El 1º EMU dejó muchas ganas de continuar movilizadas y organizadas. ¿Cómo hacer para que participen las mujeres trabajadoras? ¿Cómo garantizar que los EMU sean instancias democráticas y no se conviertan en algo de consumo interno? Primeras reflexiones y desafíos.
Jueves 9 de noviembre de 2017
Luego de tres intensos días tenemos decenas de anécdotas, sentimientos y reflexiones. Nos fuimos enriquecidas pero también pensando los desafíos que nos plantea la continuidad de este espacio.
Un punto de partida
El 1º EMU constituye un paso en generar un espacio de mujeres en Uruguay, de compartir experiencias de luchas dadas y de reconocernos en las otras, un espacio auto-convocado y auto-financiado, algo histórico que no se había dado hasta ahora en nuestro país.
Quienes concurrimos – la Comisión Organizadora no dio datos pero se estima que fueron unas 500 mujeres, varias de ellas de países limítrofes como Argentina – lo hicimos desde nuestros colectivos de militancia o de participación en organizaciones sociales y políticas. Si bien se inscribieron previamente unas 1.700 mujeres, la concurrencia efectiva fue sensiblemente menor a la esperada, cuestión de la que debemos reflexionar para mejorarlo.
Por cierto, no hubieron delegaciones importantes de mujeres organizadas en sus sindicatos y lugares de trabajo: habían pocas docentes o trabajadoras del ámbito público, pocas amas de casa y desocupadas y casi ninguna obrera de algún gremio de la industria.
Por eso será un desafío a futuro desarrollar una especial preocupación para que puedan participar las mujeres que justamente son “las más oprimidas dentro de las oprimidas y las más explotadas dentro de los explotados”: las mujeres trabajadoras, las precarizadas, las que cubren doble o triple jornada laboral, las amas de casa, las desocupadas. Para que verdaderamente se escuchen “Todas las voces todas las mujeres” es necesario un esfuerzo de las mujeres organizadas en los colectivos feministas para poder llegar a quienes hoy no tienen voz en ningún lado.
Rondas con debate, primeras conclusiones
No podemos describir aquí el rico intercambio que hubo en las 21 Rondas de Intercambio. Solo destacaremos algunos que nos plantean desafíos a futuro.
La definición de feminicidio como el asesinato perpetrado contra una mujer por su condición de género incluye la dimensión de la impunidad que otorga el Estado en estos crímenes y por tanto su responsabilidad.
Se coincidió en que las salidas punitivas propuestas por este gobierno no atacan la cuestión de fondo que es el patriarcado instalado en la sociedad uruguaya.
En Uruguay venimos desarrollando las Alertas Feministas que son un importante punto de partida, pero debemos extender a todo el país la necesidad de luchar contra los feminicidios y las violencias machistas.
Las redes de trata en distintas zonas del país y las mujeres desaparecidas como Mili Cuello y tantas otras no pueden funcionar si no cuentan con la anuencia de las fuerzas represivas, la justicia y hasta los políticos de turno, cómplices de la explotación del cuerpo y la vida de las mujeres.
Sobre el tema del aborto también hubo mucho debate: qué hacer con la legalidad que nos da una ley tutelada por el Estado que, sin embargo, es insuficiente porque todavía siguen habiendo presas por abortar por fuera del sistema de salud y también hay muertes por abortos clandestinos.
En la Ronda de Mujeres y Educación se reflexionó acerca de las formas en que se reproduce el patriarcado en las instituciones educativas y la necesidad de contar con espacios para las maestras y docentes mujeres – como podría ser una Comisión de Género – para tratar temas de acoso en el ámbito educativo, para socializar experiencias y promover debates y acciones.
Desafíos que nos quedan
Desde nuestra agrupación Pan y Rosas dimos una pelea en varios talleres para que el EMU sea resolutivo, para poder aprovechar que mujeres de varios puntos del país habíamos confluido y podíamos ponernos de acuerdo en lanzar acciones en común.
Hubiese sido muy positivo acordar una gran acción unificada a nivel nacional para el próximo 25 de Noviembre, Día Internacional de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres, y que cada una de nosotras volviéramos a nuestros departamentos y localidades con la firme y unificada convicción de hacer cosas contra los feminicidios, las desapariciones de mujeres y las redes de trata.
Es importante que los EMU puedan dirigirse hacia las mujeres trabajadoras - que hoy no acudieron en cantidad al 1º EMU – y que podamos contribuir en su organización.
Desde Pan y Rosas hemos propuesto impulsar Comisiones de Género en los lugares de trabajo y estudio para potenciar la organización de las mujeres, para fortalecer los vínculos y para poder desde ahí combatir el machismo de nuestros propios compañeros varones.
Otro aspecto que no nos pareció correcto fue la forma en que se eligió la próxima sede del EMU para el año que viene. En una reunión de integrantes de la Comisión Organizadora más “quien quiera sumarse” se resolvería por consenso la próxima sede. Pan y Rosas participó de esa reunión donde planteamos que nuestro objetivo como movimiento de mujeres debía ser garantizar la masividad de los próximos EMUs apuntando a invitar a las cientos de miles de mujeres que pararon el pasado 8M. Y que debíamos ponernos el objetivo de duplicar o triplicar la convocatoria de este año. En ese sentido, proponíamos nuevamente Montevideo o Canelones – departamento donde hay varios casos de mujeres desaparecidas – para mantener la posibilidad de acceso de las mayor cantidad de mujeres. En una actitud burocrática – y ridiculizando nuestras propuestas – integrantes de la Comisión Organizadora resolvieron que la sede sea Maldonado cortando todo tipo de propuesta alternativa.
Creemos que la forma en que se tiene que elegir la sede para los próximos encuentros tiene que partir de las propias Rondas de Intercambio donde de forma democrática y ordenada todas podemos decidir.
Finalmente, tenemos el desafío de que los EMU se transformen en una verdadera herramienta de organización independiente del movimiento de mujeres. Pan y Rosas se propone llegar a todas esas mujeres que marcharon el pasado 8M, para enfrentar juntas la ofensiva capitalista y patriarcal y por la liberación de la mujer, contra cualquier coptación por parte del Estado y de los partidos del régimen.