Hoy cuando el gobierno busca instalar de manera consciente una línea de criminalización en contra de aquellos sectores que protestan y vuelven a recuperar las calles y espacios públicos para denunciar la represión e impunidad que persiste, ha quedado demostrado que las nuevas tecnologías y medios sirven para mucho más que la entretención. Son herramientas de denuncia y organización de los miles que se manifiestan contra este régimen podrido y la herencia de la dictadura.
Hoy es la conmemoración de un día histórico. Hace un año exacto se daba comienzo al denominado “estallido social”, uno de los momentos más importantes de las últimas décadas en Chile, y que significó un despliegue sin precedente de cientos de miles en las calles, que luego de tres décadas de rabia acumulada se rebelaron contra quienes defendían aquella “alegría” que nunca llegó, y los que nunca la quisieron. O que más bien llegó para para unos pocos; los grandes empresarios y la casta de políticos que se enriquecieron a costa del saqueo monumental de nuestros recursos naturales, y la privatización prácticamente total de nuestros derechos sociales.
La frase “No son 30 pesos, son 30 años” resonó de norte a sur del país, en medio de cacerolazos, y miles de protestas que se extendieron en cada región, exigiendo la renuncia del presidente Sebastián Piñera, y una solución de raíz a los años de pensiones miserables, una educación de mercado, y una agónica salud pública, sustentada en la Constitución de 1980, redactada a punta de fusil en la dictadura de Pinochet. Una explosión de rebeldía que contó con el preludio de las y los jóvenes secundarios que saltando los torniquetes del metro, dieron una vez más una lección a todos, todas y todes de que son la generación que quiere darlo vuelta todo.
Sin embargo este clima de optimismo y lucha colectiva claramente iba a encontrar la resistencia del gobierno, quienes haciendo uso de sus facultades políticas, no escatimaron en enviar a sus chacales policiales y militares totalmente armados a sofocar el ánimo rebelde que se transmitía no sólo en las calles, sino también en miles de hogares en los que se generaba una gran simpatía por las movilizaciones. Esto en medio de toques de queda que se multiplicaban en distintas regiones del país.
Jamás se había vivido un represión de esta brutalidad a gran escala desde “la vuelta a la democracia en Chile”, donde las violaciones a los derechos humanos se volvieron pan de cada día, mientras muertos y mutilados por Carabineros se sumaban día tras día, a la par que Piñera y su gabinete no hacía nada más que criminalizar a quienes se manifestaban, y defender la supuesta labor de los represores de “mantener el orden”, siendo transmitido constantemente su discurso a través de la televisión. Sin embargo, los tiempos no son los mismos de antes, y aquellas mentiras de las que el gobierno de Piñera y la ex Concertación tanto se valió en años previos, comenzaban a ser desmentidas una tras otra, abriéndose plataformas y medios de contrainformación ¿Cómo?, a veces tan sólo con la simpleza de un celular.
Tecnologías audiovisuales para la rebelión
No es un misterio para nadie el impacto que han generado en nuestras vidas las nuevas tecnologías de comunicación e información, que frente a las brechas que imponían antiguamente las distancias físicas y geográficas entre personas, hoy han diluido estas fronteras permitiéndonos una cercanía casi inmediata a través de plataformas virtuales, e incluso permitiéndonos contener en pequeños aparatos, herramientas que antes eran del dominio de unos pocos, siendo el teléfono móvil la máxima expresión de esta pequeña revolución (1).
Cámara para fotografiar y filmar, mensajería instantánea a través de audio, programas cifrados que dificultan la intervención de la inteligencia policial, y esto con una conexión a internet móvil, que te permite registras, reproducir y publicar en cualquier instante. Una pequeña arma comunicacional se escondía en nuestros bolsillos, y se convertiría en uno de nuestros principales aliados frente a los miles de atropellos perpetrados por Carabineros y militares, que ocurrían en medio de la noche o a plena luz del día, disparando y golpeando a quienes enérgicamente se resistían a ser callados por este gobierno criminal. Un arma que por cierto mostró a cientos de miles el sanguinario accionar de las “fuerzas del orden”, develando así también el halo de impunidad con el que durante tantos años han reprimido al pueblo trabajador (2).
Redes Sociales y su contraparte a los medios de comunicación tradicionales
En el caso de las redes sociales, estas fueron fundamentales para mostrar una versión diferente a la que se encargaron de exacerbar majaderamente los medios tradicionales del empresariado durante meses, haciendo alusión a los saqueos y enfrentamientos con carabineros, e incluso dándole espacios a los denominados “chalecos amarillos”, que el contrario de Francia, representaban a aquellos sectores más conservadores o directamente de estratos económicos altos que salían a golpear a manifestantes, sobre todo en aquellas comunas más acaudaladas.
De acuerdo al Reporte de Noticias Digitales 2020 realizado por la Universidad de Oxford, la confianza de los chilenos y chilenas en los medios de comunicación bajo a un 15% después del “estallido social”, mientras un 73% de las y los encuestados declara informarse a través de redes sociales, y un 86% en medios online. Y en el caso de la Televisión, si bien sigue siendo el medio de comunicación de masas más popular para informarse, este cayó más de 9 puntos, pasando del 75% al 66%.
Tales cifras reflejan la importante incursión de nuevos usuarios a las redes sociales como plataformas de información para un importante sector de la población que comienza a cuestionar, o directamente se decepciona de las líneas editoriales de los medios tradicionales que tienden a criminalizar y condenar la protesta social.
La red social de uso de noticias más utilizada corresponde a Facebook con un 63%, seguida de Whatsapp con un 43%. En el caso del tercer lugar se posiciona Instagram con un 28% (3).
Sobre la gestión de la información y su uso para la organización
Sin embargo, más allá de la popularidad que desde hace años han comenzado a adquirir las redes sociales a escala mundial, también hay un debate abierto respecto al uso de ciertas aplicaciones y la privacidad de nuestros datos, la que se hizo bastante latente luego de que se destapara la utilización y prestación de datos proveniente de Facebook, del magnate norteamericano Mark Zuckerberg, en el famoso escándalo de Cambridge Analytica (4). El hecho ha expuesto un problema central que refiere al uso de nuestros datos personales por parte de diversas empresas que lucran con estos, y que en lo concreto pueden hacer lo que quieran con estos al momento de exponerlos o traspasarlos(5).
En el caso de la seguridad resulta mucho más complejo, tomando en cuenta que nuestra información tanto telefónica como de internet se encuentran administradas por empresas que pueden entregar información proveniente de nuestras llamadas y mensajes. Tal como se dio en el caso de la entrega del listado de celulares al momento de producirse los incendios de distintas estaciones del Metro, el cual fue solicitado por la Fiscalía de la Zona Occidente de Santiago a las empresas Entel, Movistar y WOM (6). Tal hecho resulta preocupante, luego de que hace unos días se supiera a partir del Fiscal de la Zona Oriente de Santiago, Manuel Guerra, en las que se señalaba un ataque coordinado a dichas estaciones, y sobre las que se pronunció al irrisorio informe del “Big Data” como “puro humo” (7).
Este hecho no hace más que evidenciar la relación existente entre los grandes conglomerados que administran la información y comunicación del conjunto de la población, y el Estado al servicio de los intereses de los grandes capitalistas. Y por tanto el carácter de clase que atraviesa nuestra era digital, en que gran parte del impacto de los fenómenos sociales se expresa a través de canales con los cuales no contábamos anteriormente a ese nivel de velocidad y pragmatismo.
A un año del 18O: Sobre las posibilidades tecnológicas en el marco de la protesta social
Esta última década ha quedado marcada por el uso de las tecnologías para la organización y la protesta social, donde si bien un aspecto del capitalismo ha mostrado de manera alarmante el nivel de alienación en nuestra relación con herramientas electrónicas y digitales de nuestra era, también han quedado demostradas las enormes posibilidades para poder expresarnos y mostrar aquella realidad que esconden los medios tradicionales al servicio de los empresarios. Y por qué no, también como instrumentos para resistir el asedio policial.
Desde las publicaciones que dieron origen a la revolución en Egipto el 2011, pasando por las protestas a los bloqueos de reconocimiento facial en Hong Kong, hasta los ataques a drones con punteros laser en Chile, la utilidad y uso de las herramientas tecnológicas pueden estar también al servicio de quienes se manifiestan y protestan en contra de regímenes que sólo entregan represión frente a sus exigencias (8).
Hoy en que el gobierno despliega una línea comunicacional orientada a la criminalización de la protesta social, recurriendo a todos los medios posibles para atacar al sector de vanguardia con encarcelamientos, montajes, e infiltraciones como las que se han hecho públicas durante los últimos días, incluso incurriendo el mismo registro civil, es que se torna una tarea fundamental la expropiación de los grandes medios de comunicación e información bajo gestión de sus trabajadores y trabajadores sin indemnización, de manera independiente de los grandes empresarios y sus monopolios al servicio del gobierno y los dictámenes de una justicia que opera en contra de los derechos del pueblo trabajador (9).
Hoy como nunca tenemos herramientas para poder mostrar las miserias que vivimos día a día. Un régimen de explotación laboral abrumante, pensiones de miseria para nuestros adultos mayores, deudas interminables, y coronando una policía que nos reprime y violenta por salir a manifestarnos, y exigir lo que nos han robado. Pero no son las máquinas las que organizan nuestro futuro, somos nosotros, nosotras y nosotres al romper con un futuro que nos han impuesto, y que sobre todo las nuevas generaciones exigimos recuperar.
(1) De acuerdo a l estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas (2018), en el año 2017 se encontraban registrados 27 millones de celulares en Chile.
(2) De acuerdo a los datos entregados por el Ministerio Público desde Octubre de 2019 se reportan 8.575 víctimas de violaciones a los derechos humanos, habiendo 919 imputados conocidos y cerca de 7.000 desconocidos. En el caso de las cifras manejadas por Instituto Nacional de los Derechos Humanos (INDH), estas señalan que 460 personas resultaron con traumas oculares en el contexto del “estallido social”, de las cuales 35 perdieron la visión total de uno de sus ojos. https://www.indh.cl/bb/wp-content/uploads/2020/03/Reporte-general-18-03-2020-de-datos-sobre-violaciones-a-los-derechos-humanos-v04.pdf
(3) En el informe del Digital News Report 2020 se detalla la percepción de la gente frente a los medios de comunicación de masas, redes sociales, y tecnologías de la información, entre otros aspectos: http://www.digitalnewsreport.org/survey/2020/chile-2020/
(4) El caso refiere al uso indebido de datos de más de 87 millones de personas por parte de las empresa Cambridge Analytica durante las campañas presidenciales en Estados Unidos, el año 2016: https://www.bbc.com/mundo/noticias-43655026
(6) Fuente de la noticia: https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/ataques-al-metro-fiscalia-pide-companias-listado-de-celulares-que-estaban-en-los-lugares-de-los-atentados/962931/
(7) Fuente de la noticia: http://www.laizquierdadiario.cl/Fiscal-Guerra-y-las-mentiras-del-gobierno-No-hubo-coordinacion-en-18-O-el-informe-Big-Data-fue-solo
(8) Hay documentales como The Square, nomiado al Oscar el 2014, en el que se muestra la potencialidad que pueden adquirir las redes sociales como articulador del malestar social y para la organización de masas, donde por ejemplo Twitter fue cerrado por el gobierno del aquel entonces presidente Yosni Mubarack. En el caso de las protestas en Hong Kong que se abrió a partir de la ley de extradición promovida por la jefa ejecutiva Carrie Lam, expresó nuevas formas de enfrentarse contra la represión policial, como por ejemplo con punteros laser. En el caso de Chile su uso llegó al nivel de desestabilizar drones colectivamente, y siendo utilizado contra la represión policial frente a la ocupación de plazas por manifestantes.
(9) En el video “Emilio Albamonte. Entrevista sobre León Trotsky y la actualidad de sus ideas.”, el dirigente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) de Argentina, discutiendo con el sociólogo alemán Wolfgang Streeck, plantea el problema sobre el dominio de los medios de telecomunicación y la electricidad señalando “Trotsky hace un siglo analizaba el caso del ferrocarril que en ese entonces era un enorme avance porque permitía transportar tropas a las ciudades en cuestión de horas. El replicaba que no había que olvidar que una verdadera insurrección de masas supone primero la huelga general que paraliza a los propios ferrocarriles. Hoy podríamos decir algo similar con los sofisticados sistemas policiales de información de lo que habla Streeck ¿Qué pasa si los trabajadores de las telecomunicaciones bajan la palanca? ¿O los de electricidad cortan el suministro de determinados lugares como suelen hacer los trabajadores en Francia? La burguesía podrá tener mejores armas y medios para reprimir, pero quienes mueven la sociedad son los trabajadores. Y una verdadera insurrección de masas, supone la huelga general que es la base de toda insurrección”: https://www.youtube.com/watch?v=_Q5cXy53c2g&t=1776s&ab_channel=LaIzquierdaDiario
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