Centenares de peces aparecieron muertos en el norte santafesino, en Chaco, en el sur de Entre Ríos y en las costas de Uruguay, generando una gran preocupación en la región.
Jueves 15 de febrero de 2018 17:01
Las consecuencias del uso intensivo de agrotóxicos y los desmontes masivos, como las inundaciones y el aumento del régimen de lluvias, durante las últimas décadas están haciéndose cada vez más evidentes.El desarrollo de este agromodelo, apañado tanto por los partidos del régimen (kirchnerismo, PJ, UCR, PS, PRO), pasa su factura tanto para la salud humana como la de las demás especies.
Centenares de peces aparecieron muertos en los últimos días en las localidades del norte santafesino Romang y Villa Ocampo, así como también en Chaco, en el sur de Entre Ríos y en las costas de Uruguay, lo que generó gran preocupación en toda la región. Según un informe del gobierno de Santa Fe, las causas se deben al descenso de los niveles de oxígeno en el agua, después de que el caudal de los ríos creciera de manera repentina. Alejandro Larriera, subsecretario de Recursos Naturales de la provincia, señaló que “no es un fenómeno puntual, sino que está ocurriendo en todo el área y todos los cauces”.
El estado de las branquias de los peces muertos indicaría que la mortandad parece haber estado causada principalmente por el poco oxígeno disuelto, además de que las especies sobrevivientes presentes son las que están adaptadas a respirar oxigeno atmosférico en caso de necesidad, pero no descarta otras causas aún no descubiertas. También se registraron cardúmenes muertos en Córdoba, Chaco y Formosa, por lo que las autoridades están investigando la situación en conjunto.
¿Solo falta de oxígeno?
Mientras los gobiernos empiezan buscando explicaciones relacionadas solo con el calor y la falta de oxígeno en el agua, hay otros factores, como los agrotóxicos, que se niegan a tomar en cuenta, al ser responsables directos de las políticas que permitieron la expansión de su uso.
Agrotóxicos: Nueva evidencia de contaminación por agrotóxicos en la cuenca del río Paraná
En enero del año pasado un grupo de científicos argentinos de la Universidad de La Plata publicó el estudio Presencia y destino de pesticidas en el tramo argentino de la cuenca de los ríos Paraguay-Paraná en la revista científica internacional Environmental Monitoring and Assessment.
Allí constatan que la cuenca del río Paraná está contaminada con pesticidas cuyas concentraciones encontradas en sedimentos y cursos de agua están por encima de los niveles recomendados para la protección de los ambientes acuáticos.
En 2016 y 2017 unos estudios científicos, con Alicia Ronco y Damián Marino a la cabeza, ya habían alertado por el estado de situación de la cuenca Paraguay-Paraná, donde denunciaban la presencia, tanto en sedimentos como en el agua, de los pesticidas cipermetrina, endosulfán (prohibído en Argentina), clorpirifós, glifosato y AMPA.
Por su parte, Cynthia Caramello y Lilian Jorge de la facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste (Corrientes) demostraron también la genotoxicidad del glifosato en especímenes de sábalos y su introducción en las cadenas alimentarias generando una estrecha interacción entre los agentes xenobióticos y la biota.
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Por otro lado, la Multisectorial Paren de Fumigarnos de Santa Fe, a propósito de lo ocurrido, señaló en un comunicado: "¿En qué proporción el avasallamiento de la frontera agroindustrial sobre los bosques nativos genera avances y retrocesos bruscos de los niveles fluviales afectando los procesos naturales de la biota acuática (aportando en las crecidas materia orgánica que el sistema no llega a soportar)? Porqué se le atribuyen causas naturales a la mortandad y en todos estos años no se ejecutaron acciones adecuadas al marco científico para monitorear el impacto del modelo agroindustrial sobre nuestros ríos?".
Y le exigió a las autoridades que "se implementen medidas de prevención de la salud adecuadas ya que la acumulación de peces muertos y en descomposición es un foco contaminante peligroso", que "se generen medidas urgentes desde el Estado provincial para producir alimentos sin agrotóxicos de manera extensiva", y que "se realicen controles y sanciones eficaces sobre cursos de agua, impidiendo desmontes y fumigaciones ilegales en el territorio provincial; obligando a quien produce daños en el ambiente a reparar y sanear".
Un programa ante la crisis socioambiental
Ya son sabidos los efectos de los agrotóxicos: aumento en los casos de cáncer, problemas de tiroides y malformaciones, entre otras cosas, además del impacto abismal en el ambiente por los masivos desmontes, el envenenamiento de ríos, alimentos y poblaciones de varias especies.
Pero el problema de nuestros bienes naturales, su contaminación y permanente especulación con el único fin de la ganancia empresaria, están íntimamente relacionados con su propiedad. Es necesaria la socialización de todas las tierras cultivables que actualmente están en manos de los principales cuatro mil terratenientes de la Argentina y una profunda reforma agraria en beneficio de campesinos y pueblos originarios, así como una reconversión progresiva del agromodelo sobre bases sustentables y ecológicas.
La expropiación de grandes terratenientes también es necesaria para la creación de parques y reservas naturales, que integren a las comunidades locales en su manejo y no sean concebidos sólo con fines turísticos. Esto permitiría la restauración ecológica de los ambientes degradados por la avaricia de los grandes propietarios, empresarios inmobiliarios y pooles de siembra quienes, a través de impuestos progresivos y en una transición a la completa expropiación, deberán costear los gastos de la ejecución de esta restauración y de la necesaria investigación en el tema.
Estas son medidas elementales en el camino de reorganizar la economía y la sociedad en manos del mismo pueblo trabajador, en beneficio de la humanidad y de las demás especies.
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