(Ilustración: Enfoque Rojo)
La semana pasada se conocieron los despidos de Víctor Hugo Morales, Roberto Pettinato y el programa TVR de C5N. Tiempo atrás fue el despido de Roberto Navarro. La dinámica de acallar voces críticas al gobierno de Cambiemos se viene desarrollando desde la asunción de Mauricio Macri, aunque parece profundizarse tras el triunfo electoral del 22 de octubre pasado.
El impacto que provoca el despido de figuras reconocidas del periodismo, muchas de ellas identificadas con el kirchnerismo, no significa que la cuestión se detenga ahí. Una serie de hechos este año en el mundo de los medios, hacen caer los argumentos de "salvar la república y las instituciones" con los que el macrismo hizo campaña para llegar a la Casa Rosada.
La "apretada" al aire del director de Radio Nacional Córdoba contra una periodista o los reiterados ataques a trabajadores de prensa en coberturas de conflictos sociales o movilizaciones (Pepsico, movilizaciones por Santiago Maldonado,etc) son parte de una misma situación de avanzada general contra las libertades democráticas.
El panorama se complementa con un enorme disciplinamiento y protección mediáticos por parte de los grandes medios y un plantel de periodistas que funcionan aceitadamente como "fuerza de choque" mediática, operadores de la mentira, como se demostró frente a la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, logrando niveles históricos de encubrimiento como no se veía desde la prensa canalla de la última dictadura cívico-militar.
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Mientras tanto, una crisis generalizada recorrre los grandes medios, no solo los denominados "medios k", sino también los que no los son, con despidos, atrasos salariales y hasta vaciamientos (Grupo Indalo, DyN, Radio Rivadavia, Radio Del Plata, Página/12).
La pauta publicitaria oficial manejada discrecionalmente y que tanto criticó el macrismo del gobierno anterior, sigue siendo norma en la actualidad con el Grupo Clarín como uno de los máximos beneficiarios.
La "inversión" oficialista en su maquinaria de manejo del flujo informativo se completa con el papel central jugado por las llamadas "granjas troll" controladas desde la Jefatura de Gabinete de Marcos Peña y que muy bien detalló el sitio Lavaca en un completo informe.
La consolidación de un concierto de opiniones monocordes en los multimedios es agravada por la decisión política del gobierno nacional de que se "caigan" los medios que deban caerse y que sea "el mercado" el que termine de "sincerar" la situación.
Hasta el empresario cuyos medios están a la vanguardia del relato macrista, Daniel Vila (Grupo América), aseguró que el gobierno nacional avanza en un modelo de concentración que "va a llevar a que existan tres grandes jugadores en materia de telecomunicaciones y el resto iremos desapareciendo”.
La decisión del gobierno macrista de dejar que "el mercado" discipline se combina con profundos cambios en la situación mundial del rol de los medios tradicionales que se ve trastocado por nuevos actores. Las irrupción de las plataformas digitales, nuevas tecnologías y las redes sociales, desordenan el viejo esquema del flujo informativo y acaparan el grueso de la torta publicitaria.
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Este conjunto de elementos plantean un panorma muy complejo y dificil para la libertad de expresión en la Argentina en momentos en que el gobierno aprieta el acelerador para avanzar en un ataque mayor a las conquistas históricas del clase trabajadora y el pueblo, expresado en el paquete de las mal llamadas reformas (contrarreformas) que serán tratadas en el congreso durante los próximos meses.
Defender la plularidad de voces y la libertad de expresión
Todas las voces, la diversidad política, social y cultural, deben tener su lugar de expresión en los medios. Es un derecho democrático elemental que los llamados "medios públicos" no respetan, y se niegan a asignar proporcionalmente espacios a las distintas expresiones de la sociedad. Son medios gubernamentales.
Por ejemplo, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que obtuvo 1 millón 200 mil votos en las últimas elecciones legislativas y es una fuerza política con peso además en organizaciones obreras y estudiantiles, no goza del espacio en los medios que debería tener en tanto fuerza política nacional.
Los medios de gestión privada completan por su parte un coro uniforme cambiemista donde se escuchan cada vez menos voces críticas al gobierno.
En este marco, más allá del mayor, menor o nulo acuerdo o simpatía con las figuras periodísticas despedidas en C5N, el hecho merece el más absoluto repudio, en tanto que atenta contra la necesaria pluralidad de opiniones en el mapa de medios. Sin embargo, su defensa, como parte de la defensa de la libertad de expresión, prensa y organización, no pueden quedar en manos de ningún empresario o gobierno de turno.
En sus tesis presentadas al Primer Congreso de la Internacional Comunista en 1919, Lenin sostenía: "Los capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros. Los capitalistas llaman libertad de imprenta a la libertad de soborno de la prensa por los ricos, a la libertad de utilizar la riqueza para fabricar y falsear la llamada opinión pública."
El importante paro llevado adelante por los trabajadores de la televisión y que obligó a levantar los programas más importantes de la TV, como el de Marcelo Tinelli por Canal 13, pone a la luz quienes son los que hacen funcionar el sistema de información y entretenimiento. Profundizar ese camino de organización y lucha, unidad de todos los trabajadores de medios por encima del sindicato en el cual están encuadrados, es un punto de apoyo, no solo para defender los puestos de trabajo y el salario, sino también para luchar por la defensa de la libertad de expresión y organización.
Sólo la más amplia movilización social puede frenar el intento del gobierno de los CEO’s de enterrar la plularidad de voces y limitar la libertad de opinión. Porque como dijo Sergio Maldonado: “sin la movilización no hubiéramos llegado a ningún lado”. |