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Música / Rock. Breiti de DTH: “Aquel primer show en Halley fue una explosión que cambió nuestras vidas”

Se cumplió un año de la última visita de Die Toten Hosen a Argentina, la banda lo recordó especialmente en sus redes y el guitarrista Breiti profundiza en esta entrevista una historia de amor, canciones y banderas.

Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola

Martes 24 de octubre de 2023 21:00

Michael Breiti Breitkopf, histórico guitarrista de Die Toten Hosen, en la previa de un show. Foto: Gregor Fischer.

Michael Breiti Breitkopf, histórico guitarrista de Die Toten Hosen, en la previa de un show. Foto: Gregor Fischer.

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En octubre se cumple un año de la última visita de Die Toten Hosen a Argentina y la banda alemana lo resaltó especialmente en sus redes sociales. “Hemos estado viajando en los recuerdos, recordando y reflexionando sobre todas las emociones y experiencias que coleccionamos en nuestros viajes. Algunas ya están palideciendo, y otras de a poco comienzan a tomar brillo. Entre estas últimas, claramente está nuestro último viaje a Argentina, hace ya un año”.

“Hay demasiados momentos muy particulares para nombrar todos, pero celebrar cada concierto como una fiesta, y tocar las canciones de Los Violadores y Pilsen sintiendo el espacio vacío y al mismo tiempo la rica herencia que Pil dejó en nuestras vidas, fueron con certeza los más memorables”, prosiguió el texto. “Vamos a ver a dónde nos llevará el futuro. Tratamos de no entristecernos al recodar que Argentina esté tan lejos, y en vez de ello alegrarnos pensando con perspectiva de encontramos de nuevo un día, lo cual ciertamente no está cerca... pero, ojalá, tampoco demasiado lejos”.

Aquella vez los Hosen habían tocado en Tandil, en La Trastienda y también en una aparición sorpresa durante la presentación del libro del vocalista Campino en The Roxy. Todo como continuidad de los dos Obras, las fechas iniciales y principales de la tournée. La visita se inscribía en una efeméride agridulce: los treinta años del ya legendario debut en Argentina —el 11 de septiembre de 1992 en Halley— se entrelazaban con el primer viaje al país sin la presencia de Pil Chalar, amigo y compinche desde aquella hora cero. La banda lo homenajeó especialmente interpretando altos de su repertorio histórico como “Más allá del bien y del mal”, de Los Violadores, o “Iván fue un comunista”, de Pilsen.

Si bien la visita era parte de la gira Alles aus Liebe, los Hosen la bautizaron especialmente. Aprendiendo Argentino, Lección 30 jugaba con Learning English, Lesson One, título del disco de covers de clásicos punk que los trajo por primera vez al país. Pero también aludía, en clave de autoironía, al nulo avance de los alemanes por aprender español al cabo de 45 shows y más de diez viajes a Argentina, el país que más los reverencia después de Alemania. Ellos mismos reconocieron el año pasado todo lo que lo habían recorrido: “Hemos visitado los cuatro puntos cardinales de Argentina viviendo muchísimos sucesos increíbles. Bebimos vino en Mendoza, nos bañamos en la playa de Mar del Plata en pleno invierno, paseamos desde Cachi, Salta, a Bariloche”.

“En cada viaje de vuelta de Argentina todos dicen que aprenderán español la próxima vez… pero, cuando nos encontramos en el aeropuerto la próxima vez de nuevo, nadie se ha ocupado, jaja. Nadie aprendió desde la visita anterior. Nada. Ni un poco”, dice entre risas el guitarrista Michael Breitkopf. Breiti es el único hispanoparlante del grupo de Düsseldorf, maneja muy bien el idioma y eso inevitablemente lo fue convirtiendo en el Hosen que más interactuó culturalmente con lo argento.

“Y lo lamento mucho, porque se disfruta mucho más de un viaje”, agrega el lungo Breiti, ya serio. “Especialmente cuando estamos viajando con la banda y tenemos muchos amigos en Argentina, y encontramos mucha gente, tocamos con otras bandas y muchas conversaciones, muchos encuentros, muchas relaciones o hasta muchas amistades. Para mí no sería posible conectar con todo eso sin ser capaz de hablar un poco de español”.

¿Pero tus compañeros no hablan ni siquiera algunas palabras? Uno también puede manejarse con un vocabulario más pequeño…

Sí. Algunas palabras, sí: pueden pedir una cerveza y saludar, jaja, pero no más. Antes de una de las últimas visitas, hace unos años, mandé un link para un muy buen curso en PDF en español, pero tampoco tuve suerte. Es cierto que la mayoría de la gente que encontramos en la Argentina habla inglés. Pero, al menos en mi caso, tengo muchos encuentros que no serían los mismos, o no tendrían la misma calidad para mí sin poder hablar español.

¿De dónde viene tu conexión con el español?

Tal vez sea mal contarlo a un argentino, jaja: cuando tenía 25 años tuve muchas ganas de viajar a Brasil. Y, por cierto tiempo, fue muy importante pasar tiempo allá. Tenía muy buenos amigos en Río de Janeiro. Ronald Biggs, el ladrón inglés, fue uno de ellos. También su hijo. Y por eso pasé mucho tiempo en Brasil. Y en Río, sobre todo. Fue un tiempo importante para mí porque fue muy distinto de lo que crecí en Alemania. Porque la manera de comunicar, el sentimiento por su propio cuerpo cuando se está bailando y la manera de jugar en esos tiempos al fútbol fue muy particular. Ahora todos, por lo menos los centrocampistas europeos, también pueden moverse muy bien y tratar la pelota muy bien. Pero hace 30, 35 años, la manera de los brasileños de jugar al fútbol era muy particular.

Breiti en Río de Janeiro en 1991.
Breiti en Río de Janeiro en 1991.

¿Y la música brasilera?

¡También la música, claro! Antes nunca había entendido la música brasileña. Pero es tan rica y hay tantas variedades y tantas letras interesantes… Por eso, antes del segundo viaje, empecé a aprender portugués primero. Y después de nuestra primera visita en Argentina empecé a aprender español. Primero en una escuela de lenguas en Nueva York, y después continué en Düsseldorf, en una escuela de lenguas también.

¿Aprendiste español en Nueva York? ¿Vivías ahí?

Un muy buen amigo mío de Londres se fue a Nueva York cuando tenía, no sé, 20, 21 años, y se quedó y vivió en el Lower East Side. En Nueva York, en estos tiempos, al inicio de los años 90, era un lugar perfecto para chicos de 20, 25 años, para vivir aventuras, para ver bandas, para moverse en situaciones extrañas o también peligrosas, a veces. Por eso también tuve la suerte de pasar mucho tiempo en Nueva York en esta época, en los años 90, y me pareció un buen lugar para aprender español, porque Nueva York está lleno de gente de Latinoamérica.

¿Cómo había sido aquella relación con Ronald Biggs en Brasil?

En Inglaterra era una persona muy legendaria. Claro, por el robo: fue el único que logró escapar de la prisión y fugarse. Llegó a Brasil y pudo quedarse legalmente porque tuvo un hijo con una brasileña. Y los Sex Pistols le habían visitado y grabado con él, por esto muchas bandas se interesaron por él. Y nosotros también: cuando hicimos nuestro álbum Learning English, Lesson One, en 1991, le preguntamos si tenía ganas de hacerlo con nosotros. Después del primer encuentro nos invitó a su casa y nos emborrachamos toda la noche. Así empezó una amistad que continuó hasta su muerte, y que ahora está continuando con la familia de su hijo hasta hoy. Fue una gran relación, porque pasé mucho tiempo con él privadamente, y tuvo un talento muy grande de contar historias, como mi abuela. Eran maestros en esto: mi abuela y Ronnie Biggs. Y también tuvo una sabiduría que la mayoría de la gente ignoró, o no sabía que él la tenía. Porque hizo muchas experiencias extremas en su vida, pero tuvo la capacidad de ordenar todas estas, o cambiar todas esas experiencias en una mirada muy sabia de la vida.

Flyer del primer show en Argentina, septiembre de 1992.
Flyer del primer show en Argentina, septiembre de 1992.

Cuando Pil los invita en 1992 vos ya habías estado en Brasil, pero no en Argentina. ¿Conocías algo de acá?

Solo lo que comentaban en la tele o en el diario cuando hablan de un país lejano. Conocíamos los clichés. Pero la vida de todos los días siempre es distinta a esto. Y por eso siempre es una aventura llegar por primera vez a un país del que solo conoces noticias y clichés.

¿Qué esperaban de Argentina en ese viaje iniciático?

Lo cierto es que antes de llegar aquella primera vez no esperábamos nada. Pensábamos que nadie nos conocía allá, del mismo modo que para nosotros era una tierra desconocida. Y no sabíamos que Pil y el Ruso Verea habían preparado nuestra llegada. Esperando una sala vacía, subimos a aquel escenario de Halley un viernes de septiembre de 1992 en el alocado horario de 4 AM sin más expectativa que volver a casa recordando haber tomado unas cervezas, comer asado y hacer algunos pocos y locos amigos. Y nos encontramos con una fiesta de tal magnitud que muchos aún hoy la recuerdan como un antes y un después en sus vidas. De las nuestras, sin dudas que lo fue: aquel primer concierto en Halley es para nosotros legendario. Una explosión que cambió nuestras vidas.

¿Crees que en el amor argentino que se le tuvo a los Hosen desde un inicio influyó la conexión que tenían con Ramones, también muy queridos acá?

Claro, sin duda. La ayuda más grande, de todos modos, fue la de Pil. Y también la del Ruso Verea. Ellos prepararon nuestra llegada a Argentina, porque Pil y Michael Reichel, su amigo alemán, conocieron nuestra música, y luego el Ruso la pasaba en su programa. Eso hizo que ya mucha gente conociera nuestra música antes del primer concierto. Y también, claro, ayudó muchísimo que la gente supiera que nosotros teníamos una relación con los Ramones. Ese concierto de River en 1996, oficialmente la despedida mundial de Ramones, fue legendario para todos y también para nosotros, que pudimos tocar allí.

Die Toten Hosen con Pil Chalar en Mar del Plata, durante gira de 2012. Foto: Meurer.
Die Toten Hosen con Pil Chalar en Mar del Plata, durante gira de 2012. Foto: Meurer.

¿Cómo recordás haber recibido la noticia de lo de Pil? ¿Cómo te llegó?

Estaba muy sorprendido, claro, porque poco antes habíamos hecho una entrevista con él para nuestro sitio web y estaba muy orgulloso del nuevo álbum de Pilsen, Carne, tierras y sangre. Y luego nos seguimos escribiendo. Así que la noticia fue un shock. Porque fue un muy buen amigo de muchos años y tuve muchas conversaciones con él, a veces muy tarde en la noche, y siempre extremamente interesante. A veces hablaba de cosas que estaban en un nivel demasiado alto para mí para entenderlas en español, pero así y todo fueron conversaciones muy interesantes. Y fue un amigo muy leal, siempre. Una persona muy, muy interesante. Es muy extraño viajar a Argentina y que él ya no esté en el otro lado. Tocamos con él, pasamos tiempo con él, nos emborrachamos con él. Pil se convirtió en nuestro amigo de por vida y Argentina en nuestra casa fuera de Alemania… lo extrañamos muchísimo.

Técnicamente, Los Violadores grabaron una canción de ustedes: “Viva la revolution”…

Escribimos la canción en 1996 para el álbum Opium fürs Volk, “Opio para el pueblo”, y describe nuestra experiencia: en 1996 teníamos 32, 34 años, y la canción en la versión alemana describe nuestra experiencia que cuando teníamos 17, 18 años. Nos sentíamos muy entusiasmados por el movimiento punk, y a esa edad pensábamos que podríamos cambiar el mundo con toda la fuerza que teníamos por la música. Fue muy caótico, y no fue una organización, claro. Pero para mí fue muy importante que una vez, por cierto tiempo en mi vida, pude tener este sentimiento. Porque cuando pasa el tiempo, creces y miras alrededor, ves que tú has cambiado. Pero el mundo alrededor de ti, no ha cambiado. Esa canción describe esta experiencia. Y claro que el título, “Viva la revolution”, atrajo a Pil y a otros en Argentina. Pienso que para él fue una de sus canciones favoritas de nosotros, porque cantamos muchas veces juntos, pero esa la eligió él. En perspectiva del tiempo, la canción hoy nos cuenta que es mucho más difícil cambiar el mundo de lo que habíamos pensado antes. Pero haber tenido ese sentimiento por cierto tiempo fue algo muy fuerte, y solo lo pudimos tener a través de la música.

¿Y hoy? ¿Cómo ves las cosas desde tu perspectiva y desde su lugar en el mundo, que es Alemania?

Siempre hay muchos desafíos en la vida personal y en la vida política también, o en la vida de las naciones, de los pueblos, de los países. La guerra en Ucrania está muy cerca nuestro, por esto el sentimiento es distinto que con otras guerras que siempre hay en muchas partes del mundo: ahora está enfrente de nuestra puerta y es una guerra muy mala. También hay desafíos con la inflación, que se conoce en Argentina muy bien, pero para mucha gente aquí es una nueva experiencia. Y hay un problema que es muy grande, que es el calentamiento del planeta. Que no existía antes, por lo tanto tiene una calidad diferente. Lo sentimos ahora, este verano, cada día está muy seco, hace mucho calor. Causa muchos problemas y la gente lo ve cada día.

Ustedes colaboran con distintos espacios y organizaciones, entre ellos uno en favor de los refugiados. ¿Cómo ves el crecimiento de los discursos xenófobos en las ofertas electorales?

Es larga la historia de refugiados en Alemania y en Europa en general, y siempre hay muchos esfuerzos por colaborar con gente que tiene que partir de su patria por guerra, dictaduras o hambre, y todo esto. Para nosotros es importante soportar organizaciones, o a veces decir algo sobre eso en público. Además escribimos varias canciones sobre esto. Lo aprendimos en la época de “Viva la revolution”: necesitas mucha paciencia; los que quieren destruir la democracia y la paz siempre estarán, pero esto es una lucha contínua, nada de lo conseguido es gratuito y hay que defenderlo siempre que se pueda.

¿Cuáles son los espacios que hoy apoyan?

Soportamos una organización que se llama Pro Asyl, que trabaja en el sector de los que buscan asilo en Europa y en Alemania. Esto hacemos por muchos años y nos acompaña en la gira, como siempre desde hace 20 años. También trabajamos con una organización que se llama Kein Bock auf Nazis. Algo así como “A la mierda con los nazis”. Que informa sobre la escena de la derecha, y da consejos para protegerse, para reunirse, para reforzar la democracia. Ellos también nos acompañan en los conciertos y están con personas que informan a la gente, buscan firmas por sus campañas. Y también trabajamos con una organización que se llama Oxfam. Hacen campañas, por ejemplo, para los derechos de los que producen los alimentos. Por ejemplo, Latinoamérica que se venden en los supermercados europeos que no tienen derechos. Que tienen que vivir en condiciones miserables. Y para cambiar esto, informan mucho, hacen campañas para que la gente en Europa sepa en qué condiciones esta gente tiene que vivir y trabajar.

En Argentina hay muchas luchas similares. ¿Nunca fueron invitados a acompañarlas?

Es muy importante para nosotros saber de qué estamos hablando. En Alemania crecimos, conocemos los detalles, vivimos aquí, vemos qué pasa en la calle, qué dicen los políticos, cómo actúan. Y entonces sabemos de qué hablamos cuando apoyamos a las organizaciones que apoyamos. En Argentina todo eso no sería posible. Claro que cada vez que vamos nos ponemos a discutir de la política de allá con nuestros amigos de ahí. Pero desde lejos no deberías mezclarte en la política de otro país, porque verdaderamente necesitas saber de lo que estás hablando. En Alemania mismo tenemos mucho cuidado para defender la credibilidad que, creo, nos ganamos. Elegimos algunos temas que para nosotros son muy importantes, como el de los refugiados, y cómo están tratados en Europa y en Alemania, y tratamos de seguir con esto por muchos años en particular, antes que hablar sobre todo y todo el tiempo. La primera cosa que se puede hacer como banda es escribir canciones. Es la mejor y más importante manera de expresarse como banda, creo. Recién luego nos surge, al menos a nosotros, la posibilidad de apoyar el trabajo de otros que son los profesionales, que tienen la integridad para hacerlo. Y es una línea muy fina. Porque, al mismo tiempo, aclaramos que no obligamos a nadie: solo mostramos lo que hacen. Después, que cada uno decida por su cuenta.