así podríamos seguir narrando.
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Pero no nos sorprende lo del PJ-FPV. Todos estos años fue la policía de Scioli, en provincia de Buenos Aires, la maldita bonaerense, con la que aumentaba el crimen organizado, la militarización de los barrios y cientos de casos de gatillo de fácil y violencia machista.
En el mismo sentido con De la Sota en Córdoba, con las razzias de esa policía provincial al servicio de mantener las mafias, con Larreta del PRO en CABA, que persigue, reprime y hace espionaje con la “nueva” Policía de la Ciudad, que cuenta con probadas denuncias de que esta compuesta por policías que fueron parte de la última dictadura militar, y otros que fueron desafectados de la Policía Federal por diversas razones, todas ligadas al crimen organizado, y que decir de Lifstchiz en Santa Fe y su narco-policía, donde cada 17 horas un policía es pasado a disponibilidad por narco-tráfico y otros delitos.
Pero Macri no gobierna solo. Tiene en el Congreso y las legislaturas los votos de la llamada “oposición” para llevar su plan de ajuste. Allí el PJ-FPV se destaca por apoyar políticas macristas, como la designación de los jueces de la corte que fallaron a favor de la impunidad de los genocidas, como el 2x1.
En las marchas del sábado se expresó un profundo desacuerdo con las políticas que lleva este gobierno de prohibicionismo, pero esto lo comparte con todos los gobierno que lo precedieron. Con el discurso de “mano dura” y “guerra contra las drogas”, llenaron de gendarmes y de policía de gatillo fácil los barrios.
Profundizando con ellas la estigmatización de la pobreza, y construyendo un enemigo. Para sostener todo este entramado, los gobiernos utilizan desde el ’89 la reaccionaria ley de estupefacientes (Nª23.737) que no es otra cosa que la letra legal de la ilegalidad de las drogas que los empresarios y sus políticos determinan de acuerdo a lo que lucran.
El negocio del narco-tráfico está amparado, siendo parte, el Estado y sus fuerzas represivas, así como los banqueros y los dueños de los puertos, entre tantos otros.
Las calles se llenaron de humo dulce contra los narcos porque lucran con nuestras vidas, pero nosotros les decimos que valen mucho más que sus ganancias.
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