Compartimos las palabras de Benjamín Vidal, militante de la agrupación de la juventud anticapitalista Vencer, en el acto realizado luego de la romería a 50 años del golpe militar.
Miércoles 13 de septiembre de 2023
Compañeras, compañeros, compañeres: hoy conmemoramos los 50 años del golpe de Estado, una fecha que nos recuerda lo que la burguesía es capaz de hacer cuando la clase obrera decide tomar su destino en sus propias manos.
El temor de la burguesía no era el gobierno de Allende, el que desarmó los Cordones Industriales y puso militares en su gabinete. El temor que tenían era ante todo, al pueblo trabajador organizado, a los propios Cordones Industriales y los organismos de poder popular. Le tenían miedo a la juventud, que se dispuso a desafiar el orden existente y combatir valientemente contra la derecha golpista.
Somos la agrupación anticapitalista Vencer y queremos reivindicar el ímpetu de aquella juventud, por eso nos hemos hecho parte de la conmemoración de los 50 años del golpe en nuestros lugares de estudio.
Además, buscamos construir una alternativa política en esos espacios, como por ejemplo, con nuestra participación en las elecciones Fech, en las que dimos una pelea política contra la derecha, y disputamos el organismo estudiantil más importante del país a las juventudes del Frente Amplio y del Partido Comunista.
Porque ellos quieren una juventud pasiva, que la Fech sea una sucursal más del Ministerio de Educación, el mismo ministerio que continúa administrando una educación para ricos y otra para pobres, donde estudiar en la universidad depende del bolsillo de tu familia, los que se vacían para terminar en los bolsillos de los privados y los bancos.
Mientras tanto, la educación pública se cae a pedazos, y muestra de esto fueron las recientes movilizaciones de la Facultad de Artes y de Veterinaria, quiénes visibilizaron sus problemas de infraestructura, con techos cayendo sobre estudiantes y casos de electrocución.
La nueva Fech, en manos de las juventudes de gobierno, tiene la fuerza para haber transformado esta lucha en una lucha nacional, pues es sabido que la precariedad en la educación pública es un problema estructural de todos los establecimientos. Sin embargo, dieron un apoyo testimonial: no llamaron a asambleas en todas las facultades, ni llamaron a movilizarnos en conjunto a las y los compañeros. Quieren un movimiento estudiantil pasivo, para garantizar la gobernabilidad de Apruebo Dignidad y la Concertación.
Por eso, para nosotres es un orgullo haber sacado más de 1250 votos en estas elecciones, que nos abren el gran desafío de levantar una alternativa política revolucionaria que esté decidida a enfrentar a la derecha de manera independiente y crítica al gobierno de Boric.
Hoy los 50 años del golpe nos encuentran con una rebelión desviada, un proceso constitucional trucho y al ritmo de la derecha de Kast, y un abandono de Apruebo Dignidad de su propio programa. Las condiciones de vida de la clase obrera y los sectores populares empeora cada día.
Boric dice que Piñera es un demócrata y lo invita a tomar tecito a la moneda, para intentar borrar su rol criminal en las violaciones a los derechos humanos en la revuelta de 2019, y que también es un cómplice civil de la dictadura, y uno de los grandes empresarios beneficiados por el sistema neoliberal que instauraron.
El Partido Comunista, un pilar fundamental del gobierno de Boric, no tiene otra política que exigir “una derecha democrática”, como si eso fuera posible.
Cederle continuamente a los dueños del país, ha significado que se fortalezca la ultraderecha y la impunidad, por lo que más que nunca se hace necesario un movimiento estudiantil en las calles, que retome su programa histórico de lucha y sea una palanca para impulsar a otros sectores a la pelea por acabar con la herencia autoritaria y neoliberal de la dictadura.
Incluso en la historia reciente, el movimiento estudiantil y la juventud hemos sido un factor clave para luchar por generar cambios. El 2001, 2006, 2011, 2019: ejemplos de que cuando los estudiantes se proponen grandes tareas, y buscan luchar junto a la clase trabajadora, hacen temblar a los poderosos.
Nuestro fin no es administrar el Estado burgués y repartir sus migajas, como lo hace hoy el Partido Comunista. Queremos ir más allá, como los jóvenes que en los 70 se plantearon acabar con el capitalismo y luchar por una sociedad diferente, y que con una gran abnegación, pusieron su vida en juego con el objetivo de cambiar la realidad de conjunto.
Desde Vencer tomamos el ejemplo de esa juventud combativa y reivindicamos la militancia revolucionaria como una decisión de vida, para luchar por un proyecto de superación del capitalismo, el que no nos ofrece más que un futuro de guerras, de miseria y de destrucción del medioambiente.
Queremos levantar las banderas del comunismo, que se propone echar abajo ésta sociedad de clases, que volvamos a confiar en nuestras propias fuerzas, en nuestra propia organización, en la lucha contra el capitalismo, para acabar con la explotación y la opresión.