A propósito de Stalin y de aquellos que hoy increíblemente están festejando en las redes sociales su natalicio, algunas reflexiones que me llevaron a hacer un hilo en Twitter.
Diego Lotito @diegolotito
Miércoles 18 de diciembre de 2019
Resulta insólito que pasado todo el siglo XX y habiendo innumerables evidencias del rol contrarrevolucionario del estalinismo haya aún muchas personas en el mundo que reivindican el rol de Stalin y la camarilla burocrática estalinista.
Pero no es sorpresa. La ofensiva restauracionista neoliberal de las últimas cuatro décadas, ha tenido entre sus consecuencias que muchos se agarren de la reivindicación nostálgica y acrítica de los otrora “socialismos reales” para justificar su falta de estrategia política.
🔴A propósito de #Stalin y de aquellos que hoy increíblemente están festejando en las redes sociales su natalicio, algunas reflexiones. ABRO HILO 👇🏽 pic.twitter.com/wzbpfo6UJ0
— DL (@diegolotito) December 18, 2019
En estos casos los argumentos de los trotskistas, la comprobación histórica y empírica de los crímenes de Stalin contra la revolución, dan lo mismo. El insulto fácil, la descalificación ridícula de “agentes del imperialismo y de la CIA”, etc., es la manera más perezosa de debatir.
La efeméride me hizo recordar una vez más a un gran revolucionario, que no era trotskista ni por casualidad, sino el organizador de la “Orquesta Roja”, las redes de contraespionaje soviético en Europa y dentro de la Alemania nazi antes y durante la Segunda Guerra Mundial.
Se llamaba Leopold Trepper. Tras jugar un rol extraordinario -que tuvo a su vez un papel fundamental en la derrota del nazismo-, cuando regresó a la Unión Soviética fue encarcelado. El estalinismo lo envió 10 años a prisión bajo acusaciones falsas.
Repito, nunca fue trotskista. Con sus propias opiniones, siempre quiso "trabajar desde adentro", en vez de unirse a la oposición de izquierda. Pero su vida es una gran lección de moral revolucionaria. Escribió una autobiografía impresionante, “El Gran Juego”, que recomiendo leer.
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En especial recomiendo un pasaje en el que, haciendo un balance de su propia vida como revolucionario, rinde un significativo homenaje a quienes lucharon consecuentemente contra la deformación de la Revolución de octubre de 1917, es decir, a los trotskistas. Escribe Trepper:
“Pero, ¿quién protestó en aquella época? ¿Quién se levantó para gritar su hastío? Los trotskistas pueden reivindicar este honor. A semejanza de su líder, que pago su obstinación con un pioletazo, los trotskistas combatieron totalmente al estalinismo y fueron los únicos que lo hicieron. En la época de las grandes purgas, ya solo podían gritar su rebeldía en las inmensidades heladas, a las que los habían conducido para mejor exterminarlos. En los campos de concentración, su conducta fue siempre digna e incluso ejemplar. Pero sus voces se perdieron en la tundra siberiana.
Hoy día los trotskistas tienen el derecho de acusar a quienes antaño corearon los aullidos de muerte de los lobos. Que no olviden, sin embargo, que poseían sobre nosotros la inmensa ventaja de disponer de un sistema político coherente, susceptible de sustituir al estalinismo, y al que podían agarrarse en medio de la profunda miseria de la revolución traicionada. Los trotskistas no ‘confesaban’, porque sabían que sus confesiones no servirían ni al partido ni al socialismo”.
Esa es nuestra tradición. Por la que decenas de miles murieron al grito de ¡Viva Trotsky! Con ella limpiaremos las banderas del socialismo internacional de la escoria estalinista.
Dedicado a aquellas y aquellos comunistas honestos que quieran pensar y no repetir calumnias sin sentido.
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Diego Lotito
Nació en la provincia del Neuquén, Argentina, en 1978. Es periodista y editor de la sección política en Izquierda Diario. Coautor de Cien años de historia obrera en Argentina (1870-1969). Actualmente reside en Madrid y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.