Wikipolitica es un movimiento o red de jóvenes que han decidido participar de la “política” en México. Su figura más visible es Pedro Kumamoto en Jalisco y han decidido impulsar diversas candidaturas independientes en distintos estados de la república.
En la Ciudad de México están impulsando a Roberto Castillo. Este último escribió un texto a raíz del caso de Marco Antonio titulado “Dignificar la policía”. Sostiene que el caso de Ayotzinapa y el caso de Marco, en el que hay una vinculación explícita y contundente de la violencia del estado, son casos repudiables. En eso estamos de acuerdo. Pero diferimos de las causas de esta violencia y de la caracterización que Castillo hace de los cuerpos policiales.
Roberto Castillo escribió un balance del origen de la violencia policial. Según Castillo es porque no hay dignidad en el trabajo del policía y pone los siguientes ejemplos:
“(1) ninguna de las academias o institutos de formación policial cuenta con los doce rubros mínimos para garantizar una capacitación adecuada;
(2) a pesar de que el presupuesto de la SSP es igual al de Tlaxcala, los policías ganan menos que el promedio nacional, apenas 8 mil 674 pesos al mes;
(3) sólo una fracción de la policía cuenta con prestaciones laborales como un fondo de ahorro y préstamos de vivienda.”
Para Castillo, la policía gana poco, no tiene prestaciones y no están capacitados: este el origen de la violencia desmedida de la violencia de Estado.
Mundos paralelos
A veces pienso que hay personas que viven en mundos paralelos. Mundos alternativos al que nos tocó pisar día a día. En México la violencia de estado mediante el uso del ejército, la policía municipal y federal para reprimir las protestas sociales es un pan del día a día.
¿Será que Roberto Castillo vive en un mundo paralelo? No sólo no dice una sola línea sobre la Ley de Seguridad Interior, sino que parece que se perdió la historia reciente de México. En los últimos años hemos visto una feroz e ilimitada represión de los cuerpos estatales contra los movimientos sociales de un modo insólito.
¿Recordará Castillo cuanto la Policía Federal asesinó a David Guemayel en Chiapas durante las protestas magisteriales? ¿De las masacres de Tlatlaya y Apatzingán? ¿De las Masacres de Villas de Salválcar? ¿De la ejecución de Galeano del EZLN? ¿Del desalojo por la policía al plantón magisterial en 2013? ¿De la reciente represión a los mineros en Guerrero, de Cocula, en la Mina Torex Gold? ¿De la incautación de la policía federal de las instalaciones del SME? ¿Del 1 de diciembre de 2012, cuando comenzó el sexenio de Peña Nieto?
Al parecer, Roberto Castillo requiere clases de historia de México contemporáneo ¿No es acaso la historia de México la historia de sus masacres? Resumida: Tlatelolco, Halconazo, Aguas Blancas, Acteal, Ayotzinapa. Cada una de ellas perpetradas por grupos armados del estado: ejército y policías, además de otras fuerzas de represión. Estos no son hechos aislados ni se trata de “manzanas podridas” que actúan a por su propia cuenta. El uso de la fuerza se ha hecho característico de la dominación priísta a través de nuestra historia.
En el mundo en que vivimos, el Estado es la organización que monopoliza la violencia, para gestión de los intereses de los capitalistas. La policía es un brazo armado de explotación y por eso difícilmente llega a ponerse del lado del pueblo. Su tarea es imponer con la violencia la disciplina del estado, son la presencia de la autoridad del estado capitalista.
Los policías no son trabajadores, conforman un destacamento especial de represión.
Al ser, en esencia, un instrumento fundamental de represión, exigir mejoras para su labor es proponer que se aumente la composición y aditamentos del estado para reprimir aún más. Exigir mejoras de condiciones es exigir mejores armamentos y diseñar nuevas formas de ataque a las masas por la vía de aumentar la capacidad represiva del estado.
Por eso los socialistas no consideramos que los policías sean parte de la clase trabajadora, ni mucho menos creemos que mejorar sus condiciones de vida los volverá menos violentos y represores. Los socialistas levantamos el objetivo estratégico de la supresión de las fuerzas represivas, porque son un foco de la descomposición capitalista vinculadas con el crimen organizado, redes de trata, tráfico de armas. Contra estas bandas armadas defendemos las formas de autodefensa popular en rechazo a la violencia centralizada y monopolizada del Estado en la medida que apuntan hacia aquel objetivo estratégico.
En México aún es más contundente su violento accionar. Frente a un estado que usa policía municipal, federal, ejército y hasta grupos paramilitares, por ejemplo, del narcotráfico y los consorcios patronales (como lo demuestra actualmente el caso de Guerrero con los mineros de Cocula), defendemos el derecho de los trabajadores, pueblos indígenas, sindicatos, víctimas de la violencia del estado, estudiantes a hacerles frente a través de la autodefensa apuntalada por la autoorganización social, hasta lograr sustituir los cuerpos policiacos, sus jefes y el aparato estatal que los administra, estableciendo así un nuevo tipo de Estado, surgido de la eliminación de la explotación capitalista.
Queremos superar el orden de explotación y opresión que defienden los policías. Pretender reformarlo es una utopía. Nuestra lucha es por derrumbar el Estado capitalista, y construir uno nuevo, un Estado de los trabajadores, basado en su organización desde las bases, y esto incluye el armamento del pueblo. Este otro mundo, señor Castillo, sí es posible. |