La siguiente es una entrevista con Nancy Cázares, drag king mexicana también conocida como Gabriel. Nancy es también una militante trotskista del Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS).
Desde septiembre de 2016 empecé a asistir a eventos organizados por la comunidad ballroom en México, comencé a practicar vogue y en octubre me integré a una casa de bailarines y artistas drag llamada House of Drag. Así comencé a darle forma a un personaje, nutrido de la inquietud que siempre había tenido sobre cómo me vestía y cierto aspecto andrógino que en ocasiones me trajo ratos amargos, pero que ahora me sirve y he aprendido a apreciar.
Gabriel, que es como decidí nombrarme, apareció por primera vez vestido de gitano y unas semanas después tuve oportunidad de hacer mi interpretación de Juan Diego en un evento con temática del 12 de diciembre (día de la Virgen de Guadalupe, uno de las festividades religiosas más importantes del catolicismo en México). Mirando otros dragkings del mundo, comprendo que hay tantos estilos como personalidades, todas en constante cambio. Yo quiero seguir experimentando.
2. Normalmente cuando las personas piensan en drag, piensan en drag queens, no en kings. ¿Cómo es la escena drag en la ciudad de México y como es ser un drag king?
En la capital la escena drag ha crecido mucho en los últimos años. Esfuerzos como La Carrera Drag de la Ciudad de México o Quiero ser tu Coach Drag han conseguido llamar la atención sobre muchas drag queens locales y han despertado el interés de muchas personas por comenzar a participar, a explorar, a ofrecer shows.
Dentro de ese boom, me parece, el drag king no ha terminado por estar representado. Y es que es difícil encontrar mujeres dentro de la escena, ya como bio queens o como drag kings (también hay hombres trans que hacen drag king y hay bio kings). Es fácil encontrar páginas o grupos en redes sociales de drag kings de Estados Unidos o en Europa, todos con muchas personas haciendo shows y presentándose, pero en México, visibles, son contados. Recientemente una bioqueen ganó uno de estos concursos, espero de verdad que eso marque una apertura para las mujeres dentro de estos espacios.
3. ¿Cómo piensas la relación entre ser una militante revolucionaria y ser drag king?
La pienso siempre que salgo a la calle con mis hermanas drag y alguien nos molesta, con gritos o señas. Cuando la policía nos mira dos veces, cuando a mis amigas trans las corren de los vagones reservados en el metro o no les permiten pasar al baño de mujeres. Cuando tenemos que practicar en parques o en casas porque no hay espacios adecuados a nuestra disposición (sin que impliquen altos costos o trámites burocráticos que no siempre terminan bien).
Pienso que tenemos que cambiar este mundo cuando me doy cuenta de que me da miedo salir a la calle, no sólo porque soy mujer en el México de los feminicidios, sino porque me considero parte de la diversidad en el México de los crímenes de odio, de las violaciones "correctivas" contra lesbianas, de la impunidad de los transfeminicidios y del Frente Nacional por la Familia.
Veo también cómo aparecen partidos como el Morena, que para muchos en el país representa una alternativa a los partidos del régimen, pero después leo cómo dicen que pondrán a consulta el matrimonio igualitario y el aborto, como si los derechos elementales debieran ser votados.
Necesitamos una organización de la clase trabajadora que realmente peleé por nuestros intereses, de manera independiente y que busque llegar verdaderamente a la raíz del problema. Que incluya a las millones de personas que no estamos representadas por los partidos en el poder.
4. ¿Qué significado tiene para ti jugar con los roles de género en un país como México que tiene tanto feminicidio?
En un primer nivel, atreverse a jugar con un aspecto de mi apariencia con lo que me habían molestado antes es liberador, "empodera" dentro de los ballrooms, en donde se aplaude la osadía, la originalidad, el esfuerzo. Como mujer no siento que hacer drag cambie en algo mi posición ni la de mis compañeras, sino que nos expone un poco más, en un contexto en donde ser pobre es un factor en contra, pero ser pobre y ser mujer o ser gay y además, travesti, requiere una mezcla de rebeldía y valor.
5. Hay un sector de postmodernos que reivindican como acto político el performance de romper con las reglas del género. ¿Cuáles limites le ves a los que reivindican la resistencia a través del "performance" que juegan o rompen con papeles de género?
Creo que el problema no es encontrar una forma de manifestación de una postura política en performances que cuestionen el género, el problema es considerar eso como la "meta" y no como "el camino". Es decir, para mí es muy claro que la visibilidad que te da cualquier actividad artística puede usarse como medio para transmitir alguna idea, una consigna y su impacto radica no en cómo te sientas o te vea la gente en ese momento, sino al servicio de qué está puesto lo que hacemos.
Siempre me han sorprendido quienes consideran que colocar en el centro del debate cuestiones como la búsqueda de convertir al lenguaje en algo "neutral", o si el" macho es el enemigo" son la clave. Y es que basta salir de los bares y lugares "libres de violencia" para enfrentarnos cara a cara con lo que de verdad nos tiene segregados: la pobreza, la inseguridad, la discriminación fomentada por todo el aparato ideológico del capitalismo, el problema que es acceder a servicios de salud o educativos de calidad. Tan importante es buscar reflejar nuestras necesidades más íntimas como lo es buscar la reconstrucción de esta sociedad, de manera colectiva y al lado de nuestra clase, como dijeron André Bretón y Trotsky en su Manifesto.
6. En los Estados Unidos vemos cada vez más cómo el "dinero rosa" hace más "aceptables" la sexualidad y la diversidad de género -siempre y cuando tengas dinero. ¿Qué piensas acerca de la corporativización de la comunidad LGBTI+ y de la escena drag? Como revolucionaria, ¿cómo lo encaras?
Tan sólo en México, la mercantilización del estereotipo de vida "gay" deja a las empresas ganancias de hasta 74 mil 400 millones de dólares al año. Buscan aparecer en la Marcha del orgullo regalando muestras de sus productos, con carros alegóricos sin más contenido que la búsqueda de hacerse de clientes en este sector que tanto dinero les deja. Esta comercialización de lo gay ha venido de la mano de una mayor presencia del discurso "lgbti" en políticos e instituciones, quienes convierten consignas históricas en verdaderos botines políticos.
Ahora el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México ha echado mano de la vieja práctica de ofrecer concesiones en tiempo de elecciones a los sectores en lucha y declaró junio como el mes de la diversidad, sin que nada en nuestra realidad hubiera cambiado. Ahí estuvo circulando el autobús transfóbico (pagado por la Iglesia y sectores de ultra derecha que recorrió España, México, Chile y más), con su mensaje de odio y sin ninguna respuesta ante los crímenes por homolesbotransfobia.
Mancera ha impulsado campañas enormes en donde, por medio de foros, talleres y expedición exprés de documentos a personas trans, busca acallar los reclamos de un sector de la diversidad sexual que este año salió a las calles mostrando gran combatividad en contra de los transfeminicidios (que se catapultaron a principios de año) y cuestionando el papel de las instituciones y del feminismo radical que excluye de su análisis a las mujeres trans.
Como militante de una organización socialista y revolucionaria, creo que es necesario organizarnos y salir a pelear por recuperar no sólo la marcha del Orgullo de manos de las empresas y de las instituciones que obligan a sus empleados a marchar, sino también los espacios de representación política, en defensa nuestros derechos laborales, sexuales y reproductivos no dentro, sino sobre las ruinas de este régimen.
*Entrevista originalmente publicada por nuestra edición hermana en Estados Unidos, Left Voice, el 26 de agosto de 2017.