Con más de setenta inscriptos y con la asistencia de más de 400 oyentes a lo largo de la cursada, concluyó el seminario “El legado olvidado de la Revolución Rusa: innovaciones en la vida de las mujeres, el arte y la cultura, y el campo de las ideas”, en el marco de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. La asignatura, además de ser de carácter abierto, contó con un formato original en donde diferentes especialistas participaron en el desarrollo de temáticas específicas.
En el marco del centenario de la Revolución rusa se dictó en la carrera de Historia de la Universidad de Buenos Aires el seminario “El legado olvidado de la Revolución Rusa: innovaciones en la vida de las mujeres, el arte y la cultura, y el campo de las ideas”, a cargo de Paula Varela y Alicia Rojo.
El curso fue impulsado por miembros del staff de la revista Ideas de Izquierda junto con la agrupación estudiantil En Clave Roja (PTS + independientes) que dirige el CEFyL (Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras). La materia tuvo más de setenta inscriptos –fenómeno no muy común en los seminarios de esta carrera- más decenas de oyentes que se sumaron todas las clases.
El seminario se propuso “recuperar una parte específica del legado de la Revolución: las transformaciones sociales y culturales, y las innovaciones teóricas que se desplegaron en los primeros años de la Revolución rusa antes del avance y la consolidación del estalinismo”. Para ello, se dividieron las clases según las diferentes temáticas y se invitaron a especialistas.
Paula Varela, politóloga y Gastón Gutiérrez, sociólogo, fueron los encargados de abrir el seminario. Varela expuso los principales “pilares” sobre los que se construyó el discurso neoliberal que instaló la idea de que toda revolución termina indefectiblemente en un totalitarismo reaccionario como el estalinismo, borrando así el legado trasformador que dejó para las futuras generaciones la Revolución de 1917.
Gutiérrez planteó un recorrido historiográfico sobre las principales interpretaciones de la Revolución rusa: desde las elaboraciones de los contemporáneos, hasta nuestros tiempos, pasando por la "historia oficial" del estalinismo, por la escuela revisionista, y por las interpretaciones marxistas críticas del estalinismo. Más adelante en la cursada, los docentes se ocuparon, respectivamente, del problema del Estado de transición al comunismo y el problema de la burocratización; el origen del soviet y su método de lucha; y la situación del doble poder; entre otros temas.
La primera invitada fue Corina Luchía, historiadora e investigadora del Conicet, quien se detuvo en las condiciones singulares del desarrollo histórico en Rusia, de manera de echar luz sobre las profundas causas que llevaron a la clase obrera al poder en un país atrasado.
Luchía abordó, en una primera clase, por un lado, la “cuestión agraria” en Rusia y el rol de la comuna rural; y, por el otro, el dualismo estructural de ese país, determinado por la convivencia entre servidumbre e industrialización. En la clase siguiente, explicó las condiciones de la Revolución de 1917.
Andrea D’Atri, psicóloga, especializada en Estudios de la Mujer y fundadora de la agrupación de mujeres Pan y Rosas, dictó la clase sobre los avances que significó la revolución proletaria para los derechos de las mujeres rusas. Allí, detalló cómo se instauró la igualdad legal entre hombres y mujeres; se reconocieron las uniones de hecho; se estableció el derecho al divorcio y al aborto; se crearon guarderías, lavanderías y comedores comunitarios; se eliminó la criminalización de la homosexualidad y la persecución de la prostitución; entre otros avances.
Ariane Díaz, licenciada en Letras, avanzó sobre el impacto de la Revolución en el mundo del arte, los debates entre las vanguardias y la política cultural del bolchevismo, incluyendo los debates sobre el proletkult.
La clase sobre los grandes avances para el cine que significó la Revolución soviética estuvo a cargo de Violeta Bruck y Javier Gabino, realizadores del grupo de Cine Contraimagen y TVPTS. Si bien para la época se trataba de un dispositivo muy reciente, el cine, como señalan Bruck y Gabino “recibió en el país de los soviets su propia revolución”.
Gracias a la expropiación y nacionalización de la industria cinematográfica, unido a una gran libertad artística, los cineastas soviéticos dejaron como legado más importante el descubrimiento e invención de un nuevo lenguaje que exigía esta tecnología naciente.
Juan Duarte, psicólogo, abordó la obra de Lev Vygotski, su importancia para una psicología marxista, y sus derivaciones en la filosofía y la educación.
Facundo Rocca, politólogo, desarrolló en su clase el pensamiento jurídico sobre la Revolución de Evgueni Bronislávovich Pashukanis. Rocca realizó una introducción a la obra Teoría General del Derecho y Marxismo y recorrió los problemas sobre el derecho que surgían en una nueva sociedad como la soviética.
En otro encuentro, los historiadores Alicia Rojo y Hernán Camarero -quien acaba de publicar "Tiempos Rojos: El impacto de la Revolución rusa en Argentina", editado por Sudamericana- estuvieron a cargo de la clase sobre las consecuencias de la Revolución en nuestro país. Recomendamos, en esta sintonía, la entrevista que le hiciera Gastón Gutiérrez a Camarero para Ideas de Izquierda, en razón de la publicación de "Tiempos Rojos" y que aborda muchos de los puntos vistos en la clase.
El cierre del seminario fue multitudinario y lo encabezaron Christian Castillo, sociólogo y dirigente nacional del PTS, y Eduardo Grüner, también sociólogo y reconocido ensayista. Bajo el título "Una Revolución en busca de herederos", los panelistas debatieron acerca de la vigencia en la actualidad del proceso revolucionario ruso. Además, presentaron el nuevo libro de la editorial IPS/CEIP, "Historia de la Revolución Rusa" de León Trotsky y el último número de la revista Ideas de Izquierda, con un muy completo dossier con motivo del centenario revolucionario. Más de 300 estudiantes de distintas facultades se acercaron a participar de la charla.
La enorme asistencia que tuvo el seminario –entre estudiantes y oyentes- mostró a las claras la avidez que hay entre la juventud por ideas nuevas que permitan pensar el presente, en orden de poder entenderlo e intentar cambiarlo. En este sentido, el seminario acudió a la Revolución rusa no como una pieza del museo de la Historia, sino como una viva fuente de ideas y lecciones a la que debemos recurrir y en la cual debemos mirarnos.
En Rusia no sólo se demostró que los trabajadores pueden hacerse con el poder, sino que una vez liberados del yugo del capital, la creatividad humana irrumpe en todos los órdenes de la vida, dando saltos en derechos e ideas respecto a los cuales, aún 100 años después, continuamos atrasados en muchos aspectos.
Por ello, el centenario la Revolución soviética no es una simple efeméride: se trata de rescatar ese legado “olvidado” –opacado por los casi ochenta años de dictadura totalitaria inaugurada por Stalin- que nos dejaron los primeros años de poder obrero ruso, para utilizarlos como un faro y una guía de acción. Con esa intención se dictó este seminario.