Desde inicios del despertar social, han aumentado considerablemente los despidos en todo el país, y en la Región Metropolitana, el incremento es a más del doble que el año pasado. Los más afectados son los trabajadores de la construcción, que al ser despedidos por necesidad de la empresa, los finiquitan sin indemnización.
Domingo 29 de diciembre de 2019
Las y los empresarios, tras el despertar social, han demostrado su miedo sobre la organización de trabajadores. Así mismo la crisis económica instalada de antes, intentan justificarla como producto de la desestabilización durante los días de revuelta, como el histórico 12 de noviembre, en el que varios sectores estratégicos pararon en una convocatoria a huelga general.
Los despidos por necesidad de la empresa, que desde el año pasado ya aumentaba de forma importante en el sector público, con argumentos del presidente Piñera como “Aquellos cargos que no eran necesarios y donde el desempeño no era suficiente, obviamente les pedimos que no renovaran su contrato”, o los cierres de fábrica que provocaron cientos de despidos, fueron la tónica del año pasado, planteando incluso la posibilidad de no pagar indemnizaciones.
Este año, que ya anunciaban la continuidad del receso económico y ahora culpando a la revuelta, los empresarios en los primeros días de diciembre despidieron a 65.577 trabajadores por necesidad de la empresa, a diferencia del año pasado que fueron 41.555. Y entre el 18 de octubre y el 20 de diciembre, los despidos por esta característica llegaron a 140.371, lo que equivale al 27,8% del total de despidos en el país.
Los sectores más afectados son el de la construcción, aumentando de 7.106 despidos a 33.500, también en relación al año pasado, así como los sectores de alojamiento y comida que también perdieron el trabajo en un aumento considerable, el promedio entre octubre y enero era de 1.781 despedidos, ya en los primeros días de diciembre las cifras rondaban los 2.258 despedidos.
Con la resistencia a que trabajadores sean vistos como un número más, los ejemplos de lucha y victoria como Daniela Avilés en Antofagasta, con despido político por organizarse en el Colegio de Profesores,o de Nicolás Mondaca, trabajador de correos de Chile, despedido antisindicalmente, son muestras de que la tortilla se puede revertir, enfrentando las decisiones autoritarias de las empresas.
Tras dos meses de un cambio histórico de millones de trabajadores, no se puede naturalizar la ola de despidos existentes en el país, es necesario un plan de lucha que pueda combatirlos, por una ley de emergencia que detenga los despidos, donde Mesa de Unidad Social, movilice a los organismos que agrupa, como la CUT, la FECH o la CONFECH, a el Colegio de Profesores, Federaciones de Asistentes de la educación, para que podamos hacer retroceder las medidas de amedrentamiento y de castigo que ejerce el empresariado a la población, dejando a cientos de miles de familias sin sustento económico.