Fotografía: Flickr jacinta lluch valero
Rodrigo tiene 29 años, está en pareja hace 3 años, en una relación que define como “no convencional” al no adherir a la monogamia. Él es estudiante del último año de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba. Vive con VIH hace 7 años y nunca realizó un tratamiento con pastillas porque no lo necesita. En la actualidad son muy pocos los casos (1 en 1 millón según algunos activistas) que pueden vivir su vida normalmente sin que el virus se desarrolle y sin la necesidad de tratamiento antirretroviral. Rodrigo es ese caso bastante particular.
- ¿Cuál fue tu reacción al enterarte del diagnóstico?
Me asusté y tuve miedo. Me sorprendí por cómo me enteré.
- ¿Cómo te enteraste?
No me enteré por un estudio sino porque alguien vino a contarme que mi anterior pareja tenía VIH. Fui a hacerme el estudio para constatar lo que ya era obvio: habíamos estado como 2 meses teniendo relaciones sexuales dos o tres veces por día sin preservativo. Cuando me hago el estudio habían pasado dos meses desde que habíamos estado. Al mes, me hice un conteo de carga viral y cd4 y se había disparado la multiplicación de mi carga viral arriba de cien mil y mis defensas estaban en 600 o 700. No estaba en una zona de riesgo para tratamiento. Cada 4 meses me fui haciendo el control y la carga empezó a bajar y las defensas a subir. Luego fueron cada 6 meses y llegué a tener 1300 cd4 y la carga bajó al punto de estar indetectable sin ningún tipo de tratamiento. El médico me recomendó eso, que no era necesario que le pusiera drogas a mi cuerpo si mi cuerpo está pudiendo solo. Él me puso todas las opciones y creo que no nos equivocamos.
- ¿Te seguís haciendo controles periódicos?
Ahora me sigo haciendo estudios periódicos para tener datos numéricos de cómo va mi cuerpo. Puedo tener una percepción de mí cuerpo, mí estado anímico, mí semblante pero me siguen haciendo faltas datos numéricos y tener como estadísticas de mí mismo. Cada vez que veo esos números me hace sentir que estoy haciendo las cosas bien.
- ¿Sentís que el VIH cambió tu vida?
Yo no puedo percibir nada que sea tangible o visible que haya cambiado mi vida. No he padecido enfermedades, nunca estuve hospitalizado o, como no estoy haciendo tratamiento, puedo olvidarme que estoy viviendo eso. Pero las palabras o las teorías tienen tanto poder que eso si me movilizó a un montón de búsquedas y en ese sentido si me cambió. Puso en movimiento un montón de cosas que estaban quietas.
Cuando me dijeron empecé a pensar que no iba a poder tener hijos, que nadie me iba a querer, que iba a tener problemas para tener sexo o que iba a ser muy engorroso, que no iba a poder tener pareja y que iba a ser muy difícil todo. Un montón de cosas que no iba a poder tener. Incluso que me iba a morir joven. Tenía miedo a morirme.
¿Qué lugar ocupa el VIH en tu vida?
Lo veo como algo que te está acompañando, un compañero en tu sangre, como otro montón de virus y bacterias más. Para mí si es importante al tener una sensación de agradecimiento no con el virus sino con la situación a nivel simbólica. Si bien mi vida no cambió, sigo yendo a bailar, hago las mismas cosas que hacía antes. Pero sí habilitó un montón de campos que antes no estaban. No el virus por el virus en sí, sino la experiencia. Me impactó de tal manera que me hizo hacer búsquedas. De pronto preguntarse cosas como: ¿Qué va a pasar ahora? ¿Por qué a mí? ¿Cómo es esto? Todo el mundo saca una especie de receta de -“yo conozco a alguien que comió estos bichitos”, -“mi abuela hacía comida vegetariana”, -“alimentate bien”, -“hace tal cosa”. De repente empezás a hacer un montón de cosas como si hubieras estado enfocado en cosas hacia afuera y de repente tu mirada va hacia adentro. Como si tuvieras que cuidarte a vos mismo. Es re loco porque esto te lo genera el no haber sabido cuidarse a uno mismo.
- ¿Qué le dirías a alguien que recién recibe el diagnóstico?
No le diría nada, creo que lo abrazaría.
- Si conoces a alguien que tiene miedo a ir a hacerse el test, ¿Qué le dirías?
Le diría que si se lo quiere hacer, que lo acompaño. Eso nada más.
- ¿Alguna vez viviste una situación de rechazo a la hora del sexo?
Viví muchos tipos de experiencias muy diferentes. Más que como rechazo, lo viví como estar con otra persona que tiene miedo de mí. Eso es lo que te puede doler. Hay personas que le avisas antes de tener sexo y se nota que están incómodas y luego me dijeron “che, mirá, no puedo porque tengo miedo”. Hubo gente que luego de estar conociendo un tiempo, cuando le cuento que tenía VIH me dijo que tenía miedo y que no podía seguir. Pero también conocí gente que dijo que no le importa, hay de todo. Más que rechazo creo que el miedo de otra persona es legítimo, como el que uno también tuvo. Cuando te dijeron a vos mismo que tenías VIH y tuviste miedo, ¿Por qué los otros no van a poder tener miedo?
¿Cómo crees vos que se pueda eliminar ese miedo?
Hay que poner a circular más información y que las personas que están viviendo con VIH se tienen que visibilizar, gritarlo a los cuatro vientos, decirle a la gente porque hay que naturalizar algunas cosas. Para que la gente diga -“ah mirá, se puede jugar al barrilete con alguien con VIH”, cosas así. Si alguien no lo quiere visibilizar está bien, nadie lo puede obligar. Visibilizar algo en cualquier aspecto de la vida tiene una potencia increíble. Uno siente miedo al pensar que si lo digo la gente me va a discriminar, nadie me va a querer y me van a sacar el país no se... Ni bien me enteré se lo empecé a decir a toda la gente que conocía, a mi familia y me comenzaron a hacer preguntas, a mandar un mensajito un sábado a la noche preguntándome si hacer tal cosa podía generar una infección. |
