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La Izquierda Diario
10 de septiembre de 2014 Twitter Faceboock

Marina Silva es parte de la “vieja política”
Daniel Matos
Fernando Pardal | San Pablo

Marina dice que va a “superar” la polarización entre el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Socialdemocracia Brasilera (PSDB) que domina la arena política del país desde hace por lo menos dos décadas.

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Fotografía: Reuters

Este discurso muchas veces se confunde con el gran rechazo que se expresó en junio del 2013 al régimen político de conjunto, ya que esos son los partidos que junto al PMDB sostienen esta democracia para ricos. Pero no deja de ser una operación de marketing.

Es imposible gobernar al país al servicio de los capitalistas sin subordinarse a los dictámenes del capital financiero y sin aliarse con las oligarquías más reaccionarias, engranaje aceitado por una inmensa corrupción.

Alianzas podridas detrás de la apariencia de lo “nuevo”

Cuando asumió el ministerio de medio ambiente durante el gobierno de Lula, Marina se enfrentó con los movimientos sociales para abrazar la causa del agronegocio. Después de que rompió con el PT, se alió a exponentes intelectuales neoliberales y fue financiada por grandes monopolios capitalistas como el Banco Itaú y la empresa Natura para su candidatura presidencial en 2010.

Hoy, una de sus aliadas más cercanas es Neca Setúbal, heredera del banco Itaú, que solo en el primer trimestre de este año ganó R$ 7,1 mil millones. Entre los monopolios que financian su campaña se encuentra también Fibroi, el mayor frigorífico del mundo que recientemente fue denunciado por entregar carne infectada con larvas a sus trabajadores.

Una política económica para los ricos

Su actual programa económico es tan reaccionario como el del PSDB. Para ganar la confianza del mercado financiero, a veces es más papista que el papa, es decir, más reaccionaria que petistas y tucanos. Una muestra es su defensa de la “autonomía” del Banco Central consolidada por ley, una manera de preservar los intereses de los bancos a toda costa, incluso a costa del mayor desempleo y menos gastos sociales para la población.

Ardua defensora de las privatizaciones, de la quita de derechos laborales y del aumento de la edad para las jubilaciones, llegó a plantear sus dudas sobre el mantenimiento de las inversiones de Petrobrás en el pre-sal, afirmando que para agradar a los dueños de ingenios azucareros deseosos de ganar más con el etanol, “es necesario dejar atrás la edad del petróleo”.

Lo que marca el ritmo de la política económica de Marina es el más puro liberalismo, con la defensa de las asociaciones público-privadas que dejan los servicios básicos en manos de empresas que no tendrán, según garantiza la candidata, ningún control sobre sus ganancias. Su asesor, Eduardo Gianetti ya defendió abiertamente el arancelamiento de las universidades públicas. Este programa deja claro lo lejos que está Marina de las “voces de Junio”, que exigieron más y mejores servicios públicos, que solo pueden ser brindados si se afectan las extraordinarias ganancias de los tiburones de los servicios y la corrupción que garantiza concesiones y privatizaciones.

La “ecologista” socia del agronegocio y la deforestación

A pesar de su “demagogia ambiental”, Marina pretende gobernar de la mano del agronegocio. Para recomponer su imagen ante este sector, reivindica con orgullo haber liderado la aprobación de las licencias ambientales que más impacto negativo tuvieron sobre la naturaleza. Luego de una cena que realizó con 50 empresarios ruralistas, quienes afirmaron estar sorprendidos por la forma receptiva que Marina acogió sus demandas, afirmó que pretendía implementar el Código (anti) Florestal, que destruye la mata atlántica y la floresta amazónica del país para favorecer las ganancias capitalistas.

Contra los derechos de LGBTT y de los trabajadores

Marina presentó a los electores un programa de derechos para lxs LGBTT (lésbianas, gays, bisexuales, travestis y transexuales) que resultó ser un engaño. Tras ser criticada en Twitter por un pastor homofóbico, retrocedió inmediatamente, desterrando entre otras cosas la defensa del derecho al matrimonio igualitario .

Marina declaró diversas veces estar en contra de los derechos de lxs LGBTT señalando que para ella el Estado no debe ser laico, ni siquiera en lo que hace al respeto de los derechos individuales básicos. Preocupada con los votos
de la comunidad evangélica y a la vez con los intereses reaccionarios de los grandes “capitalistas de la religión, Marina se opone al derecho al aborto y a la criminalización de la homofobia.

Estos ejemplos muestran que detrás de la demagogia “marinista” se esconde la “vieja política”: la mentira, el engaño y la demagogia para garantizar los negocios e intereses de los capitalistas y reaccionarios.

 
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