En estos días la Corte Suprema llevó adelante una sentencia vergonzosa: el 2x1 a los genocidas, en los hechos un nuevo indulto. Aunque el macrismo y todos los partidos políticos patronales quisieron desligarse aprobando en tiempo récord una ley en contra del 2x1 a genocidas, no faltaron elogios a los jueces Rosenkrantz y Rosatti cuando el Senado votó para ponerlos en su cargo.
Este circo legislativo vino a intentar tapar lo verdaderamente importante: al 2x1 lo tiró abajo la movilización en las calles. El transporte público colapsado, el mar de gente marchando hacia Plaza de Mayo y la Capital parada, fue lo que puso realmente en jaque esta medida bochornosa.
La impunidad como política de Estado
Sin embargo hay que señalarlo claramente: no fue un “error”, ni fueron “varios errores”; desde la vuelta de la democracia, la política de todos los gobiernos de turno ha sido la reconciliación con las FFAA.
Macri es sólo un eslabón más en la cadena de impunidad que viene desde la Ley de obediencia debida y punto final en los 80, pasando por los indultos en los 90, hasta el anterior gobierno que fue particular, ya que el kirchnerismo se abroqueló con un fuerte relato en favor de los DDHH, pero con una política lábil de sólo un preso por centro clandestino de detención y llegando al nombramiento del genocida Milani al frente del ejército, toda una cátedra de reconciliación.
En este sentido, la ciudad de La Plata conoce bien la política del kirchnerismo en DDHH. El caso Jorge Julio López es emblemático. López, desaparecido durante la dictadura militar, y también décadas después en democracia durante el gobierno kirchnerista, se convirtió en una de las grandes banderas que la juventud platense levanta cada 24 de Marzo.
Este caso no sólo conmovió por los estremecedores relatos de López contra Etchecolatz, sino que además fue el primero en obtener la sentencia de genocidio. Luego de su segunda desaparición, prácticamente no hubo investigación para dar con su paradero, ni para buscar a los culpables. No solo eso, la misma Cristina fue la que dijo "hoy afortunadamente nadie puede desaparecer" durante un discurso en la ciudad de la plata. Ni hablar de los dichos de Aníbal Fernández apenas efectuada la desaparición de López. Un monumento a la impunidad y el cinismo.
Siguiendo esta línea, y envalentonado con el discurso negacionista del Macrismo, el año pasado Etchecolatz intentó obtener la prisión domiciliaria que sólo la movilización de miles en las calles (como este 10M) logró detener.
Son genocidas, Lilita
Entonces, ¿por qué los gobiernos de turno buscan a toda costa la impunidad y la reconciliación con los genocidas? La razón es simple, porque los necesitan.
“Esto no es algo del pasado, es algo del presente” decía Myriam Bregman en el cierre de la marcha del 10M; y es algo del presente porque ahora los empresarios necesitan imponer un plan económico de brutal ajuste al pueblo trabajador, y el mejor aliado para los partidos patronales son las fuerzas represivas; pero con los militares ampliamente repudiados y con una fuerza policíal desprestigiada, no pueden hacerlo. Así se comprende por qué una lobbysta de los empresarios y futura candidata de Cambiemos, Carrió, declara impunemente que no cree “que responda al derecho humanitario que gente de 80 años esté detenida en cárceles comunes”.
Cuando gritamos que Nuestra vida vale más que sus ganancias lo hacemos contra esa clase de ricos y empresarios que tiene a disposición las leyes para obtener beneficios, y si eso no alcanza cuentan con el respaldo de las fuerzas represivas en caso de ser necesario, como hicieron estos genocidas en el 76 con la tarea de liquidar a la vanguardia obrero-estudiantil. Y qué decir de quienes siguen impunemente actuando como los resabios de la CNU peronista.
Necesitan la represión para poder sostener los trabajos basuras a los que se condena a la juventud, para sostener los despidos, tarifazos, y los exorbitantes beneficios para los empresarios.
Nos quieren dar gato por liebre, quieren confundir a los trabajadores y jóvenes, con que son “pobres ancianos”, y que esto ya pasó hace mucho tiempo, para ir preparando el terreno a futuro... Nada de eso. No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos; tenemos en claro qué son, y por qué lo hicieron, y por eso llenamos las calles este 10M... Son genocidas, Lilita. |