Desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista nos solidarizamos con la lucha que están llevando adelante los compañeros de posgrado contra la imposición de cuotas en este nivel y acompañamos la movilización que el día de hoy realizaron hacia la rectoría de la UNAM.
Miércoles 5 de febrero
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El 19 de noviembre del 2024 fue publicada en el Suplemento Especial de la Gaceta UNAM la Convocatoria de selección e ingreso a programas de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde ahora se contempla un cobro para la inscripción de lxs aspirantes de nacionalidad mexicana de $480.00 y para quienes provienen del extranjero de 150 dólares. Este requisito para el ingreso aplica tanto para aspirantes a maestría como a doctorado. Además, para los aspirantes extranjeros se les exige una póliza de seguro de gastos médicos mayores durante el tiempo que dure su posgrado.
Rechazamos esta imposición de cobros y la denunciamos como un avance en la privatización de la educación pública. Este tipo de medidas las quieren justificar alegando una supuesta falta de recursos, pero lo cierto es que la UNAM tiene un manejo desigual a la hora de repartir sus recursos. Esta desigualdad se ve, por ejemplo, en la absurda diferencia de sueldos que perciben los trabajadores administrativos o los profesores de asignatura, quienes representan la mayoría de la planta docente, en comparación con el exorbitante sueldo del rector y la llamada "burocracia dorada". La precarización de los primeros llega a tal extremo que, en muchas ocasiones, incluso tienen que mantener dos trabajos para que el sueldo les alcance a fin de mes.
Los salarios de cientos de miles de pesos que percibe la burocracia dorada, o incluso la parte del presupuesto que se destina a la empresa privada del club de fútbol Pumas, contrastan con la implementación de cobros y el recorte de presupuesto para prácticas, como ocurrió en la FCPyS en la carrera de Antropología el semestre pasado o con los cobros para diplomados y extralargos entre otros servicios que deberían ser gratuitos. Esto está sostenido a través de una feroz represión que, desde la entrada de Leonardo Lomelí Vanegas, actual rector de la universidad, ha tenido un aumento considerable con alrededor de 20 expulsiones políticas en lo que lleva de su mandato. La represión sirve para mantener a raya y dividida a la comunidad universitaria: trabajadores, docentes y estudiantes.
Esta situación representa un ataque a la educación pública, que no solo está ocurriendo en la UNAM, sino que también se da de manera generalizada. Lo que se debería buscar es que cada vez más personas puedan acceder a la educación en todos los niveles y no lo contrario, como ocurre con la implementación de cuotas. Por esto, es necesario luchar por un incremento al presupuesto de educación, el cual debería salir del enorme presupuesto que se le otorga a la Guardia Nacional, que hoy está siendo utilizada para hacer un despliegue masivo en las fronteras con el fin de reprimir a nuestros hermanos migrantes, por orden del imperialismo yanki comandado por Donald Trump.
A 25 años de la huelga del 99, en la que estudiantes organizados en el Consejo General de Huelga frenaron otro intento de avanzar en la privatización de la educación pública, es necesario recuperar las lecciones que nos dejó este proceso organizativo. Así como lo hicieron nuestros compañeros hace 25 años, debemos detener, mediante la organización de trabajadores, docentes y estudiantes, el cobro de cuotas que atentan contra la educación pública. Incluso, como también lo hicieron sectores del mismo movimiento, debemos cuestionar la estructura antidemocrática de la universidad, que causa esta desigualdad en el reparto del presupuesto, puesto en función de preservar los privilegios de unos cuantos que lucran con el derecho a la educación sobre la mayoría de la comunidad universitaria. Esto demuestra que es un problema estructural en la UNAM.
Es necesario luchar entre los tres sectores de la comunidad para lograr una reducción de sueldos a los altos funcionarios como primera medida, para que seamos estos tres sectores los que gestionemos y decidamos hacia dónde debe dirigirse el presupuesto. Lo anterior con la perspectiva de que estos tres sectores sean los que gobernemos la universidad y la pongamos al servicio del pueblo pobre y trabajador, y no al servicio de un puñado de burócratas y empresarios agrupados en la Fundación UNAM.