Conferencia matutina. AMLO acusa a encabezado del New York Times de autoritario luego del atentado a Trump

La conferencia de este miércoles, el presidente fue duramente crítico del editorial del New York Times (NYT), el cual fue respondido por el magnate y dueño de Twitter, Elon Musk. En la mañanera, AMLO mostró una captura de pantalla del tweet con la respuesta de Musk: "El New York Times acaba de publicar esto sobre Trump hoy. Son seres humanos verdaderamente insensibles y despreciables. Ni una pizca de empatía", decía la publicación.

Por su parte, la editorial del NYT ponía una fotografía de la silueta del por ahora exmandatario estadounidense y hoy candidato republicano con la leyenda "falló las pruebas de liderazgo y traicionó a los Estados Unidos. Los votantes deben rechazarlo en noviembre". Esta editorial habría salido el pasado domingo, al día siguiente del atentado. AMLO respondió calificando los dichos como "imperativo, autoritario". Exclamó indignado:

¡Esto no lo hace el Reforma ni El Universal ni Televisa ni Azteca ni Imagen ni Financiero! Porque me pregunto: ¿en dónde hay más manipulación? Pues si nos atenemos a esto, allá. Porque no estamos hablando de cualquier periódico. ¡Es el New York Times!

Por un lado, no es ninguna novedad que los grandes medios de comunicación se alineen con los partidos políticos. No por nada el marxista Antonio Gramsci planteaba a los diarios y medios de comunicación como parte del Estado ampliado y como formaciones políticas además de los partidos propiamente que actuaban en el parlamento.

En el caso del NYT, así como la cadena CNN, es muy sabido que se alinean al Partido Demócrata, como suele ser en Estados Unidos, donde se alinean con uno u otro partido del establishment bipartidista. La contraparte de esta situación sería el Washington Post (comprado por el ya mencionado Musk) y Fox News, conocidos medios afines al Partido Republicano y que reproducen veneno xenófobo en sus páginas y editoriales (también reproducida en CNN y el NYT, pero en dosis más tolerables y menos escandalosas).

Por el otro, resulta un tanto extraño que un liberal confeso como López Obrador, defensor a ultranza del juarismo republicano de México y reivindicador sistemático del liberalismo, critique la libertad de este medio de prensa de reproducir una editorial de opinión, en especial tomando en cuenta el intento de asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, en el cual cientos de simpatizantes y votantes de Trump de ultraderecha intentaron tomar el recinto legislativo del gigante imperialista para impedir que Joe Biden asumiera como presidente acusando de un supuesto fraude electoral a pesar de la oleada de votos en contra del candidato republicano (de allí que el NYT acuse al exmandatario de "traición").

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Si bien la derecha estadounidense suele ser profundamente respetuosa de las reglas constitucionales y el excesivamente exagerado federalismo democrático del país, el asalto del 6 de enero significó la ruptura de varios sectores que ya muestran estar dispuestos a disentir abiertamente del sistema bipartidista y desconocer sus reglas (distinto de la izquierda disidente, que siempre ha sido crítica de las "reglas del juego" y que por eso necesita ser reincausada sistemáticamente mediante el Partido Demócrata).

En ese sentido, no es extraño que López Obrador salga a la defensa de Trump. Recordemos la moderación que dio el presidente luego de que, mientras estaba en campaña en 2018, impulsaba su libro Oye, Trump para hacer frente a los dichos del magnate acerca de los mexicanos ("flojos, malos, no nos mandan a lo mejor que tienen"). Giro dado una vez asumida la presidencia de México y mostrando una postración sistemática a los dictados de la Casa Blanca en temas como la reapertura de la industria maquilera y la industria automotriz durante la pandemia en pleno semáforo rojo, así como el envío de la Guardia Nacional para frenar las oleadas migrantes.

Esto no detuvo a AMLO de tener episodios puntuales de aparente disidencia al gobierno estadounidense, como lo fue la aceptación de recibir y darle asilo político al exmandatario boliviano Evo Morales, así como el intento de darle un trato similar al exvicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas Espinel, de la corriente del exmandatario Rafael Correa (y con la cual tiene simpatía el propio AMLO), episodio que derivó en una crisis política en las relaciones entre México y Ecuador.

La defensa de Trump se da en un contexto en el cual el atentado contra su vida le ha dado un nuevo respiro a su figura y muy probablemente gane las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Falta ver cómo se comporta ese sistema profundamente antidemocrático que, gracias a su figura de colegio electoral, le dio la victoria en 2016 a pesar de que, como ya hemos explicado en este diario, hubo más votos contra Trump por sufragio universal en esa elección.

Nada oficialmente está dado. Pero para frenar a Trump no bastará la retórica liberal de AMLO, sino la movilización de los miles de trabajadores y migrantes en Estados Unidos contra su candidatura. Movilización que deberá ser (ahí sí y aunque le pese a López Obrador) imperativamente independiente del Partido Demócrata, la "tumba de los movimientos sociales".