Foto Enfoque Rojo
Soy, digamos así, un amigo del PTS, que desde hace ya varios años marcha bajo su bandera. Conservo aún algunas disidencias y matices pero ahora no viene a cuento ponerlas de relieve, porque mi intención con esta nota es otra.
Desde hace un tiempo largo he tenido la posibilidad y he tomado la decisión de leer a Trotsky, porque creo que, y no descubro nada nuevo con esto, es imprescindible para dotarnos de una teoría revolucionaria y al mismo tiempo para revisar su experiencia, sus éxitos y también sus derrotas. Pero también para comprender mejor a mis camaradas de hoy y a su dirección política.
Con sus textos creo haberme acercado mucho más a las perspectivas del gran revolucionario ruso, al tiempo que también me he ido adentrando en la enorme capacidad dialéctica de su práctica política y en la complejidad de su pensamiento táctico, el que incluso le trajo, al mismo Trotsky, no pocos desencuentros, aún con sus propios seguidores contemporáneos.
A cada paso Trotsky nos dice que la construcción de un partido revolucionario es la herramienta fundamental para que la clase obrera tenga la posibilidad de tomar el poder. Un partido como “conciencia” concentrada, un partido de la vanguardia obrera que sea capaz de movilizar bajo sus banderas y consignas a amplias capas de las clases oprimidas. Un partido dotado no solo de una sólida teoría revolucionaria sino también de una alta moral de combate.
El PTS fue un gran protagonista de las jornadas del 14 y 18
Creo que las jornadas de diciembre van a ser vistas como un verdadero parteaguas, no solo porque han significado un enorme costo político para el Gobierno y auguran otro escenario para 2018, sino fundamentalmente porque una parte de la izquierda, y en particular el PTS, han mostrado una enorme voluntad de combate y una gran capacidad táctica para maniobrar con disciplina en una arena política compleja que le otorga una cuota mayor de confianza e influencia sobre un importante sector combativo de la clase.
Es tiempo de consolidar esa influencia y convertirla en fuerza política organizada. El tiempo que se avecina será difícil seguramente, porque el enemigo de clase buscará avanzar como topadora sobre las posiciones históricas de la clase obrera. Pero al mismo tiempo, es sobre este marco de agudización de la lucha de clases que se templan las fibras de un partido revolucionario y lo preparan para enfrentamientos más agudos.
Se agudiza la crisis
La crisis mundial del capitalismo en descomposición le impone a la clase dominante, subordinada y dependiente de nuestro país, un solo programa. Para el gobierno cambiemita no queda otro camino que el de profundizar el ajuste sobre los trabajadores y el pueblo pobre. Esto no es nada desconocido para cualquier análisis marxista, ni siquiera para otras vertientes del llamado “campo popular”.
La diferencia sustancial radica en que el PTS tiene la posibilidad y el deber de acumular en la coyuntura y de fortalecer la herramienta de la clase que le pueda dar la dirección política que contribuya, decididamente, a abrir una nueva perspectiva revolucionaria en la Argentina.
En el marco de profundización del ataque de las clases propietarias se acelerarán las experiencias de amplias masas de trabajadores con sus direcciones reformistas y claudicantes, y aún más con la burocracia sindical colaboracionista.
Un 2018 cargado de conflictos
Hay que recordar que 2018 es un año par y no hay elecciones en la Argentina. Que con la reforma previsional el Parlamento ha sido incapaz de ponerle, no ya un límite al gobierno, sino siquiera un obstáculo más o menos serio. También se ha demostrado, en las jornadas decembrinas, que en la lucha y la movilización callejera la izquierda tiene una relación de fuerzas inversamente proporcional a su representación parlamentaria.
La CGT tendrá enormes dificultades para seguir su senda claudicante y el peronismo no podrá sostener ad infinitum las expectativas sobre una posible unidad que, cuál mágica solución, provea a la oposición de una candidatura que garantice una victoria, allá en el muy lejano horizonte de 2019.
La vigencia del legado de Trotsky
Volver a Trotsky una y otra vez es fundamental en la etapa que se abre. Sus lecciones sobre el frente único son de una enorme importancia. No debería quedar ningún militante o simpatizante del PTS que no maneje adecuadamente estos conceptos y estas experiencias históricas. Los cuadros políticos más avanzados tienen la enorme tarea de elevar, a todo el partido, en el menor tiempo posible, porque cada militante es el partido allí donde actúa y cada intervención cuenta a la hora de consolidar una posición política que abre una nueva oportunidad histórica. |