En el día de ayer se realizó la asamblea de docentes pertenecientes a AGD-UBA. La conducción del gremio, en manos del Partido Obrero, propuso firmar la propuesta salarial a la baja.
Domingo 22 de mayo de 2016 15:45
El principal objetivo de la asamblea era la evaluación de la aceptación o no de la última propuesta del gobierno de Macri para los docentes universitarios y pre-universitarios. El acta-acuerdo implica un aumento salarial en cuotas (18 %, 7.5 %, 7.5 %, 1 %) que nominalmente alcanza la cifra de 34 %, pero que “anualizado” (dados los plazos de las cuotas y su carácter no acumulativo) la cifra es de 26 % de aquí a la reapertura de la paritaria docente en febrero de 2017. Eso hace que, dada la inflación, el acuerdo implique una caída significativa de salario real (sólo en abril la tasa de inflación fue del 7 %, la más alta de los últimos 14 años). Esta propuesta del gobierno nacional fue firmada por Conadu, Fedun y UDA el día jueves generando malestar en su propia base no sólo por el carácter inconsulto de esa firma, sino por lo bajo del aumento salarial. A tal punto llegó ese malestar que la Coad, Asociación de base de los docentes de la Universidad Nacional de Rosario, que fue la universidad del interior del país que más estudiantes y docentes sumó a la multitudinaria marcha del jueves 12/05, sacó un comunicado rechazando la firma de la Conadu. En este contexto y para sorpresa de un sector de la asamblea, la conducción del gremio en manos del Partido Obrero propuso firmar el acta acuerdo que firmaron la Conadu y Fedun arguyendo que, aunque el aumento logrado era insuficiente, ésta incorporaba parcialmente la propuesta de AGD-UBA, en particular la vuelta de la paritaria a febrero en vez de junio. A partir del debate en la asamblea, la resolución que finalmente fue puesta a votación por la conducción (votada por mayoría, 91 a 46 votos) incorporó el agregado de dejar expreso el carácter de disconformidad de la firma (a instancias del mandato de la asamblea de base del Colegio Nacional Buenos Aires). Aquí pueden leerse el conjunto de las resoluciones de la asamblea. Como podrá verse, luego de este debate sobre la firma del acta, se votaron por unanimidad mociones para que los fondos que lleguen a Conadu Histórica en concepto de “cuota solidaria” vayan a un fondo especial de apoyo a todas las luchas de trabajadores; para apoyar desde AGD-UBA las acciones de los estudiantes por el boleto y el presupuesto (moción que hicimos desde el PTS) y contra las acciones represivas en Tierra del Fuego y en Jujuy.
La discusión
Hubo dos discusiones centrales durante la asamblea. La primera, sobre el contenido del acta-acuerdo entre el gobierno Macri y la Conadu. La gran mayoría de los presentes (excepto algunos que adoptaron un discurso similar al de la Conadu de “ruptura del techo salarial” en contra de todo cálculo del aumento salarial real) consideró que el acta-acuerdo era insuficiente no sólo porque está muy por debajo del reclamo inicial (de 45% de aumento salarial), sino incluso porque es inferior a la contra-propuesta de mínima que fue votada en la asamblea de AGD-UBA del martes 17/05. Recordemos que allí, la conducción del gremio a instancias de Ileana Celotto (PO) propuso llevar como mandato de AGD-UBA a la ConaduH una contrapropuesta “flexible” consistente en un piso del 20 % para la primera cuota. Esta propuesta fue criticada por insuficiente por un sector de la asamblea que formuló una contrapropuesta del 35 % en una sola cuota. En una asamblea dividida, se votó la propuesta de la conducción por 76 votos contra 65. Solo gracias a la existencia de una oposición muy fuerte en la asamblea es que la conducción tuvo que aceptar poner con claridad que se rechazaba la propuesta del gobierno, posición que fue mayoritaria en el Congreso de Conadu Histórica realizado al día siguiente, aunque allí no se votó ningún plan de lucha para seguirla –como sí se había votado en la asamblea de AGD-UBA-, sino solo una movilización para mediados de junio. Sin embargo, el acta-acuerdo firmada ahora por Macri y la Conadu está por debajo de ese piso propuesto 5 días atrás por la conducción de AGD-UBA, lo que volvió sumamente confuso el argumento ahora esgrimido de firmar de todos modos. ¿Por qué firmar un acta-acuerdo que está por debajo de un piso que ya estaba muy por debajo del reclamo original?
Para responder esa pregunta, la discusión se desplazó a un segundo eje un poco más abstracto: si más allá del contenido del acta-acuerdo la firma o no “nos posicionaba mejor”. Desde la conducción se adujo que la firma permitía participar en la comisión de monitoreo salarial de septiembre y en la de los (mal llamados) “ad honorem”. Sin embargo, como plantearon varios docentes y activistas en la asamblea, ese argumento implicaría aceptar la extorsión del gobierno de “firmar para participar de la mesa”, cuestión que fue repudiada por unanimidad en la asamblea figurando en el punto “d” de los agregados. Despejado el argumento institucional, la pregunta que se impone es si la firma o no firma del acta, permite “posicionarse mejor” ante qué. Si es ante los docentes universitarios para diferenciarse de la burocracia de la Conadu encabezada por el kirchnerismo, la firma del acta (es decir, hacer lo mismo que la Conadu) no pareciera ser buena diferenciación. Si es ante la base de la Conadu que está disconforme, como la Coad, tampoco, dado que, en lugar de colocar a la Conadu Histórica como alternativa la coloca cediendo. Si es ante los estudiantes que están luchando por el boleto estudiantil gratuito y por presupuesto, el mensaje de la firma del acta (que, como señaló Santiago Gándara de AGD-Sociales, significa el cierre de la lucha salarial al menos por ahora) no es un mensaje de fortalecimiento, y menos si la única acción de lucha que se plantea es una marcha a realizarse dentro de casi un mes, el 15 de junio. Si es ante el propio gobierno de Macri, la situación es más confusa aún. La Conadu Histórica viene hace 10 años siendo la única confederación de docentes universitarios que ha rechazado las acta-acuerdos afirmadas por la Conadu y la Fedun durante el gobierno kirchnerista por considerarlas insuficientes y a la baja (consideración completamente objetiva dado que los docentes venimos perdiendo salario real desde 2007). La actitud de sí firmar esta acta-acuerdo bajo el gobierno de Macri no puede sino desconcertar a los docentes. Por último, si es ante el conjunto de los trabajadores el mensaje de la firma del acta-acuerdo tampoco es acertado. Por el contrario, los universitarios que movimos decenas de miles gracias a nuestra alianza con el movimiento estudiantil podríamos instalar claramente nuestro rechazo al ajuste de Macri, a los salarios a la baja y a los pagos en cuotas ante millones de trabajadores que tienen menos capacidad de movilización y visibilización social por su precariedad laboral, la dificultad para tejer alianzas, la violencia patronal e incluso la de las patotas de la burocracia. La firma del acta-acuerdo significa, por el contrario, una aceptación (innecesaria) de este “contexto de ajuste”.
Una marcha multitudinaria que se chocó con el freno de la conducción
El problema que sobrevoló toda la discusión y que fue planteado en algunas intervenciones fue la crítica a la conducción de la Conadu Histórica por su dubitación luego de la multitudinaria marcha del jueves 12. Luego de que decenas de miles se movilizaran en Buenos Aires en lo que todo el mundo definió como la marcha universitaria más grande de la última década, la conducción de la Conadu Histórica pisó el freno en lugar del acelerador y no planteó ningún plan de lucha que permitiera capitalizar la fuerza puesta en movimiento en la marcha y potenciarla. Muestra acabada de esa política fue la negativa de Luis Tiscornia (PCR), secretario general de la Federación, quien en una entrevista del 17 de mayo (5 días después de la marcha) y ante el nuevo ofrecimiento del gobierno, decidió “no posicionarse públicamente”, lo que fue interpretado (por propios y ajenos) como una forma “decorosa” de considerar aceptable la propuesta. Esa dubitación hizo que las siguientes instancias de negociación abiertas por la lucha y la movilización, se llevaran adelante sin plan de lucha concreto y con desorientación del movimiento docente y estudiantil. En un contexto de negociación sin paro ni lucha, el gobierno de Macri pudo recuperarse temporariamente del golpe del jueves 12 y sentarse a proponer actas a la baja. La Conadu, fiel a su historia de lapicera veloz, cacareó por izquierda un par de días para poner rápidamente la firma por derecha, y la Conadu Histórica quedó encerrada en el laberinto de su propia dubitación. En ese contexto, y en lugar de salir de su laberinto por arriba rechazando el acta y proponiendo un plan de lucha, la conducción de AGD UBA ahora propone ir a la saga de la Conadu firmando la misma acta-acuerdo y llamando a una movilización para dentro de un mes: el 15 de junio, fecha en que comienza a cerrarse el primer cuatrimestre.
Como expusimos en la asamblea, los docentes del PTS, en coincidencia con activistas independientes y otras corrientes que actúan en el gremio, consideramos que esta política es un error. La no firma del acta acuerdo no significaba desconocer los limitados avances que se conquistaron en la lucha: fundamentalmente adelantar la paritaria a febrero y una oferta salarial mayor que la inicial aunque significando una rebaja salarial frente a la inflación en curso y que se mantenga el criterio de pagar en cuotas cuando los tarifazos son “de una”. La firma o no firma no modifica eso en lo más mínimo. Sin embargo, firmar le lava la cara a la burocracia kirchnerista de Conadu y a la de Fedun, y evita poner en el centro la denuncia de lo que constituye hoy la principal política del gobierno de Macri: la firma de salarios a la baja por debajo de la inflación para aplicar el ajuste sobre el conjunto de los trabajadores del país.