Presentamos la entrevista realizada a Alejandro Schneider el día martes 12/11, con anterioridad a la autoproclamación de la Senadora Jeanine Áñez y su reconocimiento por parte de distintos gobiernos y la OEA.
Viernes 15 de noviembre de 2019 23:11
Es difícil pensar cómo empezar esta entrevista, tuve que reformular varias veces las preguntas en función de los bruscos cambios que tuvieron lugar en la coyuntura. Empecemos por Bolivia, en la tarde del domingo se produjo un golpe de Estado al Gobierno de Evo Morales, auspiciado por toda la derecha y dirigido por la Policía ¿Qué motivaciones existen detrás del golpe y en qué situación queda el país andino?
AS : Lo primero que tenemos que definir es que se trata de un golpe de Estado. Durante todos estos días, tanto desde el Gobierno Nacional de Macri, como desde distintos gobiernos y desde el imperialismo con Trump, desmerecen la categoría de golpe de Estado y claramente es un golpe de Estado por las características que presentó. Obviamente, cada golpe de Estado es distinto a lo largo de la historia de América Latina, este caso tiene bastantes semejanzas con lo que ha sucedido en algunos casos puntuales como, por ejemplo, el golpe en el año 2009 a Mel Zelaya en Honduras. Es un golpe de Estado cívico-militar, no solo policial y de las fuerzas armadas sino que tiene un componente civil muy importante. La particularidad, en ese componente civil, es que cruza a varias clases sociales y a varias corporaciones dentro de la sociedad boliviana. ¿Qué quiero decir con esto? No es un pequeño sector aislado, sino que en los preparativos para tratar de desgastar al propio gobierno, se incorporaron distintos sectores: externos y, como se ve más claramente, internos, con los Comités Cívicos de Potosí y Santa Cruz, las cámaras empresariales, la Iglesia Católica y los medios de comunicación. Entonces, uno puede observar como esta semana se fueron realizando distintas posturas de esos sectores.
Ahora bien, esto nos lleva a pensar los porqué. A grandes rasgos yo observo tres motivos centrales. Uno tiene que ver con un hecho inmediato, hay amplios sectores de la sociedad que rechazaban, desde hace muchos años, la reelección de Evo. Prácticamente durante toda la tercer presidencia (2014-2019) la discusión política y en los medios giró en torno a la posibilidad de reelegirse para un cuarto mandato. Ese ha sido siempre el eje, que empezó a serle hostil al propio Evo al fracasar el referéndum que llama para el 21 de febrero de 2016. En un principio dice que va a aceptar el resultado previo al referéndum, independientemente de cuál sea el resultado, luego lo rechaza cuando se vota por el “no” y, en forma grosera, empieza a cambiar la interpretación primero del Tribunal Constitucional y luego del Tribunal Superior Electoral apelando a lo que podríamos decir que han hecho otros gobiernos como el de Daniel Ortega en Nicaragua: forzar la interpretación de que el Pacto de San José de Costa Rica habilita, por una cuestión de Derechos Humanos, a presentarse todas las veces que un candidato quiera porque es un Derecho Humano al que nadie se le podría oponer. Frente a esto se va generando una idea, en vastos sectores de la sociedad, en la que ante cualquier decisión que tome Evo siempre va a estar tratando de permanecer en el poder. Los hechos con los que se llega al 20 de octubre son que, para un vasto sector de la sociedad que, vuelvo a insistir, cruza a distintos sectores sociales, distintas corporaciones, parecería que más allá del resultado Evo iba a ganar. Efectivamente gana. El problema es que cuando se realiza el escrutinio se interrumpe en un primer momento cuando se realiza el escrutinio provisional. No se sabe porqué pero sacando una fotografía de cuando se para el escrutinio, la ventaja que tiene Evo, si bien es ganador, no le permite la victoria en primera vuelta sino que tiene que recurrir a una segunda vuelta que se iba a dar a mediados de diciembre. Durante veinticuatro horas se mantiene interrumpido el escrutinio y cuando vuelve a funcionar, el margen es superior a los diez puntos y le permite declararse ganador en primera vuelta, como establece la Constitución. Desde el gobierno, argumentaron la llegada de los votos rurales y el voto del exterior, fundamentalmente de los países donde ha tenido una fuerte aceptación como es el caso de Argentina, donde la población boliviana votó para Evo. A raíz de eso, y retomando problemas locales que se habían ido desarrollando, empiezan una serie de manifestaciones y movilizaciones en contra de ese resultado electoral donde los distintos sectores opositores coinciden en que Evo tiene que llamar y aceptar una segunda vuelta. Esa es una primer causa, el desgaste en torno a la posibilidad de la reelección. Lo digo porque vastos sectores se han movilizado por ese problema central. A esto podemos sumarle un segundo motivo y es que si bien el gobierno de Evo es un gobierno capitalista, que ha priorizado la situación de dependencia a nivel internacional que tiene Bolivia en torno a la exportación de commodities, de bienes primarios desde una lógica extractivista de desarrollo del capitalismo andino-amazónico, y lo ha consolidado con sus alianzas con la burguesía de Santa Cruz, la burguesía minera de Potosí y del altiplano de La Paz; en los últimos tiempos, a raíz de que se produce una disminución del ingreso de divisas producto, por ejemplo, de la caída de venta de gas al exterior (tanto Brasil como la Argentina dejan de comprarle tanto gas), a raíz de la variación permanente de los precios de los minerales y a raíz del aumento del endeudamiento externo, hay sectores de la burguesía que empiezan a plantear mayores exigencias al gobierno de Evo para la extracción de los recursos naturales.
A continuación Alejandro dio dos ejemplos de tensiones entre el Gobierno y sectores de la burguesía por un lado y los campesinos y obreros por otro...
Doy dos ejemplos que no es casual que son en los dos lugares donde surge la oposición más organizada. Uno es en Santa Cruz, la burguesía agroganadera logró de Evo una ley a mediados de julio por la cual se permite la tala indiscriminada de
bosques. Eso ha precipitado el incendio de la Chiquitania, que claramente beneficia a dos o tres sectores: a la burguesía agroganadera, a sectores ligados a la pequeña producción en torno a la coca y a los empresarios mineros, porque esa región tiene vastos recursos como el oro y otros minerales preciosos. Es decir,la tala de bosques favorece a los sectores más concentrados del capital de Santa Cruz. Pero a la vez hay una respuesta dentro de los sectores sociales de estas zonas que salen a movilizarse contra esta práctica, salen a movilizarse contra los sectores burgueses pero también contra el gobierno. Un ejemplo claro es la X Marcha Indígena que se produce en estos territorios incendiados pidiendo la abrogación de la Ley de Bosques. Ante esta situación de inestabilidad, hipotetizo, los sectores de la burguesía empiezan a ver que ya Evo no le garantiza la rentabilidad suficiente. Quizás empiezan a pensar en cambiarlo, en un gobierno más duro, que de poco margen y se ponga más firme frente a los reclamos sociales. El gobierno de Evo, en los momentos que se vio presionado, retrocedió. Esto tiene que ver con una especie de sociedad civil bastante densa, donde la situación lleva a que el gobierno haya retrocedido, como en el caso del gasolinazo de 2010, donde el gobierno se vio en la obligación de retroceder. El segundo problema es Potosí. Potosí arrastraba, desde hace largos años, una desconfianza hacia Evo. Si bien ha sido uno de los departamentos que más sólidamente lo apoyó en todas las elecciones, Potosí es uno de los departamentos con mayor presencia minera para la exportación y que recibe pocas regalías, es decir, recibe poco en comparación con lo que da. Esta situación ha llevado a que, en el año 2011 durante la segunda presidencia, tuvo fuertes cuestionamientos hacia el gobierno, generando fuertes bloqueos. El gobierno de Evo se tuvo que comprometer a emprender la industrialización de plantas de potasio, del salar de Uyuni y del litio. Ahora bien, a fines del año pasado, Evo saca un decreto por el cual se crea la sociedad mixta con capitales alemanes (en manos del 49% de la sociedad), para la explotación del salar de Uyuni. Eso generó nuevos movimientos de rechazo, porque Potosí se encuentra perjudicado por la empresa mixta ¡de capitales alemanes, no estamos hablando de cualquier capital! y por otro lado se encuentra perjudicado por el bajo ingreso recibido por las regalías. Desde fines del año pasado, los comités cívicos de Potosí tienen un encono bastante grande con respecto a Evo, por ser relegados. Entonces, no es casual que en los momentos de mayor tensión, donde se produjo un paro masivo en Potosí, el gobierno de Evo retroceda. En ese retroceso, que se da el 1 y 2 de noviembre, el gobierno anula la ley .Eso para un capitalista, ¿qué implica? Que no hay reglas justas, que Evo no puede estar, como en el caso de Santa Cruz, retrocediendo ante la presión. Para los propios capitalistas, el gobierno de Evo estaba dando signos de debilidad, no es el Evo fuerte que tenían en la segunda y parte de la tercera presidencia, es un gobierno que empieza a retroceder. ¿Porqué se produce este retroceso? En parte, porque está empezando a perder legitimidad, porque tiene un fuerte desgaste con los movimientos que, en su momento, lo apoyaron. Además,
tiene escasa credibilidad un gobierno que lo único que le interesa es permanecer en el gobierno, que no tiene otra meta. Entonces, se da esta causa económica que yo creo que impera a la hora de que los grandes capitalistas deciden soltarle la mano a Evo propiamente dicho. ¿Hay tercer factor? Si, posiblemente el fuerte racismo que existe en la sociedad boliviana. Yo creo que hay un fuerte racismo que, en los momentos de legitimidad, credibilidad del gobierno de Evo, hace que en el resto de los sectores burgueses esté tapado, pero en los momentos de crisis vuelven a reflotar. En estos momentos, vastos sectores de la población se movilizan contra lo que representó Evo: un gobierno liderado por un indio, un gobierno donde se habían logrado ciertas mejoras relativas en cuanto a capital simbólico para las poblaciones originarias, desde el hecho que haya una asamblea plurinacional, una constitución plurinacional, el hecho de que esté la Whipala. El gobierno de Evo es el gobierno de un indio junto con varios funcionarios correligionarios indios y, por otro lado, representó a vastos sectores de la población de origen indio que, por primera vez, se encuentran, en cierta forma, en un grado de igualdad de derechos frente a la población no india. Eso también genera odio, ha generado que sectores racistas, homofóbicos, salgan a movilizarse y que su impronta sea “luchemos contra el indio”. Yo creo que tenemos que pensarlo en torno a esos tres motivos.
¿Qué posiciones han adoptado los distintos sectores de la clase obrera y el movimiento indígena y campesino durante la crisis del gobierno de Morales y el posterior golpe?
AS: Primero, el gobierno del MAS, que se autodenominó “el gobierno de los movimientos sociales” dejó de serlo, si es que alguna vez lo fue. Yo tengo mis dudas que alguna vez lo haya sido. En segundo lugar, hubo un desgaste en la centralización de la figura de Evo. Hay un proceso donde las direcciones burocráticas de las organizaciones se alejaron por completo de las bases y que ha llevado a que las últimas duden si vale la pena movilizarse por Evo y por esos dirigentes sociales si los convocaba Evo. En tercer lugar, hay un proceso por el cual el gobierno de Evo desoyó a los movimientos sociales, intervino dividiéndolos. Por ejemplo, en el caso de los indios de los pueblos orientales a raíz del conflicto con el TIPNIS (Territorio indígena y parque nacional Isiboro-Sécure) llevó a que, por ejemplo, la CIDOB (Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia) se divida. O, por ejemplo, sectores asalariados donde Evo ha favorecido a los sectores cooperativistas (empresarios) mineros y ha dejado al costado a los asalariados que son la base de la COB. Lo mismo con el movimiento de los Kharas-Kharas en el norte de Potosí, en el límite con Oruro, que se han sentido marginados por las políticas de Evo, o los sectores cocaleros de las yungas, al igual que la Central Obrera Departamental (COD) de Potosí. Todos estos sectores no se han movilizado por Evo, se han movilizado contra Evo, porque hace años que ven que
Evo no los representa y esto hace al primer tema que marqué, que no han visto un recambio en el MAS, las decisiones giran en torno al binomio presidencial, no ha habido una renovación en el MAS donde las organizaciones sociales encabecen ese proceso. El tema del recambio no es un tema de ahora, estaba planteado a fines de la segunda presidencia cuando se discutía en qué momento iba funcionar la Constitución Política del Estado boliviano, si Evo se iba a poder presentar a un nuevo mandato. Es decir, es un problema que lleva, por lo menos, cinco o seis años y que generó cierta preocupación por parte de las base del MAS, por parte de intelectuales que apoyaban al MAS y luego lo dejaron de apoyar como los intelectuales del grupo COMUNA, por parte de ONGs que se enfrentaron a lo que ellos consideraban como falso en la política “pachamamista” que tenía el gobierno de Evo y salieron a denunciar la política extractivista. Es decir, ha habido un desgaste muy fuerte de lo que fue la base original, que en el año 2008, con el enfrentamiento contra los departamentos de la medialuna (Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija), apoyaron al gobierno de Evo, pero hoy ya no la tiene, y no después del 21 de octubre, no la tiene desde antes. Entonces, Evo no tiene las bases suficientes para recurrir, cada vez más uno de los pilares que le había servido, la COB (que había sido cooptada, le había entregado un edificio, le había puesto a su ex dirigente como senador), se encuentra con que su base no le responde a la dirigencia ni a Huarachi (Secretario Ejecutivo de la COB). Los días previos al 10 de noviembre, la base de la COB advierte que no se va a movilizar, al igual que en Potosí, le dicen “mirá, por más que nos convoques no vamos a movilizar”. Por otra parte, antiguos aliados, por ejemplo los cooperativistas mineros de Potosí claramente le dicen a Evo, “no nos vamos a movilizar y nos atenemos a lo que diga el Comité Cívico de Potosí”. Es decir, se da aquello que René Zavaleta Mercado plantea, se responde más a sus identidades de base que a un Estado que los convoca y me parece que hay que volver a René Zavaleta Mercado porque él, como autor, da toda una serie de lecturas que nos permiten comprender la Bolivia de hoy.
Como dijiste, parte de esa base de sustentación que supo tener Evo hoy es parte de los que se movilizan contra Evo y han sido parte, con distinto protagonismo, del golpe de Estado...
AS: Totalmente, tal vez no con la intención de derrocarlo pero sí se han movilizado con sectores que sí lideraban, intencionalmente, un golpe de Estado.
¿Crees que esas movilizaciones pueden girar en otra dirección, es decir, hacia enfrentar al golpe?
AS: Tenemos que empezar por un problema, hay un problema de dirección. El mismo 10 de noviembre Evo dijo no voy a luchar, me voy, y, de hecho, el asilo en México es
parte de eso. Hoy (martes) twitteó antes de viajar diciendo quiero la paz, quiero la calma. Entonces, no hay una dirección política del MAS que esté decidida a luchar, me parece que es un primer punto central. Hay que ver qué pasa con las direcciones locales, si están dispuestas a luchar por la vuelta del gobierno de Evo. Pero hoy en día hay una situación donde los principales niveles de enfrentamiento de dan donde hay bases históricas que siempre estuvieron alineados a Evo: el Alto y la zona del trópico del Chapare. En los otros lugares, que es donde en determinados momentos pudieron haber apoyado a Evo, claramente hoy no lo están haciendo. El lunes, a última hora, la CSUTCB (Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia) llamó a organizar bloqueos de rutas, hay que ver hasta donde eso se va a hacer, hasta donde sus organizaciones de base le responden. Es evidente que la COB, por más que tenga una carga simbólica importante, tenía como corazón a los mineros asalariados, los que irrumpieron en la historia de Bolivia, tanto en la revolución de 1952 como en las luchas contra el gobierno de Sánchez de Lozada en 2003. Ahora hay que ver si la FSTMB (Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia), como parte de la COB, acompaña. El 10 de noviembre, se alineó a lo que dijo la COB y dijo, “no vamos a luchar”. El escenario está abierto. Por lo menos lo que hoy se observa, es que por parte de la dirección política que históricamente tuvo el MAS están teniendo lugar una seguidilla de renuncias y están empezando a refugiarse en alguna embajada o huir. El MAS mismo no ha modificado, y esto tiene que ver con algo que no es para desarrollar ahora pero sí para pensar los propios límites de los gobiernos denominados “progresistas”, por más que esa calificación yo no la utilizo, la composición de las fuerzas armadas, no ha hecho reformas radicales en ellas, la estructura de las mismas ha respondido a sostener el orden burgués más que a sostener a un determinado gobernante. Esto también nos lleva a hablar del propio gobierno del MAS y hasta donde ha sido realmente un proceso transformador en las organizaciones sociales para que lo puedan suplantar y evidentemente no lo ha sido. Esto ha sido un límite a la hora de enfrentar al golpe con mayor decisión.
¿Y en cuanto a los campesinos? El otro día sorprendió ver a uno de los dirigentes campesinos abrazado con Luis Fernando Camacho...
AS: Es así, pero recordemos, esos son los Ponchos Rojos, de la zona de Achacachi, pero hasta hace una semana atrás estaban a favor de Evo. El sector de los Ponchos Rojos está dividido hace años, hay un sector histórico, que hay que ver que peso tiene, que responde a Felipe Quispe que hace años está dividido y nunca compartió con Evo. De hecho, es notable que siempre ha sido opositor a Evo, desde antes de 2003 y ha formado una organización propia. Lo que sí es cierto es que hubo un sector de los Ponchos Rojos que sí ha acompañado a Evo hasta un par de semanas atrás y que en las últimas semanas defeccionaron. Lo que es interesante pensar es también como la oposición radicalizó sus consignas porque el propio Camacho, del 20 al 30 de octubre, tiene una política de llamar a una segunda vuelta, no que renuncie Evo. A partir del 30, 31 de octubre va girando su posición, hasta que el 2 de noviembre empieza a plantear “Fuera Evo y Linera” y el desconocimiento total de las autoridades. Incluso, se pone más a la derecha que el propio ex presidente Carlos Mesa, ex colaborador y masacrador de octubre de 2003 como vicepresidente de Sánchez de Lozada, más aún, lo ninguna en tanto parte de los políticos, mostrándose como “anti-sistema”. Para mi hay una serie de hechos, hay que estudiar bien esa coyuntura entre el 30 y 31 de octubre y 1 de noviembre que hace que se de ese giro a la derecha. Para mi un hecho central es que ven que Evo está débil. ¿Porqué está débil? Porque en esos días, Evo decide retroceder en torno a la ley que le permitía crear la empresa de capital mixto en Potosí y eso, esos sectores de derecha, lo ven como un triunfo. Ven que Evo retrocede y en esa coyuntura del 30, 31 de octubre y 1 de noviembre, se está decidiendo este giro hacia el derrocamiento de Evo. Esto es interesante para pensar, a eso se suma que el gobierno de Evo da un retroceso en esos días, cuando el 29 y 30 octubre pide a la OEA que audite y que iba a aceptar el resultado de la auditoría, y eso también es un signo de debilidad, porque si venis rechazando a la OEA porque decís que ganaste, ¿porqué ahora aceptas a la OEA? Porque se dan cuenta que a los policías ya no los pueden controlar, empiezan a acuartelarse, si bien el acuartelamiento masivo empieza el día 4-5, el 7 prácticamente todos los Departamentos de Bolivia están acuartelados, hay una situación que se da y es que Evo deja de controlar a las fuerzas de seguridad, hay que ver, y eso no lo sabemos, cómo es la relación con las fuerzas de armadas, que hasta ese momento decían que estaban con Evo. Pero Kaliman (Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas) empieza a advertir que no van a disparar sobre la gente y eso es una señal de debilidad del gobierno. Yo creo que en esos tres días es donde se radicaliza el proceso en favor del golpe.
Incluso Evo plantea que va a llamar a nuevas elecciones, ahí también hubo un retroceso..
AS : Totalmente, hay dos retrocesos muy significativos. El primero es decir que confía en lo que diga la OEA y el segundo abrogar el decreto por el cual trata de satisfacer las demandas del Comité Cívico Potosino en torno a la empresa de capital mixto.
La situación en Bolivia está teniendo lugar en un marco de agudización de los enfrentamientos de clase en Latinoamérica. El caso de Chile es el más significativo pero hace unas semanas fue el levantamiento indígena y obrero en Ecuador contra Lenin Moreno y anteriormente estuvieron las triunfantes jornadas de lucha por la dimisión de Rosselló en Puerto Rico, sobre la cual escribiste para La Izquierda Diario. ¿Qué análisis haces de la situación regional?¿Creés que puede impactar en Bolivia?
AS: Yo creo que sí. Se está viviendo una situación bastante tensa que se ha expresado en que muchos gobiernos de concertación, coalición y paz social han empezado a entrar en crisis, abrumadoramente. Hay un tema para pensar que es un fuerte cuestionamiento a las estructuras y en ese fuerte cuestionamiento, con desigual intervención, participan los trabajadores y los jóvenes. Hay una participación importante de los trabajadores con sus organizaciones pero también, y esto es importante marcar, en los acontecimientos de Bolivia es muy importante la participación de la juventud, como también es importante en Chile...
En la radio boliviana, el día del golpe, los periodistas de derecha festejaban mucho la participación juvenil, en tanto nueva generación...
AS: Totalmente, por eso hay que tener cierto cuidado cuando hablamos de “los jóvenes”. Los jóvenes pueden jugar para el campo de la derecha como también para la izquierda. Yo me inclino a pensar más cómo está la clase trabajadora, que para mi es la clave para destruir el capitalismo y avanzar al socialismo. Si bien son importantes los acontecimientos de Chile, cuando ves que los jóvenes saltan los molinetes y demás, pero me emociono más cuando en determinados sectores de declara paro, cuando se llama a una huelga general. ¿Porque? Porque se va a las herramientas centrales que a la propia clase dominante, que es que el sector de la producción pare y pare como clase y empiece a dotarse de instrumentos de clase. Será porque soy viejo, o soy ortodoxo. Me interesa pensar más eso que en movimientos juveniles. Evidentemente hay trabajadores jóvenes que están saliendo a luchar contra mecanismos propios de la reestructuración capitalista: la flexibilización laboral, la precarización, los contratos por hora, la falta de empleo, la destrucción de las leyes previsionales. Son todos temas que los quiero mirar como clase, pero evidentemente hay sectores nuevos que empiezan a irrumpir a la lucha. En Puerto Rico también fue muy importante la participación de los jóvenes y de algunos sectores de trabajadores como los docentes universitarios, los no docentes, el magisterio, los trabajadores de la UTIER (Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego), el principal sindicato de Puerto Rico, que vienen realizando una fuerte campaña contra los procesos de privatización. Quizás han sobresalido la figura de actores, como Ricky Martin, pero se ha perdido eso, el fuerte componente de clase. También se ha dado una mirada festiva, cuando en realidad hubo importantes enfrentamientos contra la represión y los medios de comunicación, los propios partidos del sistema no han querido mostrar que hubo enfrentamientos muy fuertes, incluso en pleno centro viejo de San Juan, donde hubo choques contra las fuerzas de seguridad y detenciones por parte del FBI de activistas y hubo persecuciones a determinadas organizaciones políticas, es decir, se ha incrementado la persecución a activistas. Asimismo, por la propia experiencia de los choques con los aparatos de seguridad, se incrementaron las tareas de seguridad para cuidarse entre compañeros. Ha habido también un aumento en el grado de conciencia, en el sentido que no se va a una marcha simplemente como si fuese un día de camping sino que hay que ir preparado porque lo más probable es que te enfrentes con gases, palos, con una policía de Puerto Rico decidida a quebrarse, detenerte y ponerte una causa, donde el delito de ser independentista es mucho más grave que ser ladrón. Esto es algo que ha marcado fuertemente el independentismo en Puerto Rico y muestra el carácter colonial del país. Igualmente vuelvo a insistir, hubo fuerte presencia juvenil y sindical de distintos gremios, en una sociedad donde es muy difícil sindicalizarse ya que rige la ley Taft-Harley de relaciones laborales de Estados Unidos que restringe fuertemente el nivel de sindicalización, una ley propia del macartismo. Por otro lado, mucho de los enfrentamientos fueron violentos, no fueron solo paseos pacíficos donde se bailó reggaetón ¡Y se volteó un Gobernador!, algo inédito en cinco siglos de historia colonial. Ahora bien, hoy por hoy ese movimiento está más pausado, pinchado, hay mucho descontento pero el descontento por otro lado.
¿En qué situación ves a los llamados gobiernos llamados progresistas, a propósito de la victoria de Fernández en Argentina y la liberación de Lula?
AS: Para mi no son gobiernos progresistas, no coincido con esa categoría. Obviamente son distintos, Macri de Alberto Fernández, Cristina, Lula... pero tampoco son gobiernos progresistas. Es importante marcar que todos esos gobiernos, tanto el de Macri, como el de Cristina, el de Lula y también el próximo de Fernández, son sostenidos por las organizaciones gremiales que están comprometidas en mantener el orden, en desmovilizar, en pactar entre ellos. Me parece que falta ese punto en el análisis. ¿Porqué acá la gente no sale a protestar con la profunda inflación, miseria y desigualdad? Porque hay responsables que se llaman CGT y peronismo. Es el primer punto para pensar. A eso sumale los planes sociales, el rol de la Iglesia, sumale que todo el campo denominado progresista llamó a esperar al voto en octubre. La inflexión fue la lucha, hace dos años detrás, contra la ley de reforma previsional, que salieron a pegarnos, cuando salimos a protestar, lo recordarás.. Y de ahí en más la postura del kirchnerismo y de todo el campo progresista que se lamenta, que se rasga las vestiduras por Evo y sale a festejar a Lula, es el mismo sector que dicen bueno, nos tenemos que comer el sapo de Massa, nos tenemos que comer a un Gobernador represor como Arcioni, tenemos que aceptar esto en función de que es mejor que lo que pasó. Ahí tenemos un problema grave. Las organizaciones sindicales, tanto en Brasil como en Argentina, tienen una burocracia sindical que tapona y que ha colaborado con los gobiernos y llaman a desmovilizarse. El presidente electo, en ese momento candidato, Fernández llamó a desmovilizarse, a no hacer nada. El hecho mismo que tengamos que esperar al 10 de diciembre es desmovilizador, el hecho mismo que tengamos que aceptar que una diputada como Carrió, totalmente antiobrera, se jacte de decir: entré de vacaciones y cobro hasta el primero de marzo cuando todo ese sector vive criticando a la gente que recibe una ayuda mensual del Estado. Es terrible, ¿porqué tenemos que esperar al 10 de diciembre? Tenemos nombre y apellido para ponerle. No podemos comprender hacia dónde vamos si no tratamos de entender qué tipos de organizaciones sociales tenemos, en este caso de trabajadores formales que son las que más sigo, pero incluso las de trabajadores informales, la CTEP y Grabois entran en la misma categoría que las que mencioné antes, por más que no sean parte de los trabajadores asalariados formales, como tradicionalmente las pensamos. Son sostenedoras, como la Iglesia Católica. Inculcan que hay que aguantar, aguantar la pobreza, resignarse, va a haber un futuro mejor y la realidad es que la población está pasando problemas hoy, hoy tiene hambre y sufre la inflación, no es cuestión de esperar a diciembre.