La semana pasada, Macri anunció una serie de reformas laborales y educativas para profundizar el ajuste, y entre ellas mencionó el "esfuerzo" que tienen que hacer las universidades públicas para reducir el gasto público. Este es el contexto que atraviesa una nueva elección de Consejeros Superiores de la UBA por el armado del cogobierno universitario para un nuevo período (2018-2022), que culminará con la elección de Rector en Asamblea Universitaria en diciembre.
El reparto de los puestos y rentas de la casta que gobierna la Universidad estará dispuesta en función a hacer pasar la reforma educativa que tiene prevista el Gobierno Nacional y el peronismo con sus voceros de la CGT le estaría dando el visto bueno, "aplaudiendo por cordialidad".
Los Consejeros Directivos de cada facultad elegidos en las pasadas elecciones de septiembre y octubre votan a cinco representantes en el Consejo Superior por cada claustro (estudiantes, docentes y graduados) para disputar la mayoría (3 consejeros) y las primeras dos minorías (1 consejero cada una). En caso de no superar el piso de 20% serán 4 o 5 representantes para la mayoría, sin representación de minorías.
Es decir que 262.392 estudiantes, según el censo de 2011, tienen 5 representantes que no fueron elegidos directamente. De los más de 28.000 docentes de la Universidad, tan solo 4000 (los titulares) votan en el claustro de profesores, mientras que el resto lo hace en el claustro de graduados.
El voto no solo es indirecto, sino que también ponderado, porque 4000 docentes eligen la misma cantidad de representantes que más de 200.000 estudiantes. Miles de trabajadores no docentes tienen un solo representante en el Consejo Superior, mientras que en las facultades no tienen voto.
Pareciera que los principios del voto universal que estableció la Revolución Francesa todavía no llegaron a las puertas de la Universidad Pública.
A esta sobrerrepresentación del claustro docente se le suman 13 decanos provenientes de este sector, también elegidos con los mismos mecanismos antidemocráticos, por un Consejo Directivo que cuenta con 8 representantes docentes, 4 representantes estudiantiles y 4 representantes graduados.
Si en pleno siglo XXI, el cogobierno universitario se mantiene con la forma del voto ponderado. Es evidente que hay intereses por detrás de quienes buscan sostenerlo.
El claustro docente es definitorio para la votación en la próxima asamblea universitaria (decanos más claustro docente superan el 50% con 13 votos más). El principal argumento que buscan quienes defienden este tipo de régimen (con exponentes del PRO, Pasando por la Franja Morada-UCR, el peronismo y el falso progresismo de "Unidad Ciudadana") es que los docentes gozan de "mayor prestigio académico" y por lo tanto su propio voto expresa mayores garantías para la educación pública.
Esas "garantías" no quitan que, por ejemplo, el actual rector, Alberto Barbieri, haya votado todos los ajustes que promovió Cambiemos en el gasto público hacia la Universidad. O que el propio decano de arquitectura, Luis Bruno, después de hacer campaña "nacional y popular" por el Frente Para la Victoria, haya saludado por medio del diario Clarín la iniciativa del gobierno para vender tierras públicas.
Los cargos docentes de quienes votan en este claustro son usados mayoritariamente como un "toma y daca" entre las diferentes fracciones de los distintos partidos del régimen político ya mencionados anteriormente, para negociar con el gobierno de turno, no presentar ningún tipo de oposición real y compartir listas y cargos.
Por eso mismo Darío Richarte, funcionario de la SIDE en la época de la Alianza y la represión del 2001 y abogado de Boudou y otros en causas de corrupción durante el kirchnerismo, fue nombrado Vicerrector con el beneplácito de Alberto Barbieri y el PJ. Pero lo más curioso es que fue postulado por los "republicanos" de la Franja Morada y Cambiemos.
Los decanos "opositores" como los de Filosofía y Letras y Ciencias exactas no presentaron ninguna alternativa de democratización manteniendo los mismos tipo de regímenes feudales en los consejos directivos de sus propias facultades.
Párrafo aparte merece el Kirchnerismo y Unidad Ciudadana. Daniel Filmus y Carlos Taiana, candidatos a primer diputado nacional en CABA y compañero de fórmula de Cristina Fernández de Kirchner respectivamente, apoyaron en la Facultad de Ciencias Sociales a Carolina Mera, la misma lista que apoyaban Cambiemos y la Franja Morada.
Mientras nos hablaban en campaña electoral de "voto útil" y "resistencia al ajuste", en la Universidad de Buenos Aires votan a los mismos funcionarios que garantizan el presupuesto educativo del Macrismo.
Dentro de este modelo quedan relegados los miles de docentes que trabajan sin renta y los estudiantes que se ven obligados a abandonar sus estudios, cifra que asciende al 70% de los que comienzan las carreras universitarias.
El claustro estudiantil
La Franja Morada, agrupación del gobierno de Cambiemos, obtendría la representación de mayoría. Esta agrupación juega un rol fundamental en la UBA: Por un lado sostiene un modelo de centro de estudiantes, gracias al manejo de la caja de bares y fotocopiadoras, cuyo único fin es brindar servicios al estudiantado, impidiendo que los centros sean herramientas de organización política. Por otro, son quienes impulsan la política del macrismo en la Universidad, niegan la desaparición forzada de Santiago Maldonado, votan los recortes presupuestarios, bloquean la participación en las movilizaciones contra la represión y los despidos, etc. Como han hecho en la década de los ‘90, su política será hacer pasar la reforma educativa del gobierno.
La representación por la minoría se disputa entre tres listas. Una de ellas vinculada al PJ tradicional (con las agrupaciones de MLI de Ingeniería, la UES de Sociales y las autoridades de la facultad de Arquitectura). Otra estará conformada por agrupaciones kirchneristas como La Cámpora y la Mella/Patria Grande.
Sin embargo en los 12 años en que el Frente Para la Victoria gobernó, no sólo no se modificó el régimen universitario, sino que peronistas, radicales y macristas co-gobernaron votando en conjunto las principales medidas de recorte educativo.
Probablemente sea el propio Rector Barbieri el ejemplo más claro de las íntimas relaciones entre los falsos opositores en la UBA: en 2015 fue candidato a Ministro de Educación de Scioli, pero al poco tiempo de que asumiera Macri declaró: "Nosotros pertenecemos a un espacio donde hay de todas las ideologías y la verdad que en ese sentido yo estoy trabajando muy bien con el gobierno nacional".
La Mella, por su parte, hablaba de "enfrentar a la derecha", pero sus propios candidatos nacionales (como Filmus y Taiana) son parte de listas en común con la Franja Morada y Cambiemos. Su vuelco hacia el kirchnerismo hace que en la Universidad de Buenos Aires formen listas con el PJ contra el Frente de Izquierda en lugares como Filosofía y letras y Sociales.
La otra lista es la del Partido Obrero, que tomó la decisión de no conformar una lista de Frente de Izquierda, privilegiando sus alianzas oportunistas con agrupaciones políticas que no comparten los principios de independencia de clase del FIT. Este tipo de alianzas no son nuevas: en facultades como FADU o mismo en la Federación Universitaria de Buenos Aires, co-dirigen con La Mella - Patria Grande.
Estos frentes electorales tienen como único objetivo conquistar cargos políticos, sin importar las enormes diferencias políticas entre las organizaciones que los componen. Es un método que va en contra de la organización real de miles de estudiantes, como lo demuestra la parálisis de años que lleva la FUBA.
Ante este escenario, la política de En Clave ROJA y la Juventud del PTS es ratificar la importancia de fortalecer al Frente de Izquierda en toda la Universidad, como hemos propuesto para centros y federaciones. Desde el centro de Filosofía y Letras hemos dado importantes muestras de la potencia de esta política, enfrentando al gobierno y siendo la principal referencia en la defensa por la educación, en la lucha de los trabajadores como en PepsiCo e impulsando el primer paro, entre estudiantes, docentes y no docentes por Santiago Maldonado, debatiendo en los cursos y asambleas, cómo organizarnos.
Nuestro voto critico a la lista conformada por PO, tendrá como resultado evitar que La Franja Morada conquiste un consejero más, pero la impotencia para enfrentar al gobierno, sus representantes y cómplices en la Universidad ha quedado evidenciada con armados de esta naturaleza, por lo que, fortalecidos por la gran elección del Frente de Izquierda el pasado 22 de Octubre, pondremos esa perspectiva y todas esas conquistas en función de enfrentar la reforma laboral y educativa del gobierno, acompañando a los trabajadores y defendiendo la educación. |