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Red Internacional
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Reforma Energética. A 80 años de la expropiación Peña celebra entrega de Pemex a trasnacionales

En una conmemoración anticipada, para no perderse el puente, Peña Nieto hace gala de su servilismo al capital privado.

Viernes 16 de marzo de 2018

En el acto oficial, el presidente Peña Nieto señaló: “La reforma energética introdujo cambios estructurales que impulsan a la industria petrolera en su conjunto, al tiempo que promueven la productividad y la competitividad de Pemex”.

Respecto a las próximas elecciones presidenciales, declaró “Habremos de contrastar, en cada uno de los actores, las acciones de ayer con las posiciones de hoy; los dogmas del pasado con los postulados del presente. Las alternativas pasan por cancelar o preservar la libertad de los consumidores de elegir entre distintas opciones; de regresar a un modelo cerrado o privilegiar la apertura y la competencia; o por obligar a Pemex a asumir riesgos excesivos, o permitirle asociarse con otras empresas, para seguir siendo la gran empresa petrolera de México”.

Con total cinismo, el gobierno de Peña Nieto trata de embellecer la reforma que llevó a que se rematen las reservas de hidrocarburos y se abran al capital privado, nacional y extranjero, la exploración y explotación de los yacimientos.

Esto mientras durante su sexenio se aceleró la rapiña de Pemex, con sucesivos recortes a los gastos de mantenimiento y producción, despidos masivos de trabajadores petroleros y las subastas de reservas.

Por décadas los gobiernos priistas -y también los dos sexenios panistas- usaron a discreción los fondos millonarios generados por Pemex, sirviendo para que los altos funcionarios engrosaran sus fortunas personales. Con el gobierno de Peña, la rapiña contra la paraestatal llegó al paroxismo.

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Uno de los últimos escándalos fue protagonizado por Emilio Lozoya Austin, señalado por implicados en el caso de la constructora brasileña Odebrecht como uno de los tantos funcionarios a los que sobornaron para obtener concesiones petroleras. Lozoya, protegido de Peña Nieto, está acusado de asignarle a la empresa brasileña un contrato para la refinería de Tula, Hidalgo, tras recibir un soborno de 10 millones de dólares.

La reforma energética que celebra Peña Nieto y los partidos que allanaron el camino a la imposición de las reformas estructurales -PRI, PAN y PRD- fue diseñada con base en las exigencias de organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y trasnacionales petroleras, como Chevron, Exxon y Shell. Fue una acción histórica de servilismo y entrega al capital internacional.

Sólo la clase trabajadora organizada desde las bases -recuperando su sindicato para la lucha y expulsando a Romero Deschamps y sus charros-, encabezada por los petroleros que se oponen a la reforma energética, tienen la fuerza para detener el saqueo uniéndose a los demás trabajadores en lucha. Tenemos que luchar por la expropiación sin pago de los sectores ya privatizados y poner a funcionar la industria petrolera bajo control obrero con un plan de producción que reduzca al mínimo los daños y riesgos ambientales, y cuyos fondos se destinen a salud, educación y las principales necesidades de las mayorías.