La fotógrafa italiana que vivió en Estados Unidos y se consagró en México durante la década del ´20, donde abrazó al comunismo y se convirtió en militante estalinista, es referente como mujer pionera en los inicios del fotoperiodismo.
Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini, o Tinísima como la llamaba su compañero, el revolucionario cubano y cofundador del Partido Comunista de Cuba, Julio Antonio Mella, nació en Udine, Italia el 16 de agosto de 1896, y fue una de las mujeres pioneras de la fotografía.
La pobreza de su infancia la inició en el mundo obrero, a los 12 años comenzó a trabajar en una fábrica textil, y unos años después emigró con su familia a la ciudad de San Francisco, en Estados Unidos.
Muy joven, se casó con el poeta norteamericano Roubaix de L’Abrie Richey, o “Robo” y en Hollywood empezó su breve carrera como actriz de cine mudo. Estos años preceden y anticipan la transformación que gestó en sí misma más adelante cuando llegó a México para establecerse en 1923, viuda de “Robo” y en relación con el gran fotógrafo Edward Weston. La bohemia mexicana de los años ´20 los recibió como pareja y artistas, y enseguida incluyó en su círculo social. La política cultural de José Vasconcelos en México destinada al pueblo, con un arte accesible a todos, los atraía.
Tina, cautivada por la sociedad mexicana aprendió y se desarrolló como fotógrafa de la mano de Weston. También fue su musa y le ofreció maravillosos desnudos como a Diego Rivera, que por esos años junto David Alfaro Siqueiros desarrollaban la vanguardia del movimiento muralista.
La primera parte de su carrera, o “período romántico” que inicia en 1923, es influenciada por la obra de su mentor y compañero Edward Weston. Tina cultivó un estilo directo con un impecable uso de la luz, el cuidado de la composición, las abstracciones y las formas puras, y abordó temáticamente naturalezas muertas de flores y plantas, como por ejemplo las rosas, una de las imágenes más conocidas de su obra. En muchas de sus fotografías se advierte que trabajaron, junto a Weston, los dos en el mismo escenario, pero en pequeñas sutilezas, como en aperturas de plano y la inclusión de personas en las tomas, se advierte hacia donde evolucionó luego la obra de Tina.
De la mano de Weston y como su discípula, logró un dominio perfecto de la técnica fotográfica. Sin embargo sus intereses de a poco se fueron distanciando. Tina, como la obrera que fue desde los 12 años cuando trabajó como textil, y como hija de obreros también, dirigió su mirada a lo social, las desigualdades del pueblo y al clima revolucionario de los años ´20 en México. Mientras que Edward se concentró aún más en las formas y abstracciones como lenguaje estético de sus fotografías.
Tina adoptó ideologías políticas y Edward regresó a Estados Unidos en 1927. Aunque no dejaron de mantener contacto epistolar, ya no volvieron a verse nunca más. Enseguida Tina se afilió al Partido Comunista Mexicano. De a poco forjó nuevas amistades relacionadas al mundo del arte revolucionario en el que se perfilaba como referente. Su círculo ahora estaba compuesto por la actriz defensora de los derechos de la mujer y activista política, Antonieta Rivas Mercado, los artistas Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Xavier Guerrero (con quien en esos años mantuvo una relación amorosa), la escritora y poeta uruguaya Blanca Luz Brum y la pintora mexicana Frida Kahlo, entre otros amigos.
En el contexto militante del Partido Comunista, en 1928, Tina conoció a quien fuera quizás su relación más importante, Julio Antonio Mella. El dirigente estudiantil y periodista cubano había llegado exiliado a México después de que Gerardo Lorenzo Machado Morales en 1925 asumiera la presidencia cubana e ilegalizara al Partido Comunista.
«La fotografía es el medio satisfactorio para reflejar la vida objetiva en todas sus formas de apariencia, de ahí su valor documental. El resultado debe ser digno de ocupar un lugar dentro de la producción social a la que todos debemos contribuir»
Tina Modotti
La fotografía de Tina Modotti viró absolutamente con el objetivo de retratar sus intereses más profundos, y fueron el reflejo del compromiso ideológico que asumió con su militancia comunista. Como editora y fotógrafa de la revista Mexican Folkways y el periódico El Machete, es la precursora del fotoperiodismo crítico en México. Entre 1927 y 1930 fotografió los emblemáticos murales de Diego Rivera y José Clemente Orozco. De lleno en su denominado “período revolucionario”, retrató a indígenas, mestizos y documentó la lucha social obrera mexicana.
La relación con Julio Antonio Mella fue pasional y amorosa, los dos soñaban con el comunismo, la solidaridad internacional, y duró apenas unos pocos meses. La noche del 10 de enero de 1929, mientras los dos caminaban por las calles mexicanas, asesinaron a Mella con dos tiros y culparon a Tina del crimen, aunque más tarde la acusación fue retirada.
Entonces Tina tomó la fotografía más difícil de toda su vida, la del hombre que amaba muerto.
Un año después, acusada de formar parte del intento de asesinato del presidente de México Pascual Ortiz Rubio, la expulsaron del país. Acompañada del líder comunista al servicio de Stalin, Vittorio Vidali, su nuevo compañero, viajó a Alemania y en Berlín continuó su labor fotográfica en la Unión de fotógrafos de prensa, aunque entre 1931 y 1934 abandonó la cámara para trabajar junto a la Cruz Roja Internacional de la URSS.
En 1936 se trasladó a España y formó parte del Quinto Regimiento durante la Guerra Civil. Si bien había decidido dejar a un lado su labor como fotógrafa, le fue encomendado el seguimiento de la tragedia en Almería. Sus reportajes se publicaron en el semanario Ayuda, del Socorro Rojo Internacional y fueron firmados con pseudónimos.
En 1939 regresó a México, siguió fotografiando aunque se dedicó más aún a la actividad política en la Alianza Antifascista Giuseppe Garibaldi.
El 5 de enero de 1942 murió, según los informes forenses surgidos de una dudosa autopsia, de un ataque cardíaco y en un taxi. En su bolso llevaba la fotografía de su amor revolucionario, Juan Antonio Mella.
Tina Modotti termina sus días abrazada a la causa estalinista. Junto a Julio Antonio Mella finaliza prácticamente su obra como fotógrafa revolucionaria en México. Después, en Europa, no encuentra el mismo interés que había tenido por la fotografía hasta entonces. Al lado de Vittorio Vidali, durante sus últimos diez años de vida, recorre un sinuoso camino que acabaría, según algunos investigadores, con su propia muerte sospechada de asesinato por envenenamiento.
Tina, tan Tina. Tina que siendo mujer fotografió a otras mujeres en Tehuantepec y fue la comidilla entre los intelectuales mexicanos cuando fumaba pipa y vestía pantalones vaquero en la década del ´20.
Tina, mujer. Fotógrafa.