Matías, trabajador de Coto, es uno de nosotros. Sufrió un grave "accidente" el viernes de la semana pasada por un montacargas que funcionaba mal hace tiempo, por el que sus compañeros venían reclamando. Ningún gerente hizo algo y el sindicato ni apareció. Hoy está peleando por su vida y estamos esperando por su recuperación, menos los gerentes de la sucursal Botánico y Alfredo Coto. Ellos abrieron al día siguiente como si nada hubiera pasado.
Parásitos
Coto es una de las cadenas de supermercados más grande del país. En una reciente entrevista de La Nación, Alfredo Coto, el dueño, admite que emplea a 18.000 personas en sus tiendas y proyecta ganancias por 60.000 millones de pesos para el 2018. Si, viste bien: 60.000 millones.
Este verdadero parásito se enfureció por el gradualismo de Macri para aplicar la reforma laboral y tributaria. Es que los dueños de las grandes cadenas de supermercados como COTO, Carrefour, Jumbo, Vea y tiendas como Falabella, obtienen ganancias millonarias por precios remarcados y beneficiados hace años por la maldita precarización.
Para dar un ejemplo, en un sólo día del fin de semana, un hipermercado puede facturar cerca de 3.000.000 de pesos, suma equivalente a lo que cobran por mes 250 empleados de comercio con sueldo básico de 12.000$. Imaginate con lo que se quedan estos empresarios todos los meses. Y van por mas.
¡Con nuestras vidas no!
Tras las brillantes luces navideñas de las góndolas repletas de productos en las cadenas de supermercados, en las que la mayoría de los trabajadores deja la mitad del sueldo para poder comer, hay un trabajo gris y precario de miles de jóvenes que reponen, llevan y traen mercadería, preparan comida, cobran en la caja, atienden al público y mucho más.
Tendinitis, lumbalgia, cervicalgia y depresión son las enfermedades mas comunes entre los que hacemos funcionar estos verdaderos monopolios del consumo masivo. Los accidentes, como sufrió Matías, no son una casualidad. Los ritmos de trabajo en las tiendas exige una concentración de tareas múltiples en la menor cantidad de personas posibles.
Si sos repositor, también recibís camiones con mercadería, trasladás palets, hacés mantenimiento de la tienda y hasta podés pintar. Todo eso sin elementos de seguridad adecuados y necesarios.
Si sos cajera, también repones mercadería, atendés al público y también podés limpiar. Si te negás a hacerlo te sancionan o te echan, pero si al hacerlo sufrís un accidente, muchas veces no te cubre ni la ART. Sumado a la presión de atender rápido, sonreír y no cometer errores. Todo centavo que falte, se descuenta del sueldo. Si fichás mal, no cobrás el día. Turnos rotativos, francos rotativos, horarios según le convenga a la empresa, en condiciones insalubres y sueldo...en la mayoría de los casos miserable.
Mauricio Macri y Alfredo Coto
Estas empresas juegan con la necesidad que tenemos miles de jóvenes de tener un empleo y un sueldo y no nos queda otra que aceptar trabajar en estas condiciones.
Nos emplean y nos usan como material descartable, como hicieron con Matías. Con la reforma laboral que tanto quieren apurar para que sea aprobada, esta precarización va a aumentar y se va a legalizar, sin costarles casi nada nuestro despido. El Sindicato de Comercio y la CGT que tendrían que defender a los trabajadores se mantienen inmóbiles. Sabemos que con la complicidad del PJ y FpV, como paso con el robo a los jubilados esta reforma también va a pasar.
Organizar la bronca para enfrentarlos
Lo que le pasó a Matías no puede quedar así. Tenemos que organizarnos en cada tienda para acabar con la precarización a la que nos someten y las contrarreformas del gobierno. Somos miles los trabajadores que llenamos el Congreso, y mostramos que los trabajadores tenemos fuerzas y voluntad de pelear.
Hace falta que las centrales sindicales que se oponen convoquen ya un plan de lucha, con movilizaciones y paro para que las derrotemos. Las y los trabajadores de comercio del Movimiento de Agrupaciones Clasistas nos organizamos junto a compañeros de PepsiCo, Kraft, docentes, gráficos, y de mas de 60 gremios porque no queremos un futuro con vidas precarizadas ni para nosotros ni para nuestros hijos. |