El profundo malestar social que sacude el país ha abierto una serie de debates en la izquierda respecto a qué estrategias seguir para conquistar las demandas planteadas. ¿Levantamos una Asamblea Constituyente? ¿Cómo? Son algunas de las interrogantes a las que buscamos responder en debate con la principal referente del Frente Amplio, Beatriz Sánchez.
Lunes 4 de noviembre de 2019
Ilustración: Juan Vásquez
La rabia de Chile estalló con cortes de calle, barricadas, cacerolazos, bocinazos, con la marcha más grande de la historia, asambleas. Demostramos que tenemos la fuerza para conquistar nuestras demandas. Pero, ¿qué demandas? Las que han resonado durante años en las calles, porque nadie ha podido decir que no lo dijimos, que no lo gritamos, que no lo escribimos.
El movimiento estudiantil remeció con la llamada revolución pingüina. En un cartel se leía “la educación por el suelo y el cobre por el cielo”, develando la profunda desigualdad que existe en Chile, ¿a dónde van a parar los recursos del país? Luego, la lucha por educación gratuita: ¿por qué sólo algunos pueden acceder? ¿Por qué muchos lo hacen a costa de millonarias deudas que te persiguen toda la vida? Y el 4 de agosto del 2011 estalló con furia toda la población en apoyo a los estudiantes secundarios que fueron brutalmente reprimidos develando toda la herencia de la dictadura de Pinochet. Fueron el 2012 las revueltas regionales de Magallanes, Aysén, Freirina. Se desarrollaron las movilizaciones por NO + AFP, la lucha feminista por los derechos de la mujer, la lucha medioambiental contra las zonas de sacrificio, todas ellas con una masividad inusitada. Los profesores se manifestaron, paralizaron los portuarios, el pueblo mapuche, los mineros, los trabajadores del retail y brotó el descontento por la dificultad de acceder a la vivienda propia. Se los dijimos.
Fuera Piñera: ¿desde las calles o a través de una acusación constitucional?
Todas estas luchas y movilizaciones nos dan la claridad que es totalmente imposible conquistar nuestras demandas en los marcos de este régimen, de este parlamento, con este gobierno, pues, pese a la fuerza demostrada, han sido derrotadas o desviadas por los gobiernos de turno o las burocracias sindicales. Hoy, nuevamente, buscan todas las vías para descomprimir nuestra rabia, ganar tiempo para no perder sus privilegios.
Muchos lo sabemos, por eso el #FueraPiñera y #RenunciaPiñera se escucha en la calle con fuerza, porque no hay confianza en este régimen podrido que gobierna para los ricos y que estuvo y está dispuesto a matar y torturar para defender el negocio de los grandes empresarios de este país y el modelo económico neoliberal y capitalista que los beneficia.
Sin embargo el Frente Amplio continúa depositando confianzas en este gobierno abriendo vías para el diálogo como lo hizo Revolución Democrática y el Partido Liberal que fueron a la reunión con Blumel. Gesto que además defendió la principal referente del conglomerado, Beatriz Sánchez, diciendo que “hoy día la ciudadanía requiere mucha más transparencia y nunca le hemos tenido miedo a eso. Los que fueron el jueves a La Moneda no fueron a sentarse a la “cocina”, sino a decir: abrimos canales de comunicación, pero para que integren a los otros sectores.” Con ello le dan oxígeno a un gobierno en crisis y siembran falsas esperanzas en que este parlamento y este gobierno podrán resolver las necesidades más sentidas del pueblo trabajador. Una total utopía.
A la par que el Frente Amplio busca canales para abrir el diálogo bajo la exigencia de la integración de la mesa de unidad social, plantean que hay que sacar a Piñera a través de la acusación constitucional. Pero, ¿cómo sacamos a Piñera? ¿Basta con una acusación constitucional como propone el Frente Amplio?
Hasta ahora ninguna acusación constitucional ha prosperado contra los gobiernos de derecha. El más reciente ejemplo es lo que sucedió tras la movilización docente con Cubillos donde la Democracia Cristiana votó en contra de la acusación, la moción perdió y terminó fortaleciendo a Cubillos a tal punto que ni siquiera fue considerada en el cambio de gabinete. Se suma que la DC ya anunció su rechazo a la acusación constitucional contra Piñera, es decir, es una política que nació muerta y sólo contribuye a desviar la movilización y sacarla de las calles.
Pero entonces, ¿cómo conquistar nuestras demandas?
¿Plebiscito o Huelga General?
La única vía realista para sacar a Sebastián Piñera y este parlamento que nos niega todo, es imponiendo en base a la movilización y a una huelga general el término del gobierno, levantando, en cambio, una Asamblea Constituyente Libre y Soberana convocada por coordinadoras y asambleas de base barriales, de trabajadores y estudiantes. Libre para que podamos discutir todos los temas, sin restricciones. Soberana, para que ningún poder esté por sobre ella, ni un presidente, ni un parlamento.
Beatriz Sánchez, en cambio, planteó para La Tercera que “la respuesta que puede que haga hoy más sentido es el plebiscito. (…) que tuviera temas programáticos de definición inmediata y el tema constitucional.” Pero las calles ya hablaron, no habrá en una papeleta un pronunciamiento más grande que la marcha a la que asistieron alrededor de 2 millones de personas. La organización de un plebiscito en este contexto, que además no es vinculante, sólo enfriará la movilización y, en los hechos, terminará siendo nada más que una consulta que podrá o no ser tomada.
Una Asamblea Constituyente convocada por las organizaciones obreras, populares, los comités y coordinadoras que surjan a través de la lucha
En palabras de Sánchez, el Frente Amplio apunta “a una nueva Constitución. La Nueva Constitución no es un fetiche del Frente Amplio, apuntamos a un cambio constitucional porque eso implica un cambio en la vida diaria, en la vida doméstica.”
Pero, ¿Quién decidirá cómo crear una Nueva Constitución? Nada dice al respecto. Esta omisión lleva a que quede en las manos de los mismos de siempre ¿Qué saldrá de un parlamento y de un gobierno cuya mayoría está compuesta por los mismos que profundizaron la herencia de la dictadura como el sistema educativo, de salud, de pensiones? Ya hemos experimentado durante 30 años las consecuencias de los gobiernos de la Ex Concertación y de la derecha como depositar allí la confianza del pueblo trabajador.
Es por eso que nuestra pelea es por levantar una Asamblea Constituyente (de lo que no habla Beatriz Sánchez en su entrevista) y, como decíamos en una anterior, esta “debe ser impuesta por las coordinadoras y la auto-organización democrática de las organizaciones obreras, populares, los comités y coordinadoras que surjan a través de la lucha. Estas organizaciones de auto-determinación son las únicas que pueden convocar a una Constituyente realmente democrática, donde todos puedan participar desde los 14 años, convocando elecciones donde se elijan representantes cada 10.000 electores, que sean revocables, que cobren los mismo que una profesora, y donde puedan ser electos de forma democrática dirigentes sindicales y de organizaciones obreras, estudiantiles, sociales.”
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A su vez, las organizaciones obreras, populares, los comités y coordinadoras que surjan a través de la lucha son los únicos organismos que pueden asegurar llevar hasta el final las medidas que se han puesto sobre la mesa como el fin al sistema de pensiones y una salud, educación gratuita y de calidad y viviendas para el pueblo trabajador que además implica enfrentar a los empresarios y capitalistas renacionalizando los recursos naturales y poniendo a funcionar las empresas y fábricas bajo control de las y los trabajadores.