Sin distorsiones, pero con una canción insigne como “Más allá del bien y del mal”, la banda registró una experiencia postpunk criticada en su momento. aunque revalorizada con el paso del tiempo.
Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola
Sábado 28 de agosto de 2021 19:00
El favorito de Stuka es Y ahora qué pasa, eh?, de 1985. “Un trabajo de punk rock inglés hecho en la Argentina, con guitarras virulentas, después de la furia del primero y sumando lo que cada uno venía escuchando”, resumió el guitarrista cuando se cumplieron tres décadas de aquel lanzamiento. Pil, por su parte, valoraba emocionalmente mucho el primer disco, aunque a la hora del libra-por-libra se inclinaba ante Mercado indio, del ‘88. “Fue nuestro mejor álbum y nuestro mejor año. Habíamos hecho un discazo… pero la Sony medio que nos dejó en pelotas. Y luego comenzaron los problemas”. En efecto, a los pocos meses se iría el baterista fundador Sergio Gramática y esa primera era de Los Violadores se acabó dos discos después.
Pero en el medio de Y ahora… y Mercado… se produjeron los años más exitosos de Violadores en términos comerciales: de “1,2, Ultraviolento” convertido en hit a las giras sudamericanas, con particular recepción en Perú, donde marcaron su récord de entradas vendidas —y el de la propia Lima— en la plaza de toros de Acho, ante más de 20 mil personas. También editaron el primer videohome del rock argentino, grabado una noche en Palladium, standard símil Obras al que Los Viola habían llegado antes que Los Redondos, por ejemplo.
Fueron casi tres años en los que Los Violadores llegaron a la cima… y luego les quedó el abismo. Y de los que dejaron un álbum que funciona como testimonio de época: Fuera de Sektor. 1986: el año de discos para siempre como Oktubre, Signos, Llegando los monos o Cosas mías. En la época dorada del rock argentino, Violadores dejó como registro su obra “maldita”. Maldita, en primer lugar, porque fue cuestionada. Incluso por ellos mismos. “El disco más complicado y más extenso para grabarse en toda la historia de la banda. Arrancamos en junio de 1986 y hasta octubre no se terminó”, le dijo Pil a Mariano Asch en 2003. “Y el rechazo de los viejos fans, que en algunos shows nos gritaban que nos tenían que matar”.
Cuando “Ultraviolento” había llegado a los boliches y bares por una versión remixada que circuló entre discotecas, el grupo entró al estudio Moebious a grabar exactamente el disco que nadie esperaba. Un disco de Los Violadores oscuro… y sin distorsiones. “Podía ser más fácil para nosotros mantenernos en distorsiones y ritmos más fuertes que tocar con guitarras limpias. Pero el espíritu renovador de Stuka triunfó nuevamente, empapados en el sonido dark”, opinó Pil, quien al mismo tiempo recordó que Fuera de Sektor “fue grabado entre altibajos, en medio de giras por la Patagonia y Chile; de hecho, algunas canciones están compuestas en habitaciones de hoteles de otros países, como Sentimiento fatal”.
De todos modos, ante la falta de distorsión, Violadores siguió siendo punk. Y eso fue porque encontró las estridencias en otros lados. Desde los arreglos y las armonías de Stuka, quien le dio la ambientación de oscuridad al concepto sonoro del disco. Hasta las letras de Pil, pendulando entre la distopía y el Fin de la Historia. Los Violadores preanunciaban un tiempo en el que es “todo es oscuro y hasta taparon el sol” con acordes menores y melodías urticantes. Narraban un oscurantismo medieval de sombras largas y profundas. Chalar hablaba de la postverdad mucho antes de que se le ocurriera a un inventor de etiquetas. Ponía en discusión a la razón y a la fe, a la ciencia y a la religión. A las ideas y a las utopías, a las creencias y a las certezas.
Los títulos de las canciones dicen mucho: “Fuera de sektor”, “El último hombre”, “La era del Corregidor”. Aunque las letras de las canciones, aún mucho más. Mucho más que música: también hay libros, hay películas. Y noticias: “Te dicen que hay una vida mejor, pero que es muy cara para vos”, gritan en “Noticias en la noche”.
Más allá de Nietzsche y de Bergman
Pil bancaba a “Represión”, el himno de Los Violadores. Y Stuka a “Ultraviolento”, el hit de la banda. Ambas fueron importantes. Y, probablemente, las dos más conocidas. La salida por arriba de ese dilema acaso sea entonces “Más allá del bien y el mal”, la síntesis superadora de una de las mejores sociedades creativas que tuvo la música en Argentina. El arte propiciando el encuentro más poderoso de ambos: una canción que condensara las influencias e intereses de ambos, en efectiva armonía. ¿El momento definitivo de Fuera de sector? ¿El momento definitivo de Violadores? Ustedes dirán.
Stuka hizo no sólo toda la música de Fuera de Sektor, sino también varias de sus letras (como la que le da nombre al álbum, el frenético “Beat africano” o “Tiempos de acción”, que él mismo cantó). Aunque Pil metió la pluma en tres canciones. Una fue “Noticias en la noche”. Otra, “La era del Corregidor”, que había sido descartada de Y ahora qué pasa y fue coescrita con Michel Peyronel, tal como sucedió en “Nada ni nadie” y ocurriría en “Juega a ganar”. Y, claro, “Más allá del bien y del mal”.
Fossá arropa a la canción con un western en clave postpunk, acolchonado por las teclas de Fabián Quintiero (entonces en Soda Stereo) e inspirándose en “Rebell Yell”, de Billy Idol. Aunque también aparecen guitarras new wave y algunos dejos del flamenco “The Blood”, casualmente el tema más oscuro de The head on the door (1985), de The Cure.
En ese entorno musical, Chalar construyó una narrativa en la que hace dialogar al libro de Friedrich Nietzsche con El séptimo sello, la película insigne de Ingmar Bergman, en la que la Muerte juega una partida de ajedrez con un caballero medieval. Y así como en la época de Y ahora qué pasa a veces se lookeaba como AlexDeLarge, de La Naranja Mecánica, en el póster interno de Fuera de Sektor luce bastante parecido al lúgubre personaje encarnado por el actor sueco Bengt Ekerot.
A todas esas influencias, Pil las actualiza, tal como anuncia la gráfica del álbum: “Más allá del bien y del mal” es un “Western p/R. Reagan” (SIC). “Comienza el juego ya, en el viejo salón”, comienza cantando Chalar. Y todos ya sabemos cómo sigue la historia: “Mejor sería estar…”. Estertores de la Guerra Fría “en un lugar del sur”, cuatro años después de Malvinas y casi cuatro antes de la caída del Muro. Los 80, en Argentina y en el mundo, avanzaron durante la última mitad hacia nuevos órdenes. Billy Idol, The Cure, Nietzsche, Bergman y Reagan fueron excusas para dejar una lectura de época que, 35 años después, nos siga explicando mucho de lo que sucedía en aquellos ’86.
El videohome de Palladium comienza con escenas de backstage y una versión “karaoke” de “Más allá del bien y del mal”, la misma grabado en Fuera de Sektor, pero sin las pistas de voz. Poco después la distorsionaron (tal como se escucha en el disco En vivo y ruidoso, grabado en Obras en 1990) y así la mantuvieron por siempre. Aunque jamás perdió su poder y su encanto. Era, incluso, de las pocas canciones que Pil Chalar hacía de Los Violadores cuando se lanzó como solista y luego también, tras rearmar Pilsen. Y hasta, eventualmente, la llevaba a la cadencia original, por ejemplo, en el disco 30 años (un repaso electroacústico de su carrera), o en algunas presentaciones acústicas posteriores.
El último hombre
“Es cierto que Fuera de Sektor no fue aceptado en Argentina como Y ahora que pasa…, pero nos sirvió para salir por Latinoamérica. Y en Perú explotó. Ponés en YouTube Sentimiento fatal, una canción que acá no juna nadie, y encontrás pila de bandas peruanas versionándola. Para mí, fue una lucha lograr ese sonido que tenía en la cabeza, pero que no estaba hecho aún”, dijo Stuka en 2016.
“Reconozco que, en su momento, yo mismo no aprecié Fuera de sektor. Pero, con el tiempo, empecé a valorarlo. Tenía esa cosa británica pero oscura, en la línea del postpunk. Y canciones de amor, algo que no estaba en la cabeza de los seguidores de Los Violadores”, agregó Pil aquella vez, compartiendo con Stuka una mesa de un bar en Colegiales antes del regreso triunfal al Luna Park, en abril de 2016. “Con el tiempo, quedé muy sorprendido por canciones como “Noticias en la noche” y “El último hombre”, que, creo, terminó siendo mi favorita de Fuera de sektor”.