La joven que acaba de ser liberada de una prisión israelí, se convirtió en símbolo de la resistencia palestina y promete continuar con su lucha contra la opresión de Israel.
Viernes 3 de agosto de 2018 12:57
Ahed Tamimi, la joven símbolo de la resistencia palestina recientemente liberada de una cárcel israelí, habló con la prensa internacional y prometió continuar su lucha.
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Aún visiblemente agotada por la avalancha de llamadas, entrevistas y visitas que recibe desde que salió de prisión, la joven Ahed Tamimi, de 17 años, está dispuesta a asumir el papel de símbolo de la resistencia palestina para "atraer el apoyo internacional", según aseguró en una entrevista a Efe.
"He empezado el camino y no retrocederé solo porque me liberaron. Me arrestaron porque querían parar mi lucha popular, pero, como dije, seguiré adelante", reivindicó Tamimi superando el cansancio de frenéticas jornadas desde que el domingo quedara en libertad al salir de una cárcel israelí.
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"Yo no elegí ser un icono, pero la comunidad internacional lo ha hecho, espero poder tomar esta responsabilidad y poder transmitir la causa palestina a todo el mundo", declara en su casa de Nabi Saleh, en Cisjordania ocupada, donde ocurrió el incidente que, grabado en vídeo, le hizo popular y días más tarde motivó su arresto.
En las imágenes, grabadas el 15 de diciembre, durante una represión del Ejército israelí en la que uno de sus primos, de 14 años, recibió un disparo de bala de goma en el rostro, Ahed se enfrenta a soldados israelíes, a quienes empuja y abofetea en el patio de su casa, junto a su madre Nariman y a su prima Nour.
Las tres fueron detenidas días después. Nour quedó en libertad con fianza y Ahed y su madre afrontaron un juicio militar.
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"Estuve muy preocupada, temía que me cayera una pena muy alta. Además, no es fácil ir a la corte, salíamos a las 02.30 de la mañana, íbamos a la prisión de Ramle, hasta llegar a Ofer, donde el juicio era sobre el mediodía. Realmente me sentí exhausta", describe.
Su abogada, Gaby Lasky, llegó a un acuerdo con la Fiscalía en marzo, por el que Ahed asumió cuatro de los doce cargos que se le imputaban, entre ellos agresión con agravantes e incitación y fue condenada a ocho meses de prisión, al igual que su madre.
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Ya en liberad dijo: "Espero que todos los prisioneros puedan sentir lo que yo siento, pero mi felicidad no es completa, porque mi hermano (Waed) todavía está dentro, y mi primo, y todos los presos palestinos", sobre todo los menores como ella, destaca, de los que hay 291 encarcelados en prisiones israelíes, según la organización Adameer.
Sus recuerdos de la prisión de Ha Sharon, en el centro de Israel, son duros, "de mucha presión", pese a los esfuerzos de los presos por afrontar el día a día "con bromas, juegos, baile, deportes, canciones", describe.
"Las mujeres prisioneras me apoyaron mucho, me hicieron fuerte, y me gustaría agradecérselo", dice.
A quien más recordaba era a su padre, Basem, que sólo pudo visitarlas en dos ocasiones durante los ochos meses, ya que dejó de obtener permisos para cruzar del territorio palestino de Cisjordania hacia Israel, donde cumplían pena su hija y su mujer.
"Mi mensaje al mundo es que boicotee y demande a Israel como un criminal de guerra", dijo Ahed expresando cómo seguirá su lucha.
Durante los meses en prisión Ahed estudió para presentarse en el "tawjihi" -examen de acceso a la universidad-, que recientemente aprobó. En este tiempo también ha decidido que quiere estudiar Derecho, como parte de su "lucha".
"Todavía no sé si estudiar en Palestina o en el extranjero, pero quiero ser abogada", insiste.
En un video publicado por Médicos sin Fronteras antes de su encarcelamiento, Ahed contaba brevemente su vida, y concluía que "si la ocupación en Palestina continúa entonces quisiera ser abogada para defender a mis familiares si son detenidos, pero si mi país finalmente queda libre de la ocupación entonces me encantaría ser futbolista".
Con ese solo ejemplo Ahed dejaba claro el flagelo que significa para la población palestina la política colonialista del Estado de Israel que ocupa permanente los territorios en Cisjordania, mientras que somete a la población de la Franja de Gaza a vivir en condiciones miserables y con todo tipo de restricciones, en una suerte de prisión a cielo abierto.