Egresado de la UBA, joven de 33 años, especialista en Derecho Penal y criminología, Roberto Carlés fue miembro de la Comisión de Seguridad de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en este último tiempo, más conocido como coordinador de la comisión que redactó el proyecto de reforma del Código Penal.
Pero más allá de su trayectoria académica, Carlés no esconde sus reales intenciones políticas. Intenta dar continuidad al reaccionario giro que viene dando el gobierno hacia complacer los pedidos del Vaticano con el ya aprobado Código Civil. Por lo menos, Zaffaroni discursivamente era más de izquierda.
En la entrevista otorgada al diario judicial (DJU), publicada el 5 de marzo de 2014, cuando la Comisión ya había elaborado el Anteproyecto de reforma al Código Procesal Penal, ante una pregunta referida al aborto (apropósito de la incorporación de la figura del aborto culposo), se puede notar, en la respuesta una gran carga de prejuicios, planteando que los juristas no quieren meterse en un debate tan sensible. Intentando dejar el debate en el plano filosófico “que despierta pasiones y temas emocionales” Cuando en realidad de lo que se trata es que en el país alrededor de 300 mujeres mueren por año, por abortos clandestinos sin condiciones de asepsia.
Los amigos de mis amigos, son mis amigos
Al conocerse el nombre de quien CFK designó para tratar de que sea el sucesor del kirchnerista Zafaroni, también se conoció que Carlés es muy amigo del Papa “peronista”. Incluso algunas versiones dan cuenta de que fue el propio Bergoglio el que sugirió el nombre de “Robertito” para la integrar la Corte Suprema de Justicia, una de las instituciones más elitistas de la República burguesa: a sus miembros los propone el jefe de Estado y los aprueba el senado –que expresa lo rancio del “sistema feudal” de las provincias-.
Pero también al joven abogado se lo conoce como un gran twittero kichnerista, que usa con pericia las redes sociales para defender a un gobierno que en materia jurídica, con la reforma de los Códigos Civil y Comercial y el Procesal Penal ya venía demostrando su giro a la derecha, incorporando artículos prácticamente “dictados” por el Vaticano.
Ya la oposición patronal que también se cobija bajo la capa papal y que quiere un gobierno debilitado para las elecciones de este año, adelantó que no dará su visto bueno en la cámara alta (se necesitan dos tercios de esa cámara para aprobar los pliegos para la CSJN).
El gobierno desde hace 12 días viene sumido en una profunda crisis que puso al descubierto la “guerra de servicios” (entre los afines al gobierno y los que hasta “ayer” eran afines al gobierno), y la impunidad del Estado.
Pero a la distancia, el Papa Francisco vela por sus amigos y por preservar la institucionalidad de este Estado capitalista, cubriendo con la sotana la putrefacción que emana de sus socavones. | 
