Desde que asumió Macri, hay algo que se repite y se repite. Uno de los deportes nacionales de los funcionarios de Cambiemos es hacer declaraciones reaccionarias, repulsivas, que llenan de odio.
En estos días, la que dio la nota fue, una vez más, Patricia “Rambo” Bullrich, que salió a justificar y respaldar a Luis Chocobar, quién le disparó por la espalda al jóven Pablo Kukoc, rematándolo en el piso. En sintonía con Macri, que lo recibió en la casa de gobierno como a un héroe, dijo que el accionar del asesino fue correcto, y que desde Cambiemos se proponen defender a los policías frente a los casos de gatillo fácil.
Por si fuera poco, a “Pato” se le ocurrió decir que “tuvimos razón con el caso Maldonado y vamos a tener razón con el caso Nahuel”. Y claro, si para Cambiemos, que las fuerzas represivas asesinen jóvenes por la espalda, como fue con “el caso Nahuel” es una buena razón... para festejar.
“Pato” habló de un “cambio de doctrina”. Pero a los pibes los vienen matando en los barrios hace años. Lo que hay es un intento de dar un paso más en la criminalización de la juventud y la pobreza. Quieren legalizar lisa y llanamente la pena de muerte, que ya es una realidad para miles. El paso adelante que quiere dar el gobierno es, como dijo Myriam Bregman, invertir la carga de la prueba, para partir de que el policía es inocente y el asesinado de turno tenga que demostrar lo contrario.
Imposible olvidarse cuando, en medio de la desaparición forzada de Santiago Maldonado y de las increíbles hipótesis lanzadas por Carrió, Marcos Peña y demás funcionarios, al mejor estilo Duran Barba, la ministra salió a decir que no iba a “tirar gendarmes por la ventana”, porque “necesito a esa institución para todo lo que estamos haciendo”.
Poco tiempo después, esa gendarmería fue la que usó el gobierno para la represión a miles de jóvenes y trabajadores. Esa fue la herramienta fundamental que tuvieron para avanzar con la reforma previsional que despertó el rechazo del 80% de la población y hasta de dos de cada tres votantes de Cambiemos.
En ese momento quisieron instalar un discurso de que había “violencia de los dos lados”, como si fuera lo mismo un gobierno que le roba cientos de millones de pesos a los jubilados que una movilización de miles y miles de jóvenes y trabajadores que, hartos de los ataques constantes de “la revolución de la alegría”, decidieron manifestarse frente al congreso.
Obviamente no pudieron frenar el desprestigio que iba a venir con ese robo. De ahí a esta parte, la imagen positiva de Macri no para de caer y su debilidad política comienza a ser percibida por quienes sufren las consecuencias del ajuste, como la de los trabajadores despedidos del Hospital Posadas, INTI, Fanazul y en cada lugar de trabajo donde hay ataques del Estado o empresas privadas. El primer reflejo empieza a ser la resistencia.
Ahora quieren hacernos creer que la mayoría de la sociedad está ¡A favor de la pena de muerte! Una sociedad que viene de haber echado a las patadas a los patrulleros que pasaban por los cacerolazos contra la reforma previsional. No tienen cara.
Si Patricia, o alguno de sus asesores, llegara a leer estas líneas, le queremos dejar algo en claro. Con discursos sobre la pena muerte y ataques como estos para fortalecer a las fuerzas represivas, no nos van a amedrentar a los jóvenes. Porque sabemos que si nos unimos con los trabajadores, como lo hicimos el 14 y el 18 de diciembre, tenemos una fuerza imparable y la capacidad de dar vuelta sus planes. Ese odio profundo contra la policía en los barrios, contra el ajuste y la represión de parte de la juventud y los trabajadores, se puede transformar en organización conciente de miles que salgan a enfrentarlos.
Y ahí… no va a haber doctrina que valga. |