Como se abordaaquí, algunos de los elementos para "evaluar" la guerra contra el narco son claramente algunas de sus consecuencias más visibles; junto a la violencia mortal y las desapariciones, esta también el desplazamiento de familias y comunidades enteras de sus hogares.
El pasado mes de mayo un grupo de 5 personas fueron asesinadas en el estado de Sinaloa, a pesar de ocurrir en dos eventos y localidades diferentes; todos las víctimas pertenecían a un mismo poblado: Chirimoyos, Sinaloa. Hoy la misma comunidad vivió el éxodo de más de 120 familias que abandonaron su hogar dejando pertenencias, papeles y toda su vida para poder escapar de la amenaza por parte de un grupo armado.
A nivel internacional el Informe Mundial sobre Desplazamiento Interno (IDMC) estima que durante 2016, 31.1 millones de personas tuvieron que desplazarse dentro de su propio territorio nacional producto de desastres, violencia y conflictos. El equivalente a una persona desplazada por segundo. En México la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos contabiliza el número de desplazados internos del país en poco mas de 310 mil personas (oficialmente) entre 2009 y enero de 2017, cifra que se coloca por arriba incluso de países como Palestina. Esta cifra omite los desplazamientos a otros países.
Poblados enteros han desaparecido vaciando sus hogares y dejando a la buena suerte sus casas, animales y cosechas, así como a los pocos que deciden quedarse al no tener a donde huir o sencillamente se niegan a dejar todo por lo que han trabajado durante su vida. Estos últimos tendrán que aferrarse a lo poco que tienen, morir por la violencia o la imposibilidad de sostenerse totalmente solos o, engrosar las filas del crimen organizado.
A la par, la estrategia de enfrentamiento armado, ha costado mas de un billón de pesos del presupuesto público, sin erradicar los grupos de criminales, incrementando las cifras de procesados por delitos no graves relacionados con la portación y el consumo de drogas, así como las de la violencia.
Mientras tanto, algunos poblados empiezan a ser nuevamente habitados poco a poco; es el caso de Tepozcuautla, Guerrero, que a un mes de que un sector de la población dejara su hogar regresan, pero aún sin las garantías de poder retornar su vida a la normalidad. A pesar de las promesas de ayuda para facilitar el retorno, las cobijas, víveres y apoyos no son suficientes.
Por otra parte, estas miles de familias echadas de su hogar por el narco, serán blanco fácil para la detención de la migra estadounidense para quienes busquen -el cada vez más lejano- “sueño americano”, pues la caza de migrantes los devuelve a la miseria que representa ese mismo muro creado para desplazar las consecuencias del imperialismo estadounidense en ambos lados de la frontera. |