Este 4 de septiembre se cumplen 2 años del plebiscito que le diera el triunfo a la opción “rechazo” caminando la agenda del gobierno y poniendo a la derecha a la ofensiva.
Jueves 5 de septiembre
Entrada la noche del 4 de septiembre del 2022 se empezaba a despejar el resultado del plebiscito que debía dirimir si se acogía el cuestionado proyecto de nueva constitución elaborado por la Convención Constitucional.
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Con una activa campaña de demagogia y mentiras la derecha celebró el triunfo del rechazo pasando a la ofensiva para buscar enterrar las demandas de octubre y todo lo que representó la rebelión.
Por otro lado el gobierno, que ya venía con una política moderada en cuanto a su programa, tuvo que realizar un giro más pronunciado a la moderación incorporando de lleno a los partidos del Socialismo Democrático.
Así la coalición de gobierno del PC y el Frente Amplio acentuó su asimilación con los viejos partidos de la Concertación, abandonando su programa y pasando abiertamente de plantear el “transformar Chile” para “transformarse” en una Concertación 3.0.
Esta tendencia continuó profundizándose y hoy tenemos una abierta renuncia al discurso original de campaña que pretendía “frenar a la derecha”. Atrás quedaron promesas como la condonación del CAE o el fin de las Isapres.
Pero no es solo que el gobierno renunció a su propia agenda, sinó que además abrazó con todo la agenda de la derecha que pretendía frenar y así llegamos a 2 años desde este plebiscito con un gobierno que ha extendido el estado de excepción en el Wallmapu, aprobando leyes como la Ley de Gatillo Fácil (Nain-Retamal), creando leyes para salvar a las Isapres y conservando las odiadas AFP’s.
El gobierno se ha encargado en ordenar el país para los empresarios, manteniendo los principales pilares del Chile neoliberal para seguir profundizando un sistema que sólo beneficia a un puñado de familias millonarias.
Sin embargo, hipócritamente, los partidos de gobierno tuvieron espacio para hacer un balance a dos años del plebiscito a propósito de la conmemoración de la asunción del gobierno de Allende asegurando que las demandas del estallido siguen vigentes, aunque sin hacer nada para resolverlas.
A dos años del plebiscito las principales demandas que dieron fuerza motora al estallido social siguen inconclusas, y este gobierno está muy lejos de asumirlas, pero además se sigue acumulando el descontento con las recientes alzas de la luz o casos como el escándalo de Luis Hermosilla.
Este descontento e indignación no tiene porque convertirse en desencanto y desmoralización, cosa que el gobierno a facilitado al asumir la agenda de la derecha, tiene que convertirse en organización y movilización para retomar la pelea por todos nuestros derechos y cambiar de raíz este Chile gobernado al servicio de los grandes empresarios.