El cambio de calendario, la evaluación, la autonomía de gestión, el hostigamiento y la represión son sólo algunas de las cosas que los docentes y la comunidad vivimos a diario en las escuelas.
Viernes 30 de junio de 2017
1.- El cambio de calendario. En muchas escuelas a estas alturas, no termina de quedar clara la fecha de término del ciclo escolar 2016-2017, o las actividades que se realizarán las próximas semanas.
Las pretensiones que pudiera tener el cambio del calendario, no quedan claras ni para los docentes, ni para los alumnos o los padres y madres de familia. En la mayor parte de las escuelas se adelantaron las evaluaciones, las y los profesores hemos entregado desde hace ya casi un mes las calificaciones del quinto bimestre, sin embargo el cambio de calendario pretende que el alumnado siga asistiendo a la escuela.
La realidad en las aulas sobrepasa la intención institucional, y es que la mayor parte del alumnado una vez calificado pretende disfrutar del receso escolar. Las madres y padres de familia que en su mayoría son trabajadores y trabajadoras hacen un esfuerzo por atender las necesidades de ocio y recreación de sus hijas e hijos. El hecho de que este periodo tenga fechas inciertas confunde y no permite la planeación del periodo vacacional que es necesaria para quienes no tenemos tiempo ni dinero.
Por otro lado, la carga de trabajo para los docentes aumenta, sin aumento de salario con el cambio de calendario se pretende que se trabaje más, no sólo en las aulas frente a grupo, sino en lo burocrático con planeaciones sobre actividades que no quedan claras y que probablemente no puedan realizarse por falta de asistencia del alumnado.
La imposición desordenada de los nuevos calendarios no parece pensada en el beneficio de los alumnos.
2.- La evaluación del desempeño docente. Aunque gracias a la lucha de los maestros y maestras en el país, contra la reforma educativa, la evaluación punitiva mantiene un carácter voluntario, muchas autoridades escolares buscan obligar a sus docentes para que se inscriban este año al proceso de evaluación que perjudica sus derechos como trabajadores.
Con promesas de aumentos salariales y engaños sobre su carácter obligatorio, buscan que la mayor parte de los maestros “seleccionados” se inscriban al programa de evaluación del desempeño docente que intenta legitimar su mal llamada reforma educativa en el seno del magisterio.
Lamentablemente muchos maestros y maestras tienen miedo de perder su empleo y se ven obligados a inscribirse, la incertidumbre que crean las autoridades al respecto funciona como palanca para poder accionar la precarización del trabajo docente que con esta evaluación se pretende.
3.- La autonomía de gestión. La falta de materiales y recursos para poder llevar a cabo las actividades académicas en las escuelas es un problema generalizado, a los profesores no se nos da ni un plumón al año para poder realizar nuestra actividad, no podemos sacar copias, no hay pizarrones dignos, muchas veces ni ventanas ni puertas en los salones para poder garantizar un buen ambiente.
En estas épocas de calor y lluvia salen a relucir las faltas en las instalaciones, no hay ventiladores y los niños y niñas se sofocan por el calor, no hay buen drenaje y las escuelas se inundan, en la ciudad como en el campo las escuelas en su mayoría están abandonadas.
¿Qué pretende la autonomía de gestión?, que padres y madres de familia se hagan cargo de estas faltas, que con sus bajos salarios garanticen las buenas condiciones de las instalaciones de las escuelas y se hagan cargo de ellas. El Estado se lava las manos de su responsabilidad en la educación pública y con su programa de “escuelas al centro” pretende que los padres de familia se hagan cargo, y de no ser posible esto, que pongan en garantía las escuelas para aquellas empresas que “quieran apoyar a la educación”.
4.- El hostigamiento de las autoridades. La imposición de una reforma de este tipo, que no beneficia sino que perjudica a las mayorías, requiere de mayor control, por lo que a los docentes, sobre todo a aquellos que alzamos la voz, se nos pretende mantener “a raya”.
Desde las circulares para que firmemos de conformidad con la “buena utilización de los recursos” que no existen, o en donde nos comprometen a hacernos cargo de actividades extraordinarias, hasta el intento por controlar la ropa que usamos las y los profesores, las autoridades están intentando controlar a los profesores y profesoras.
A la fecha permanecen los despidos de maestros interinos y de maestros que salieron a luchar en meses anteriores, que se sumaron a los paros del año pasado y que pusieron por encima de sus intereses personales la defensa de la educación pública.
5.- El “nuevo modelo educativo”. Este 29 de junio, Aurelio Nuño, secretario de educación pública, presentó los planes y programas del “Nuevo modelo educativo”, a pesar de los múltiples análisis de docentes de educación básica y superior en los que se plantean críticas serias a este modelo, una vez más no se quiso escuchar la voz de los maestros, los que a diario convivimos con los alumnos y conocemos las carencias del sistema.
El modelo y la reforma son impuestos desde arriba, sin conocimiento sobre la realidad de la educación pública, con el mero interés de cubrir las necesidades de algunos, de los empresarios, que quieren trabajadores baratos y acríticos en las nuevas generaciones.
Pero las maestras y maestros no pararemos de defender la educación pública y los intereses de las mayorías, estamos convencidos de que las generaciones de hoy y las que vienen merecen una educación de acuerdo con su contexto social y que responda a sus necesidades y no a las necesidades de mano de obra de las grandes empresas.
Se presentan nuevos retos para el magisterio mexicano, salir a las calles a luchar de manera independiente será clave para poder echar abajo la reforma educativa, y la solidaridad de otros gremios que impulsen junto al magisterio un gran encuentro de organizaciones en lucha y preparar así un paro nacional que frene los ataques del gobierno federal a los derechos de las mayorías. Esto será primordial para derrocar las reformas estructurales que han golpeado nuestros derechos y mermado la calidad de vida de nuestras familias.