En Medio Oriente, Europa y Asia, mandatarios de diversos países expresaron su preocupación por el cambio de ’statu quo’ de Jerusalén, horas antes del anuncio que hará el presidente de EEUU, Donald Trump, este miércoles sobre el reconocimiento de la ciudad santa como capital de Israel y el traslado hasta allí de la embajada estadounidense.
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Si Trump finalmente cumple este anuncio, EEUU se convertirá en el primer y único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, cuyo sector Este ocupó en la guerra de 1967 y se anexionó en 1980, contraviniendo la legalidad internacional y donde los palestinos aspiran a establecer la sede de su futuro Estado.
Es decir se trataría de un respaldo abierto no solo al Estado sionista de Israel sino a la actual administración de Netanyahu y sus políticas de odio y ocupación colonial de los territorios de Cisjordaria. Por otra parte se trata de un mazazo para las aspiraciones del pueblo palestino que reconocen en el este de la cuidad la futura capital de su propio Estado.
Las Naciones Unidas nunca han reconocido a Jerusalén como la capital de Israel ni la anexión de su parte oriental, ocupada en 1967.
Alarma internacional
Jordania, a petición de Palestina, solicitó la convocatoria de una reunión de emergencia de la Liga Árabe para el sábado apenas horas después de que Trump comunicara ayer la intención de trasladar de Tel Aviv a Jerusalén la embajada estadounidense.
Mientras, el Gobierno de Turquía también ha convocado para el próximo miércoles en Estambul una cumbre de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI) e invitado a la administración Trump a retroceder de inmediato en "este inmenso error, que eliminaría el ahora frágil proceso de paz en Oriente Medio".
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogán, ha advertido además de que su país considera romper sus relaciones diplomáticas con Israel.
La posición de Turquía no es menor ya que se trata de una potencia regional con mucho juego interno en Medio Oriente que viene cumpliendo un rol estabilizador en Palestina, y está interesado que así continúe.
Es por esto que Erdogan fue uno de los más enfáticos en apuntar contra la decisión de Trump: "desde aquí quiero hacer un llamamiento a todo el mundo: Hay que abstenerse de pasos que cambien el estatus jurídico de Jerusalén. Un paso así solo echará gasolina al fuego de los terroristas".
La cumbre llamada por Erdogan reunirá a los líderes de los 57 países miembros de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), de la que Turquía tiene en la actualidad la presidencia.
Desde el Vaticano el papa Francisco hizo un llamamiento para que "se realicen todos los esfuerzos para respetar el ’status quo’ de la ciudad, conforme a las resoluciones de la ONU. "No puedo callar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días", expresó Francisco en el Vaticano, en una declaración en la que no citó directamente el anuncio de Trump.
China por su parte manifestó por medio de un portavoz de Exteriores que "la cuestión de Jerusalén es muy complicada y delicada, y las partes implicadas deberían tener en cuenta la paz de la región", evitando causar "nuevas confrontaciones".
El Kremlin estimó "prematuro" hablar de las consecuencias del posible traslado, aunque mostró su preocupación.
"No nos gusta hablar de decisiones que todavía no han tenido lugar", dijo hoy el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
También el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que los miembros de la Alianza respaldan una solución "pacífica" y "negociada", y añadió que Trump no ha pronunciado aún su discurso, por lo que "es un poco pronto para comentarlo".
La "paz" de Trump
Ante la oleada de críticas a nivel internacional el secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, salió a confirmar algo que ya parece un mal chiste: "el presidente Trump está muy comprometido con el proceso de paz en Oriente Medio", "seguimos creyendo que hay muy buena oportunidad de alcanzar la paz y el presidente tiene un equipo que está enteramente dedicado a ello".
Por el contrario el reconocimiento unilateral por parte de Estados Unidos de Jerusalén como capital del estado sionista de Israel no puede hacer más que inflamar los ánimos en toda la región. El espaldarazo para el gobierno de Netanyahu y el ninguneo a las aspiraciones del pueblo palestino, son la muestra de que lejos de un "proceso de paz", que de todas maneras hoy no existe, Estados Unidos es el principal sostén de un Estado racista y colonialista que ha venido avanzando en la ocupación ilegal de territorios palestinos. |