A la medida del FMI, el proyecto implica un ajuste fiscal de 1,7 % del PBI para alcanzar un superávit primario de 1 %. ¿Cómo? Con más recortes de partidas sociales, de subsidios y nuevos tarifazos. El superávit va centralmente al pago de deuda, que se llevará el 17 % del Gasto.
Lucía Ortega @OrtegaLu_
Martes 17 de septiembre de 2019 02:37
Imagen: Enfoque Rojo
El Presupuesto 2020 presentado este lunes en Diputados por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, contiene una severa agenda de ajuste de acuerdo a lo que pide el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se busca que la diferencia entre ingresos y gastos primarios (sin contar los intereses de deuda) sea positiva en un 1 % del PBI para disponer de más fondos para el pago de la deuda.
El resultado de esta operación es un nuevo ataque sobre las condiciones de vida de millones de trabajadores. Los principales recortes en partidas sociales vendrán por el lado de los subsidios económicos, lo que implicará más tarifazos, así como en otras partidas como la vivienda, en el salario de los trabajadores estatales y en diferentes rubros sociales.
Por su parte, el peso de los intereses de deuda seguirá representando el 17 % del gasto total, significando $ 1.047.263 millones (más de un billón de pesos), o el equivalente a más de tres veces el presupuesto total en Educación y Cultura.
"Mi presupuesto es un dibujo"
Las proyecciones macroeconómicas como la inflación, el tipo de cambio y el crecimiento económico son la base para estimar las partidas de ingresos y gastos en cada área. Como suele ser ya la norma, suelen diferir y mucho de la realidad, impactando en ajustes reales incluso aún mayores a los que se proyectan en el mismo presupuesto.
Por ejemplo, en el Presupuesto de 2019 se estimaba una inflación de 23 % a diciembre. Pero esto dista mucho de lo que ocurrió este año, los precios ya acumulan un 30 % de aumento hasta agosto, y hacia fin de 2019 se calcula que superaría el 55 % de acuerdo a distintas consultoras y analistas. El gobierno propone que será inferior a 53 %, primer ficción.
Es tan sabido que el presupuesto es totalmente ficticio, que el jefe del interbloque Cambiemos en Diputados, Mario Negri, tuvo que "aclarar" que el mismo “no es un dibujo a mano alzada”.
Otra "novedad" es la vuelta de los "superávit gemelos", esto es, un excedente tanto en el terreno fiscal primario (1 % del PBI) como en la cuenta corriente del sector externo (0,4 % del PBI). Ambas son condiciones fundamentales que exige el FMI para liberar recursos (principalmente en dólares) al pago de la deuda externa y que, en caso de alcanzarse, sólo son posibles gracias al fuerte ajuste fiscal y a la devaluación ya aplicada, y a la que pueda venir.
Las principales variables:
-* Inflación: Se proyecta una inflación del 34,2 % interanual en diciembre de 2020 (ello es menor al 38 % que espera el relevamiento de mercado del Banco Central) luego de una inflación proyectada para diciembre de 2019 del 52,8 %. Por su parte, el proyecto prevé una inflación promedio del 43,1 % para el año que viene.
-* Actividad económica: Para el año 2020 se proyecta un crecimiento del 1 % del PBI, luego de una caída de 2,6 % en 2019. La actividad crecería impulsada las exportaciones en un 7 % (por boom de Vaca Muerta y commodities agrarias). En el caso de las importaciones, aumentarán un 1,3 %. La inversión registrará una caída del 4,9 % en 2020, registrando una recuperación pero “sin que logre compensar el arrastre negativo asociado a la dinámica de los últimos meses de 2019”. Se prevé una recuperación del consumo privado, con un aumento del 1,4 %. En contraposición, se estima una caída del consumo público (explicado por el recorte fiscal), del orden del 3 %.
-* Dolar: En cuanto al tipo de cambio, se proyecta un promedio de $ 67,11 para 2020, llegando a $ 75 en diciembre. Esto es, una devaluación anual de 30 %, inferior a la suba de precios proyectada, y muy superior a la verificada en 2018 (106 %) y en lo que va de 2019 (52 %) tras las corridas cambiarias.
Sus prioridades: la Deuda
De acuerdo a la propia letra del proyecto, el superávit fiscal proyectado de 1 % del PBI “contribuirá a reducir las necesidades de financiamiento”. Se contempla que en el 2020 entrará el desembolso de U$S 3.900 millones de dólares del programa con el FMI y una refinanciación de U$S 3.000 millones en vencimientos de otros organismos internacionales. Durante 2020 no hay vencimientos de capital con el FMI.
El pago de servicios de la deuda al sector privado, organismos internacionales y sector público financiero será de $ 1.047.263 millones (más de un billón de pesos), registrando un crecimiento de 42,2 % respecto de 2019. Esto significa que, a diferencia de lo que ocurre con muchas partidas sociales, los intereses de deuda crecerán muy por encima de la inflación esperada en el presupuesto (34 %).
En total, los vencimientos de deuda se llevarán casi uno de cada cinco dólares del gasto público. Y el peso podría ser aún mayor, si se considera que más del 70 % es en dólares, por lo que se incrementarían si la devaluación es mayor a la estimada.
Pero el problema de la deuda es aún más crítico de lo que deja expuesto el proyecto de Presupuesto. La deuda es una pesada hipoteca sobre la economía nacional, que ya supera el 100 % del PBI, y si se excluye la parte de la deuda que el Estado argentino se debe a sí mismo, la deuda ya equivale al 60 % del PBI. En los próximos años habrá de afrontarse vencimientos por más de U$S 40.000 millones y ya la mayoría de los analistas dan por sentado que el programa financiero es totalmente insostenible.
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Por otro lado, entre las prioridades expuestas por el Ejecutivo debe agregarse la transferencia de recursos a los empresarios y sectores dominantes de la economía mediante la reducción de impuestos, mientras aumenta la presión impositiva a las familias trabajadoras con impuestos como el IVA.
La recaudación de impuestos nacionales y de contribuciones a la seguridad social alcanzará en 2020 los 7.415.559 millones de pesos, por lo cual será un 45,9 % superior a la estimada para 2019. La presión tributaria de impuestos nacionales pasará del 25,94 % del PBI en 2015 al 23,42 % en 2020.
Sin embargo, el IVA será uno de los tributos de mayor crecimiento, pasando del 7,14 % del PBI en 2019 al 7,19 % en 2020. Por el contrario, la recaudación del impuesto a las Ganancias registrará una caída, pasando del 5 % al 4,77 %, producto de la reforma tributaria de fines de 2017.
Y las nuestras: Salud, Educación, Jubilaciones, Servicios Públicos
Mientras se pretende seguir los lineamientos del FMI, las prioridades del pueblo trabajador son otra vez dejadas al margen. El escaso crecimiento económico que promete el gobierno no irá a parar a las necesidades sociales urgentes.
-* Salud: Se propone una partida de $ 224 mil millones para 2020, lo que significa un incremento de 39,6 % respecto a 2019, por encima de la inflación esperada y por ende con un aumento real de 4,2 %. No obstante, en términos del PBI significa una reducción de 0,03 puntos.
-* Educación La partida de Educación y Cultura ascenderá a $ 321 mil millones, equivalente a un incremento real de 2,2 % pero un descenso de 0,06 % del PBI.
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-* Jubilaciones y Asignaciones De acuerdo al gobierno, "el componente del gasto primario que más aumentará en 2020 son las jubilaciones y pensiones, y las
asignaciones familiares formales. Se destinarán en estas partidas $ 2.872.339 millones a ello, un monto que es 45,4 % superior a lo erogado en 2019, y representarán 52,6 % del gasto primario".
De esta manera, el aumento de las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares formales en 0,1 puntos porcentuales del PBI. Pero esta no responde a una voluntad del gobierno, sino a la aplicación de la reforma previsional, cuya movilidad de los haberes impacta con seis meses de retraso respecto de la inflación real. Para 2019 este retraso significará una pérdida de poder adquisitivo cercana a 2 %.
Mientras tanto, las Asignaciones Universales por Hijo (AUH) aumentarán 30,8 %, por debajo de la inflación anual, según el gobierno, "producto de la base de comparación", debido a que en 2019 se adelantó el pago de esas prestaciones a marzo.
-* Servicios públicos: El mayor recorte del gasto se centra en los subsidios económicos a la energía y otros servicios. De acuerdo al Presupuesto, "se estima una reducción en los subsidios económicos del 0,48 % del PIB", "mediante un "ahorro" de 0,33 % del PIB en subsidios energéticos y 0,14 % en subsidios en transporte". Necesariamente esto se verá reflejado en la continuidad de los tarifazos.
Entre otros sectores que verán una reducción real fuerte se cuentan Ecología y Medio Ambiente (-15 %) y Vivienda y Urbanismo (-16 %).
-* Salarios públicos: Otro de los fuertes del ajuste, que tanto gusta a Lacunza y Ibarra, ministro de Modernización, es en el rubro de los salarios estatales. "En relación al gasto en salarios, al igual que en 2019, no se prevén ingresos de personal el año que viene ni cubrir las vacantes que se produzcan en el marco de retiros voluntarios y jubilaciones, por lo que la dotación de personal tendrá una disminución del 1 %, y la línea remuneraciones se reducirá en 0,1 p.p. del producto".
Los trabajadores estatales ya perdieron un 32 % de poder adquisitivo, según calculan desde el Junta Interna ATE-Indec. El gobierno pretende seguir descargando el ajuste en gran parte sobre sus espaldas.
-* Mujer y diversidades: Así también, suena a chiste de mal gusto el desarrollo del texto sobre los presupuestos con perspectiva de género (PPG). Por más medición de la cantidad de programas a los que denominan "PPG", los recursos asignados a dichas partidas se incrementan un 33 % anual, por debajo de la inflación esperada. Pero además, apenas suman $ 227.255, realmente un vuelto.
Si hasta el momento Macri pudo gobernar con minoría parlamentaria, no caben dudas de la colaboración del peronismo para la aprobación de los tres presupuestos de ajustes anteriores, entre 2016 a 2019. En las actuales circunstancias, en medio de la crisis, con un ajuste mucho más agudo que en los años anteriores, en las puertas a una crisis de deuda, y atravesados por año electoral que deja sabor a un "vacío de poder", la gran pregunta va a ser qué va a hacer la oposición englobada en el Frente de Todos.
Pero más aún, la duda es qué hará cuando, al momento de aprobar este Presupuesto dictado desde Washington, con mucha probabilidad va a ser directamente gobierno. ¿Lo votará o lo rechazará, poniendo así sobre la mesa una discusión nacional sobre el destino de los recursos y las prioridades sociales? ¿Buscará realizar reformas cosméticas para encubrir los principales lineamientos de ajuste? Quedará por verse.
Lucía Ortega
Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.